La actividad minera en Pachuca y sus efectos en la salud en el siglo XVIII

Resumen

Para entender la historia de Pachuca y de Real del Monte es necesario ahondar en su pasado minero, una actividad que si bien derramó riqueza durante mucho tiempo también cobró un precio muy alto: la sobreexplotación de la comunidad minera, quienes sufrían no solo de largas y agobiantes jornadas de trabajo, sino de la exposición a ambientes tóxicos y precarias o nulas medidas de seguridad que originaban frecuentes accidentes y enfermedades propias de los mismos procesos extractivos y metalúrgicos, que no solo pesaban sobre los mineros sino incluso trascendían a la población local.

Ahora bien a pesar de que el enfoque del presente proyecto, se contextualiza a la región minera de Pachuca y Real del Monte, es importante rescatar que si esta historia local, denuncia al tiempo condiciones similares de otras regiones mineras en la Nueva España, (Guanajuato, Zacatecas, Taxco, California etc).


Palabras clave: Pachuca, actividad minera, salud, ambientes tóxicos

Abstract

To understand the history of Pachuca and Real del Monte is necessary to delve into its past mining, an activity that while he poured out wealth for a long time also claimed a very high price: the overexploitation of the mining community, who not only suffered from long and overwhelming days of work, but from exposure to toxic environments and poor or no security measures which gave rise to frequent accidents and diseases of the same extraction and metallurgical processes that not just weighing on the miners but even transcended to the local population.

Now in spite of the approach of the present project, it contextualizes the mining of Pachuca region and Real del Monte, is important rescue if this story premises, to denounce similar conditions from other mining regions in the new Spain (Guanajuato, Zacatecas, Taxco, California etc).


Keywords: Pachuca city, mining activity, health, toxic environments

Introducción

La Minería fue la actividad económica más redituable y protegida durante la Colonia, quizá por ello la Corona Española no tuvo interés en poner de relieve la dramática situación sanitaria que generaba el trabajo en las actividades mineras y son pocos los documentos oficiales sobre muertes, accidentes o enfermedades relacionados con los procesos extractivos, agravado por que en esta época los sistemas de registro de la información carecían de sistematización; lo que ha generado vacíos significativos para su recuperación. Las minas resultaban particularmente riesgosas en el pasado dadas las nulas medidas de prevención y seguridad tanto en el trabajo a profundidad como en superficie, lo que arrojaba diariamente un saldo alto en cuanto a heridos y accidentados, pero el mayor impacto en lo que a salud se refiere se manifestó en forma indirecta; a través de enfermedades que consumían lentamente a la población hasta llevarla a una muerte “silenciosa”; no clasificada como producto del trabajo minero, sino de otros tipos de causales. Enfermedades pulmonares, estomacales, neuronales, cutáneas, reumáticas y musculares afectaban y consumían vidas no solo de los mineros sino también de sus familias, por que hay que recordar estas realizaban diferentes e igualmente riesgosas actividades en el exterior de la mina, además de las precarias condiciones de vida con severos problemas como el hacinamiento, las crisis agrícolas, la escasez y mala alimentación que provocaban un debilitamiento generalizado del sistema inmunológico generaba un campo propicio para todo tipo de enfermedades contagiosas.

Sin embargo otro grave problema era la escasez de instituciones que en forma eficiente pudieran prestar ayuda a enfermos y heridos, las pocas que existían tenían severos problemas, el primero era que estaban a cargo de ordenes religiosas que con buenas intenciones pero con el lastre de ejercer una medicina tradicional y contar con poco personal daban asistencia a un limitado número de personas en hospitales que en muchos casos eran sitios para esperar la muerte e incluso fuentes de propagación de enfermedades debido a la poca o nula prevención o medidas antisépticas .

