El reto mexicano en el contexto actual de la globalización

Abstract

This paper intends to first identify the implications and consequences of globalization to discover what are the points that a government should be strengthened to be a great competitor and not a phenomenon relegated, and likewise to identify the axes governments must give primary attention to make the country self-sufficient and a potential exporter not an importer constantly returning deficit as an example the government of Mexico

 

KEYWORDS: Globalization, Government, México.

Resumen

El presente ensayo tiene la intención de identificar en primer lugar las implicaciones y consecuencias de la globalización para descubrir cuáles son los puntos que un gobierno debe reforzar para ser un gran competidor y no un relegado de este fenómeno; de igual forma identificar los ejes a los que los gobiernos deben dar su principal atención para hacer del país un exportador potencial autosuficiente y no un importador en constante déficit retomando como ejemplo el gobierno de México.

 

PALABRAS CLAVE: Globalización, Gobierno, México.

Introducción

La globalización es un fenómeno que si bien tiene orígenes desde los primeros intercambios comerciales que tenían por propósito  la acumulación de capital, cobro fuerza apenas hace un par de décadas. Sin embargo, se habla de globalización como un fenómeno perverso, que surge por el interés de unos cuantos capitales internacionales en maximizar sus ganancias, aun a costa de la explotación de los menos favorecidos; y es que como lo mencionaría Hirst “La Globalización casi siempre refleja una explicación racional políticamente convincente para la puesta en marcha de estratégicas económicas ortodoxas neoliberales que no son populares”

El primer argumento que surge en cuestión, es ¿porque si el mundo, la región y el país están inmersos en un proceso de globalización que años atrás les prometió el desarrollo y una mejor calidad de vida, porque, por el contrario, solo se ha favorecido el proceso de polarización social y económica al interior y exterior de los países?

Y es que, salvo un diminuto conjunto de países, la mayoría de estados nación, que se han sumergido en este proceso, ya sea por convicción o imposición, han sufrido en sus mercados internos grandes embestidas, de enormes corporaciones con las que muy pocos pueden competir. Pero ¿hasta donde incide la globalización?, y ¿en que punto hay que diferenciarla del capitalismo? ¿Se trata acaso de una relación semiótica destinada a destruir mercados nacionales? o ¿es que acaso la eficiencia gubernamental tiene un grado de influencia sobre maximizar o no los beneficios de este proceso?

El propósito inicial de este ensayo es comprender, en primer lugar las implicaciones y consecuencias de la globalización así como su aplicación al gobierno para identificar cuáles son los ejes a los que los gobiernos en este caso México debe dar su principal atención para hacer de este país un exportador potencial autosuficiente y no un importador en constante déficit.

Desarrollo

En los últimos años el crecimiento y desarrollo económico en el mundo, ha quedado reservado para las naciones primermundistas, la situación en México no difiere de la del resto de América Latina, se trata de una fracción del globo terráqueo que año con año se sume en el retraso, pobreza e inseguridad.

Y la expectación no suena alentadora, como lo presenta Oppenheimer, el panorama mas previsible para la zona, de acuerdo a diversos “futurólogos” es el de una región “jaqueada por la ineficiencia de sus gobiernos, amenazada por la criminalidad y sujeta al “creciente peligro de que surjan nuevos lideres carismáticos  populistas, históricamente comunes en la región” (OPPENHEIMER; 2006;  9).

En el caso concreto de México, se acaban de cumplir cuatro décadas desde que se dejo atrás aquel “desarrollo estabilizador” que hizo posible el milagro mexicano, y con él, quedaron en el olvido miles de promesas de una nación prospera y equitativa. Cuarenta años han pasado y el único logro del país es soportar nuevas crisis y aceptar sin mas, cambios en el orden normativo vía imposición, de poderes facticos, transnacionales e incluso formales.

