Nueva normalidad debe conducir a una sociedad más justa

Nueva Normalidad

Por Fannia Cadena
Fotografía: Colaboración Especial de Blanca Gutiérrez


La pandemia del virus COVID-19 afecta principalmente a los grupos sociales que históricamente han sido los más desfavorecidos, señala la profesora investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), Dalia Cortés Rivera, quien plantea que la crisis ocasionada por el coronavirus puede ser el punto de partida hacia un cambio estructural que permita construir sociedades más justas.

Aquellos que tienen los medios para alcanzar sus objetivos son los mismos, pero los que históricamente han sido despojados y sus derechos han sido deteriorados, no tienen las mismas condiciones para mejorar su situación de vida, afirma la profesora adscrita al Área de Sociología y Demografía del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSHu).



Visibilizó pandemia gran desigualdad social



“Muchos de los que están saliendo a las calles, no lo hacen sólo porque no crean que existe el virus, sino porque tienen que llevar pan a su mesa”. Por ello, explica que la nueva normalidad implica un cambio estructural, de modelo civilizatorio, no solamente cosmético, pues la tendencia actual es la estandarización que, en el contexto de México y América Latina, dada la profunda desigualdad social, afecta a las clases sociales más bajas.

“La nueva normalidad nos tiene que llevar a repensar si este modelo en el que estamos viviendo va a permanecer o es urgente un cambio de modelo civilizatorio donde las personas seamos personas, donde nuestros derechos estén garantizados: el derecho a la salud, a la educación, al trabajo”, reflexiona la investigadora.



La pandemia dejó ver las grandes desigualdades que tenemos

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El sistema educativo encontró en los medios digitales una alternativa que se planteó desde que inició el aislamiento social; sin embargo, esto supone un reto si se considera la gran desigualdad en el acceso a internet y a las herramientas digitales, que se puede constatar en la comunidad universitaria.

“El hecho que los jóvenes accedan a la educación, no significa que todos tengan las mismas condiciones para acceder a ella”, enfatiza Dalia Cortés quien agregó que no todos los estudiantes tienen los mismos medios económicos, tecnológicos y sociales, hay quienes, en cambio, se encuentran en condiciones precarias muy fuertes.

Desde su experiencia como profesora, sostiene que hay casos en que más del 50 por ciento de un grupo no cuenta con internet en su casa, tienen que salir a un café internet, que muchas veces les queda muy lejos. A ello se suma que muchos estudiantes universitarios tuvieron que salir a trabajar en lugar de quedarse en sus casas como indicaron las autoridades sanitarias, debido a que sus padres perdieron su empleo en el contexto del despido masivo que ocasionó la pandemia.

“Estos alumnos no entregan en tiempo y forma los trabajos, sin embargo, los entregan. Esto nos tiene que hacer sujetos más solidarios y flexibles en el sentido de reconocer las particularidades en las que los estudiantes y los docentes se encuentran en condiciones distintas y desfavorables”.



Alfabetización digital de los docentes, una necesidad apremiante

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En ese escenario, reconoció que los docentes no estaban preparados para la vida académica virtual, pese al esfuerzo de las autoridades educativas que desde hace años emprendieron los programas de profesionalización docente. “Existe una brecha generacional en cuanto a la alfabetización digital. Hay profesores que se les dificulta mucho dar clases virtuales porque no están familiarizados, hay cierta resistencia al uso de nuevas tecnologías y herramientas digitales”.

Por ello la académica menciona que para el próximo semestre es necesario evaluar la efectividad de las herramientas digitales y metodologías que emplean los profesores para dar clases, así como reforzar la alfabetización digital para poder acercarse lo más posible a la calidad educativa en este contexto de aislamiento e incertidumbre.

El momento por el que atravesamos, además, implica fortalecer los vínculos sociales en el espacio universitario, comenta. “Pareciera que el espacio universitario se difumina, pero como sabemos, este no solo implica las instalaciones, sino las relaciones entre los universitarios, los docentes, alumnos, administrativos, los compañeros y compañeras de mantenimiento”.



“En términos sociales la nueva normalidad tiene implicaciones mucho más profundas”

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Dalia Cortés Rivera, investigadora de ICSHu. Foto: cortesía.



Los tiempos de crisis e incertidumbre que se viven actualmente por la pandemia, refuerzan la idea del sociólogo Ulrich Beck, sobre la incertidumbre que viven las sociedades modernas y contemporáneas. El aislamiento rompió con la dinámica de la vida cotidiana y no se sabe qué va a suceder.



La nueva normalidad solicita un cambio estructural: investigadora



El gobierno mexicano ha planteado una nueva normalidad que no será homogénea, pues las actividades presenciales no se reanudarán de igual forma en todo el país, que se rige por un semáforo cuya luz roja indica que solo se pueden hacer actividades esenciales; el color naranja donde se empiezan a abrir algunos espacios públicos pero se siguen tomando medidas máximas de seguridad sanitaria; el color amarillo, donde se pueden desarrollar actividades no esenciales; y el color verde, que ya permite el regreso a clases.

La nueva normalidad, plantea la doctora, implica un cambio en las relaciones interpersonales, que involucra un distanciamiento físico, pero no en el vínculo social. Parte de la nueva cotidianeidad será la mayor cercanía a las herramientas virtuales que sirven para conectar a las personas –como ya se ha venido haciendo- pero que quizá ahora, signifique un acercamiento mayor, es decir, construir el camino hacia una “vida digital”, sin olvidar el vínculo social que nos hace personas.

El miedo será parte de la nueva normalidad al regresar y transitar por los espacios públicos como las plazas y los parques, considera la investigadora. Lo anterior lleva a preguntarse dónde van a jugar las nuevas generaciones de niñas, niños y adolescentes, lo que representa un reto para la sociedad.



La pandemia visibilizó la vulnerabilidad de la humanidad

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El medio ambiente es otra de las aristas de la pandemia. Para la investigadora Dalia Cortés, si la población continúa viviendo de la misma manera, se pondrá más en riesgo la vida de la humanidad. “El aislamiento ha significado que haya menos autos circulando, esto ha significado que haya menos contaminación, que los hoyos en la capa de ozono se hagan más pequeños, que se escuchen sonidos que antes eran opacados por el ruido imperante de la vorágine de la ciudad”. La vulnerabilidad de la humanidad debe llevar a pensar en nuevas formas de producción más limpias y sustentables, a un cambio urgente en los estilos de vida, propone. “La pandemia es una expresión de la crisis del sistema capitalista, eso nos somete a una reflexión profunda del mundo en el que queremos vivir”, concluye.