Este ensayo pretende dar voz a hombres, mujeres y niños que fueron víctimas de condiciones de trabajo y de vida miserables, tomando el siglo XVIII como el mejor marco debido a dos hechos que impactaron definitivamente la historia regional de Pachuca, el primero es la llegada en 1750 de Pedro Romero de Terreros, Conde de Regla que comenzó la extracción y explotación masiva de las vetas argentíferas de Pachuca y Real del Monte lo que provocó el surgimiento espontáneo y no planeado de un nuevo centro de población con lógicas carencias sanitarias, y la otra es la construcción del Hospital de San Juan de Dios, por parte de la orden de los juaninos, obligada por el desarrollo minero de la región.

Sociedad minera

Es imposible disociar la minería de la historia de Pachuca, al paso del viajero saltan indicios de este pasado ya sea en sus edificios, sus calles, su comida, sus tradiciones e incluso las características étnicas de su población. En torno a la mina empieza a establecerse el centro de población que demanda bienes y servicios. Su nacimiento es descrito por el historiador Gutiérrez López como “ agro minería” es decir la organización económica basada en la posesión de tierras y minas, cuyo origen responde a la necesidad creciente de bienes demandados por la explotación minera y esta es producto social de las condiciones económicas y políticas de la Nueva España. (Gutiérrez López, 2000, 42,43 ).

Durante el siglo XVIII se incrementó la población y aumentó la expansión económica lo cual fue especialmente visible en el sector minero, el cual estaba articulado en una complicada estructura jerárquica organizada conforme a un eje de relaciones de tipo filial que incluían parentesco, compadrazgo y paisanaje; mientras que las jerarquías administrativas se regían por criterios basados en posiciones étnico-económicas de manera que los puestos de mando eran asunto de “familias de blancos” (Gutiérrez López, 2000, 47).

A pesar de la “estabilidad” en cuanto a los índices de población el suministro de la fuerza de trabajo siempre fue un problema presente en la industria minera, esto debido a que las precarias condiciones de trabajo lo tornaban sumamente riesgoso y producía un gran cantidad de muertos y heridos, además de que los indígenas de la región estaban renuentes a cambiar sus tradicional sistemas de vida a partir de la agricultura y ya eran libres de emplearse o no en la mina, sin embargo en los siglos anteriores “la población indígena de la zona padeció esclavitud, encomienda y repartimientos que los llevó a las profundidades de la mina, lo que incluso generó casi la desaparición de los grupos indígenas originales chichimecas y otomíes”.(Noriega, 1997, 14) Sin embargo todo centro minero representaba una gran movilidad poblacional, pues “llegaban gran cantidad de mineros, comerciantes, artesanos y trabajadores nativos libres que ofrecían sus servicios como operarios asalariados en la mina” (Noriega, 1997, 16).

Reformas borbónicas y revuelta popular

Producto de las ideas de la Ilustración en la segunda mitad del siglo XVIII se expiden las reformas borbónicas que facilitaron la introducción de nuevas ideas científicas, económicas y sociales que generaron un cisma en muchos ámbitos, particularmente en el que nos compete que es la minería, John Coastworth menciona que “ Las reformas borbónicas reconocían lo costoso de producir metales preciosos y buscaron hacer rentable la minería , lo que a la postre provocó violentas convulsiones en 1766 y 1767” (Gutiérrez López, 2000, 38, 58). Para ello y tratando de cubrir las necesidades de mano de obra “otorgó validez legal a la existencia de recargadores y sacagentes para obligar a trabajar a ociosos y vagos y condenados a presidio (entre los cuales no se comprendían como tales a ningún español), con el objeto de mantener la constancia en la explotación y la mejor distribución de la inversión en las minas, ordenanzas liberales con el partido, para estructuralmente débiles para lograr el mínimo indispensable de la fuerza de trabajo minera (Gutiérrez López, 2000, 101), por otro lado para hacer más redituable la extracción se redujo la entrega de una quinta a un décima parte sobre lo obtenido en la mina que se entregaba a la Corona, además de reducir el precio del azogue y de la pólvora ambos estancos o monopolios reales. (Noriega, 1997,17). También se erige el Tribunal Especial de Minería, El Banco de Avío y el Colegio de Minería todos normados por las ordenanzas de 1783.