El año de 1982 es clave en la historia de la economía mexicana, si bien no es ahí donde se origina la mala gestión gubernamental, este año implico el inicio de un cambio estructural que sumergió al país en el proceso de privatización indiscriminada, en donde los primeros tecnócratas, ponen los cimientos, aun a pesar de las consecuencias sociales, de un modelo neoliberal que desmantelaría el sector paraestatal, y posteriormente se abriría a mercados internacionales por medio de tratados de libre comercio que dejarían a los productores y empresarios mexicanos, en desventaja frente a grandes transnacionales. Todo esto, aunado al saqueo y desmantelamiento de las empresas rentables, han provocado un círculo interminable en el que las cifras macroeconómicas reflejan realidades muy diferentes a las que viven millones de mexicanos.

Pero, ¿Es acaso el proceso de globalización, acompañado del modelo neoliberal impuesto por potencias mundiales de órdenes económicos el culpable?, o ¿la causalidad de esta segmentación reside en patrones culturales, gubernamentales o incluso de riqueza natural?

A priori, una primera hipótesis podría ser ambas. Las dos cuestiones, en complicidad con una sociedad civil con niveles de participación bajos, han permitido la formación de redes complejas que mantienen a los estados en círculos infinitos de miseria y retraso. Y es que  como diría Francisco Zapata “A medida que la liberación comercial se profundiza y se realiza sin fortalecer paralelamente  el aparato productivo orientado hacia el mercado interno, la vulnerabilidad macroeconómica tiende a incrementarse, lo cual reduce el margen de acción de las autoridades políticas” (ZAPATA; 2005; 14) dicho análisis se complementaria con lo que en su momento mencionaría García Canclini, al respecto de que, en la actualidad las elites gobernantes, han llevado un proceso de reformas y de toma de decisiones, que han provocado fuertes erosiones en el tejido social, debilitando y separando cada vez mas a las clases pobres, provocando problemas de legitimidad, que llevan a cuestionar tanto al régimen de gobierno, como al sistema económico (CANCLINI; ).

El pensamiento actual acerca de la globalización, se divide principalmente en torno a la región o país donde se vive. Para los habitantes de las regiones ricas, globalización es la oportunidad de generar nuevos nichos de mercado, que a corto y medianos plazo principalmente, significa una mejora en la calidad de vida y en los ingresos. Sin embargo la situación es contraria en los países en vías de desarrollo o tercermundistas, ya sea por motivos de mala gestión gubernamental o por imposiciones de orden internacional; la globalización, amalgamada de manera irracional con el neoliberalismo, se traduce en sobre explotación, y la reducción del individuo a simples cifras.

Por ello es importante conocer el proceso de la globalización, saber reconocer cuales son los atributos y elementos que la conforman, saber como diversos países la han enfrentado, y cual es la manera mas eficaz y eficiente en que Latinoamérica y mas en especifico México puede hacerlo. En el que los derechos humanos que pugnan por una vida digna, sigan formando parte de la realidad. Para ello se entenderá a la globalización como un proceso irreversible, pero no por ello negativo, que nos brinda una infinidad de oportunidades por aprovechar.

En este sentido, es primordial mencionar a Aldo Ferrer, ya que es de los primeros que nos lleva a comprender el fenómeno de la globalización como un aspecto con orígenes evolutivos de la misma sociedad, y no como una consecuencia necesaria de modelos capitalistas y/o neoliberales. (FERRER; 2006)Pero, sino es consecuencia directa, entonces podemos formular preguntas mas concretas y directas. ¿Cuáles son las opciones que tiene un gobierno para sumergirse en la globalización y no fallar en el intento? ¿Cuál es la mejor opción para aplicar en el caso de México? ¿Cuáles son las zonas estratégicas en las que se debe tener intervención y cuales se deben dejar en manos del mercado?

Para poder afrontar y ver en la globalización una posibilidad, en primer lugar debemos saber ¿Qué es la globalización? Muchos teóricos han abundado en este tema, y como un científico social seria contraproducente el dar una definición o concepto concreto, que le reste a la globalización esa característica dinámica y flexible; sin embargo si podemos aprovechar los principales elementos que estos investigadores le han otorgado.

Podemos determinar a la globalización como un fenómeno con implicaciones palpables relativamente nuevas, pero con antecedentes que se han gestado a partir de los primeros intercambios comerciales que superaban la barrera de la subsistencia y generaban un proceso de acumulación. Su principal cualidad radica en la posibilidad que tiene un individuo y/u organización para establecer un nicho comercial con las diferentes regiones del mundo, desde la perspectiva comercial o productiva.

