11 de septiembre de 2001, no solo fue un ataque terrorista, también fue un acontecimiento mediático


Redacción
2025-09-11 09:00

La caída de las Torres Gemelas en la ciudad de Nueva York no solo fue un atentado terrorista sin precedentes en la historia de Estados Unidos, sino que también significó un evento global mediatizado en tiempo real

El 11 de septiembre nos recuerda que los medios no solo registran la historia, sino que la deconstruyen

La caída de las Torres Gemelas en la ciudad de Nueva York no solo fue un atentado terrorista sin precedentes en la historia de Estados Unidos, sino que también significó un evento global mediatizado en tiempo real. Hace 24 años, millones de personas alrededor del mundo vieron en directo el aterrador impacto de los aviones y el colapso de los edificios, en ese momento, una y otra vez la misma escena se repitió cientos de veces en las pantallas de todo el planeta. La televisión, como único medio de comunicación se convirtió en la principal fuente de información la cual construyó el relato dominante sobre “el terrorismo global” y el discurso sobre la constante amenaza a Occidente y la necesidad de una respuesta bélica, lo cual colocó al borde del terror a mundo entero. El 11-S consolidó la idea de que los medios de comunicación no solo informan, sino que a lo largo de la historia han estructurado la memoria colectiva y los imaginarios sociales al seleccionar imágenes icónicas y repetirlas hasta convertirlas en atributos simbólicos. 

En aquel contexto, el manejo de la información desde los centros de noticias fue decisiva y los grandes conglomerados con tendencias sobre el histórico acontecimiento marcaron la agenda y fijaron el marco de interpretación y Estados Unidos como víctima ante el terrorismo como el enemigo absoluto, en ese momento, se redujo la complejidad geopolítica a una narrativa del bien contra el mal, como si estuviéramos frente a una producción cinematográfica.

Para ese momento la ausencia de redes sociodigitales significó que la ciudadanía no tenía acceso a canales de verificación alternativos y no podía disputar fácilmente el discurso oficial, pues la circulación de información era vertical y desde el manejo de información junto al poder político y mediático hacia las audiencias propició consensos inmediatos que legitimaron posicionamientos concretos frente a la guerra contra el terror. 

A 24 años, hacemos la pregunta, sobre si un acontecimiento de la magnitud del 11-S ocurriera hoy, el escenario sería radicalmente distinto, ya que la velocidad de circulación de la información sería aún mayor gracias a Twitter/X, TikTok, Facebook/Meta e Instagram y seguramente la información ya no estaría concentrada en los grandes medios, sino que circularía de manera descentralizada, con múltiples actores generando y difundiendo datos, imágenes y un sinfín de narrativas. Tendríamos una saturación infodémica de imágenes y con ello, dos posibilidades contrapuestas: por un lado, la democratización informativa, con la emergencia de voces ciudadanas, testigos directos y periodistas independientes y por otro, la propagación de desinformación, una latente infodemia y los rumores de teorías conspirativas que podrían multiplicarse para ratificar un descontrol informativo.

El 11 de septiembre nos recuerda que los medios no solo registran la historia, sino que la deconstruyen. En 2001, el control de la información instauró narrativas oficiales prácticamente incuestionables. Hoy, con las redes sociodigitales, esa hegemonía se ve erosionada, ahí donde las fronteras de lo público con lo privado se han borrado, ahí donde la circulación de datos es más amplia y descentralizada, quizá más caótica y vulnerable a la manipulación. Pensar hoy el 11-S desde el contexto cibercultural nos invita a preguntarnos no solo cómo recordamos ese terrible hecho de la historia estadounidense, sino cómo gestionamos hoy la verdad en un ecosistema mediático saturado de imágenes, datos y narrativas.

 

Autora: Sandra Flores Guevara
Profesora investigadora del área académica de comunicación UAEH



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