En medio de estas reformas es en el Real del Monte que sucede un hecho inusitado para estas latitudes y sobre todo para una época que resulta temprana en la lucha social-laboral a nivel mundial y es el estallido de una huelga (al parecer la primera en América y anterior incluso de la Revolución Francesa) el dieciséis de agosto de 1766 cuando un grupo de barreteros tomo las instalaciones y la cede del gobierno local y mató al alcalde mayor de la ciudad de Pachuca y al administrador de la mina. La causa de este asalto fue que Pedro Romero de Terreros, Conde de Regla y dueño de la Veta Vizcaína y sus 52 vetas secundarias decide disminuir los salarios , aumentar el tamaño del costal de carga y reducir el número de velas a entregar, pero lo que más inconformó a los mineros fue el abolir el pago de partido (Noriega, 1997, 18), este partido era el pago que se daba a los mineros por el trabajo extra, es decir cubrían sus cuota de horas de trabajo y recibían una remuneración en dinero llamada “tequio” , una vez cumplida su jornada podían seguir trabajando y el excedente en mineral extraído durante este tiempo se partía entre el propietario y el trabajador. Esta cantidad adicional era a decir de Maria Nieves Noriega utilizada por los mineros para servicios médicos, medicinas y servicios de la Iglesia ((Noriega, 1997, 18). Este conflicto laboral sin precedente se extendió por espacio de nueve años y logró solución gracias a la intervención del Virrey Francisco Javier Gamboa quien favoreció las peticiones de los mineros.

Accidentes

En la mina, a tajo abierto ocurrían a menudo accidentes por la profundidad que alcanzaron este tipo de labores de explotación y extracción. Estos consistían en la caída desde las escaleras, de los trabajadores, que sufrían al caer fracturas de las extremidades y contusiones por golpes en cualquier parte del cuerpo, algo muy común dado que subían en penumbras por improvisadas escaleras de una sola trabe cargando costales de 35 Kgs*.. También se originan lesiones en los ojos por pedazos de roca o mineral que saltaban cuando se barreteaba (blefaraconiosis), o recibían golpes en las manos y dedos por el empleo de combos pesados. El empleo descuidado en el uso de la pólvora provocaba en ocasiones derrumbes que provocaban heridos y muertos.

A mayor profundidad en la mina aumenta la temperatura. Los mineros trabajaban en ambientes que contrastaban con el clima frío y airoso de Pachuca y Real del Monte lo que repercutía en la salud de los mineros: tos, catarros, resfriados eran enfermedades que estaban a la orden del día, que al no ser convenientemente curadas derivaban en pleuresía o “mal de costado” y otras graves afecciones respiratorias, y a la postre en enfermedades reumáticas. *

El Azogue

Es en Pachuca donde Bartolomé de Medina implementa por primera vez un nuevo sistema para el beneficio de la plata llamado amalgamación o “de patio”que contrastaba por su sencillez con los otros métodos tradicionales, como el de fundición, caros y complicados, por ello rápidamente fue sustituyó a los anteriores, no solo en la Nueva España sino en todos los dominios españoles y durante los siguientes trescientos cincuenta años fue el sistema de beneficio más común.

El azogue o mercurio es un metal muy brillante que se conserva en estado líquido a temperatura ordinaria, se fusiona o disuelve fácilmente al contacto con oro, plata, plomo y metales alcalinos, formando con ellos amalgamas, pero basta un calor moderado para que el mercurio se destile y quede separado del otro metal.