Esto se ha logrado en gran medida por dos razones, la posibilidad que nos ha dado la tecnología de convertirnos en una aldea global, y por la oportunidad que abrieron los gobiernos, a través de implementaciones de medidas arancelarias flexibles e incluso nulas, en las que se aprovechan las cualidades productivas y de consumo de las diferentes regiones, en la búsqueda de satisfacer necesidades y/o de incrementar el lucro.

De este fenómeno se desprenden las divergencias gubernamentales relativas al camino que se deberá emprender. Diferentes enfoques teóricos han surgido, desde los radicales (Hiperglobalizadores, escépticos) hasta algunos mas moderados (neo-liberalismo, social-demócratas), todos con el propósito de responder esa incógnita y crear un estándar maximizando los beneficios de acuerdo a sus intereses, sean estos económicos o sociales; en el caso de los radicales generando casi un sistema de suma cero.

Queda claro que el aislamiento no es opción, ya que esto además de generar pobreza económica por el bloqueo a las inversiones extranjeras, representaría el privarse de adelantos científicos y tecnológicos que tienen como propósito mejorar la calidad de vida.

Pero entonces, ¿cual es ese punto de equilibrio que debe buscar un país? ¿Cuál es la línea que representa el desarrollo de un estado? 

El mismo Oppenheimer, un pro globalización lo menciona. No se trata de sumergirse en la globalización mediante tratados de libre comercio a ultranza, se debe buscar en primer lugar modos en los que la producción sea lo suficientemente competitiva para sufrir los embates que un mercado transnacional puede ocasionar (OPPENHEIMER; 2006).

Uno de los autores necesarios de citar, al entrar en materia de discusión, sin lugar a dudad es Anthony Giddens, quien en su libro “La tercera vía” plantea una     social – democracia, como una de las pocas opciones que tienen los gobiernos para reparar ese resquebrajamiento social originado a partir de las polarizaciones que los modelos capitalistas y neoliberales han provocado.

En este sentido Giddens, deja de lado la meritocrácia (aspecto en el que se basan el capitalismo y el neoliberalismo) y pone como eje rector de su planteamiento la igualdad, pero no en un sentido estricto de oportunidades –ya que solo trae consecuencias más negativas tanto por la exclusión como por el descontento- sino desde una perspectiva de inclusión, donde ni los mas ricos ni los mas pobres se abstraigan de el resto de la sociedad, donde se fomente un sentimiento de pertenencia que permita a los de arriba jalar a los de abajo, estableciendo un lazo de compromiso.

En lo concerniente a la inclusión, el autor propone actuar con base a cinco ejes rectores que la hagan posible; apoyo a iniciativas empresariales, educación constante, asociaciones para proyectos públicos, acrecentar la movilidad, y políticas de trabajo compatibles con la familia. Es decir toma una apuesta al desarrollo del individuo no solo de manera económica, sino también aplicado a su entorno psicológico y familiar, tomando como vía el saneamiento de las relaciones entre los distintos sectores de la sociedad.

Como propuesta, este sistema deja de lado los terribles vicios o riesgos que fomentaba “el estado de bienestar” y crea el concepto de “estado social de bienestar” en el que se bloquea la posibilidad de convertir los apoyos en obligaciones, y las protecciones en justificaciones.

En el panorama internacional, a pesar de las diferencias ideológicas, Giddens y Canclini, al igual que Oppenheimer (aunque con diferentes denominaciones) ven en la regionalización supranacional, el medio por el cual los países en vías de desarrollo, pueden hacer frente a los fuertes bloques económicos consolidados. Ya que esto les brindaría el respaldo necesario, para generar convenios en igualdad de condiciones y no desde un sitio inferior, en el que mas que acuerdos solo se remiten a aceptar imposiciones que degradan mas las condiciones de vida de los individuos; además de la ventaja comercial que se daría al interior de esas regiones comerciales. Sin embargo el primero y el tercero agudizan en esa construcción del bloque, ya que consideran que crear una simple institución con fines económicos (MERCOSUR, TLCAN) no es la respuesta. Estos autores proponen la construcción de entidades soberanas, con facultades económicas, pero también políticas. Tal es el ejemplo de la Unión Europea, un bloque en el que las decisiones de ambos rubros, tienen coherencia; y que  por lo tanto, además de generar “camisas de fuerza” al interior de las naciones, brinde una certeza integral a los inversionistas, generando así enormes beneficios para las sociedades.

Como se puede comprender, la globalización llego para quedarse, permanecer dormidos, mas allá del error que esto implica, significa condenarnos al retroceso.

El caso de México es muy particular, la propuesta expresada por los intelectuales en los párrafos anteriores, tiene muchas ventajas, sin embargo en lo particular considero que solo necesita uno de los beneficios que la soberanía supranacional le daría, una camisa de fuerza. El país, sin menospreciar al resto de Latinoamérica, cuenta con la diversidad de recursos y mano de obra que se requiere para salir adelante.

El circulo de miseria que cada día crece mas en el país tiende mas a  razones de ineficiencia gubernamental, que a limitaciones propiamente dicho, de la nación.

El sector que mejor representa esta hipótesis, es el petrolero, en donde a pesar de la corrupción, delincuencia y derroche que ocurre en el rubro, el petróleo sigue siendo el sostén de la economía mexicana. Décadas han pasado y los gastos de  reinversión y expansión son los únicos que no cubre PEMEX, la única respuesta que nos brindan los oligarcas del país ante esta ineficiencia, es la privatización.

Ya lo dijo García Canclini, los países pueden sobrevivir a la globalización, en cuanto a lo que la atracción de capital se refiere, por medio de dos vías; la progresista, y el abaratamiento tanto de los productos, como de la mano de obra. Un claro ejemplo de la segunda es el caso chino, quienes poco a poco han decidido circular hacia la primera propuesta.

Pero en el caso mexicano donde los derechos humanos ya son una realidad el abaratamiento implicaría un retroceso en las conquistas histórico-sociales que los ciudadanos mexicanos lograron desde la constitución de 1917.

Y es así como la misma historia nos permite apreciar un segundo ejemplo palpable de la ineficiencia[1] gubernamental, “La reforma laboral”, una propuesta de modificación del orden normativo que degrada el trabajo del obrero mexicano, y que prefiere debilitar sindicatos, antes que hacerlos democráticos y transparentes.

Y como cadena a la ineficiencia gubernamental, hace su aparición la conciencia ciudadana. Es importante recordar que los gobiernos no son, sino en la mayoría de los casos, un reflejo de la sociedad. Sin duda nosotros, nuestra conciencia, cultura y actuar, serán los que den el primer paso para definir si nos incorporamos a la ruta del progreso o permitimos que unos cuantos nos terminen de quitar la poca conciencia y esperanza que vive.

Muy a pesar de los discursos neoliberales, que nos ofertan el libre comercio y la “flexibilización” laboral como el camino al primer mundo, estas propuestas, solo significan una condena al pasado, un pasado de sobre explotación que se creía superado.

El principal problema de México es que ha decidido adoptar  y aceptar modelos extranjeros (principalmente americanos) que enarbolan al noble y degradan al indigente, donde la exclusión, junto con los problemas sociales,  son cada vez más palpables.

Los modelos a los que se les debe apostar, son a los que tienen la inclusión como eje motriz, tal es el caso del modelo japonés, un esquema progresista en donde el desarrollo gira en torno a la integridad del individuo,  y en el cual se retoman valores cívicos de convivencia social y familiar.

Conclusión

Desafortunadamente desde hace ya varias décadas, la realidad económica del país no suena alentadora, la economía mexicana ha entrado, ya sea por razones tecnócratas (de origen gubernamental) o de imperatividad internacional a un circulo vicioso en el que no solo las finanzas públicas son ineficientes, sino que los poderes facticos y formales, han impulsado una serie de reformas estructurales que han traspasado esa deficiente operatividad a los sectores productivos, profundizando cada vez más los problemas en materia, y dejando a los campesinos, obreros, en conjunto con los pequeños y medianos empresarios nacionales, a merced de nuevas embestidas internacionales que vulneran la competitividad de los productos mexicanos al interior y al exterior del país; provocando entre otras consecuencias, el abaratamiento de la mano de obra, el cierre de empresas mexicanas y una fuerte dependencia a las economías extranjeras, transgrediendo así, derechos humanos imprescindibles, que fueron plasmados desde la constitución de 1917, como los que velan por un trabajo y vivienda digna.

Pero el mundo se encuentra en constante transformación y aquel modelo que ha mezclado los peores vicios del estado de bienestar y del modelo neoliberal, no puede continuar operante. Cada vez mas nos acercamos al abismo, mientras países del primer mundo crean y exportan nuevas tecnologías y patentes; en México a pesar del fuerte gasto destinado a la educación e investigación, aunado a la riqueza natural con que se cuenta, seguimos sumidos en una miseria lacerante, en la que nuestros principales productos de exportación son materias primas y mano de obra barata.

Aquellos tiempos en los que estaba permitido errar, han quedado atrás, es obligación de nuestros gobiernos, pero compromiso de todos nosotros velar por una verdadera representación de mayorías que tome en cuenta a las minorías, y no viceversa. No se trata de cerrar nuestros mercados, ni mucho menos de maldecir a los grandes capitales con discursos anti imperialistas.

PEMEX ya no resistirá por mucho tiempo como pilar de la economía mexicana, y aun cuando ha resistido históricos saqueos, las necesidades de un mundo globalizado la están alcanzando, y tristemente nos damos cuenta que no esta preparada para afrontarlo.

La ineficiencia gubernamental nunca ha sido cosa nueva, siempre ha rodeado al estado, pero nos encontramos ante un proceso en el que solo sobrevivirán las naciones que sepan aprovechar el proceso globalizador, México aun tiene tiempo, sobran las teorías acerca de cómo debe comportarse un país para aprovechar las oportunidades que la globalización nos brinda, pero ¿cuál es la que el país, de la mano con todos sus patrones característicos necesita?

Debemos aprovechar la inversión extranjera, que es lo que a corto plazo produce empleos y genera bienestar, pero también es nuestro deber saber aprovechar todas las oportunidades que tenemos, para la elaboración de  un proyecto de nación a largo plazo. Es decir debemos procurar no solo ser países insignia para la mano de obra, esto es importante, pero es aún más importante que demos ese salto de producción manufacturera a la producción intelectual.

La globalización nos alcanzó, e inoportunamente, los gobiernos decidieron abrir las puertas que no debían, en el momento menos indicado, por ineficiencia o perversidad se nos heredo un país ya de por si mutilado en diversas ocasiones. Sin embargo el peor de los delitos lo estamos cometiendo nosotros con nuestra pasividad.

Con la propuesta de reforma laboral, los poderes reales y facticos demostraron que no “se tocarán el corazón” al momento de introducir cambios que maximicen su ganancias, queda en nosotros permitir que el malbaratamiento de la fuerza de trabajo sea nuestra vía de desarrollo, yo por mi parte, elijo la vía progresista.

Aquella vía interesada en la creación de puentes afectivos, económicos y laborales entre el pasado, presente y futuro, que busca la inclusión y desarrollo integral; en la que el individuo y su entorno se anteponen al dinero. Esa vía que le regresa al hombre, su condición de humano.

Bibliografía

MORALES, A. Fernando [S.F]. “Globalización: Conceptos, características y contradicciones”

NAHUEL, Oddone, Carlos [2004].  “El fin de la guerra fría y el carácter de la globalización”

FERRER, Aldo [2006]. “La globalización en la historia”, en de Cristóbal Colón a internet, A.L. y la globalización, FCE, México

GIDDENS, Anthony [2008]. “La tercera vía”, ed.Taurus, México

GARCÍA, Canclini, Néstor [2001]. “La globalización imaginada” ed. Paidós, México.

OPPENHEIMER, Andrés [2006]. “Cuentos Chinos” ed. Plaza Janes, México.

CADENA, Cecilia [2005]. “Administración pública y procesos políticos en México”, ed. Porrúa, México.

ZAPATA, Francisco [2005] “Tiempos neoliberales en México”, ed. COLMEX, México.

 

[1] Que bien podría ser denominada eficiencia a conveniencia de unos cuantos.

 

[a] Profesora de la Escuela Preparatoria No. 4