Este método se trabajaba en grandes patios donde el mineral una vez molido se extendía en esos patios enlozados para mezclarlo con sal, "magistral" y azogue (mercurio); luego se lavaba en grandes tinas para separar la amalgama de los elementos no metálicos y finalmente, por medios físicos y por calor se aislaba la plata del azogue*. Sin embargo sus ventajas económicas implicaban un alto costo humano Para el proceso de lavado los indígenas dentro de las tinas pisaban el mineral con sus pies esto provocaba que la piel absorbiera el venenoso metal ocasionando la gran variedad los daños posteriormente señalados, además el proceso implicaba que sus pies sufrieran heridas que permitían el acceso de los parásitos que provocaban enfermedades como Leptospirosis o Anquilostomiasis (anemia de minero) y será hasta el siglo XIX que se sustituye en este proceso al hombre con animales de tiro. Siguiendo con el proceso de amalgamación el mercurio y la plata se separaban en forma mecánica, sin embargo, la plata contenía azogue y esto se llevaba a la desazogadera, “una especie de horno donde se destilaba y se obtenía gases de mercurio que enfriados condensaban en metal líquido. A pesar de los cuidados que se ponía en sellar los hornos, es fácil imaginarse algunas fugas de gas mercurial”. (Rodríguez, 2003, 4)

Este contacto con el azogue ya sea a través de la piel o inhalándolo en las haciendas de beneficio ocasionaba diferentes grados de intoxicación o envenenamiento de la sangre que se reflejaban en padecimientos leves como falta de motivación, irritabilidad, dolor de cabeza y de pecho, mareo, temblores musculares, problemas del tracto digestivo, falta de memoria, alergia, ansiedad, hipertensión, falta de concentración, falta de energía, fatiga, insomnio, sabor de metal en la boca, problemas de encías, atrofia muscular, dolor de espalda, alergia, caída del pelo, acné, nerviosismo, depresión, parálisis, problemas de vista y oído, infecciones a menudo y repetitivas, braquiocefálico, taquicardia, latidos irregulares y anemia. (...), y severos como que la piel se tornaba ceniza y el enfermo "se iba descuerando", hasta la muerte y el envenenamiento de la sangre por hipoxia a nivel tisular, la hace pesada hasta provocar paro cardiaco. (Rodríguez, 2003, 5).

Enfermedades y padecimientos

Muchas y muy variadas eran las afecciones y enfermedades de los mineros, pero lamentablemente como se expuso en la metodología no se cuentan con registros que nos permitan conocer los grados de incidencias o las tasas de mortandad que suponemos muy altas dados repetidas observaciones de historiadores en donde subrayan la falta de mano de obra (Gutiérrez López 2000, 101), esto incluso es testimonio del total desinterés por la seguridad y vida de los trabajadores. Podemos sin embargo definir algunas de las más comunes:

Silicosis: Enfermedad pulmonar intertiscal de origen ambiental producida por la inhalación de partículas de sílice libre o cuarzo cristalizado. La fibrosis pulmonar progresiva que se produce suele depender de la dosis que se inhala o inspire y puede ocurrir años después de su exposición.

Blefaraconiosis: Incrustación en los párpados humanos de partículas de polvos minerales

Anquilostomiasis: Enfermedad parasitaria producida por helmintos anquilostómidas. En el hombre es debida fundamentalmente al Ancylostomo duodenale, los que en su etapa adulta se localizan en las primeras porciones del intestino delgado (duodeno y yeyuno) donde producen multitud de pequeñas lesiones hemorrágicas en la mucosa, Considerando el hábito hematófago de estos parásitos la enfermedad produce una anemia que puede ser importante en función de la densidad parasitaria (perdida de más de 200 ml de sangre al día por infestaciones y trastornos digestivos). El parásito se adquiere por penetración a través de la piel y en menor grado por ingestión. En el primer caso se produce la fase cutánea o síndrome de la larva migratoria cutánea . Antes de lograr su localización definitiva en el intestino las larvas que son transportadas por la sangre realizan un proceso de migración en los pulmones, en donde atraviesan la pared vascular y los alvéolos y trascienden a la traquea donde son deglutidos y alcanzan el intestino.

Leptospirosis: Enfermedad infecciosa producida por diversas serovares de la especie patógena Leptospira interrogans. Se adquiere por el contacto con el agua contaminada por orina de animales infectados. La enfermedad puede cursar un cuadro benigno o maligno, como un cuadro de tipo gripal acompañado de fiebres cefáleas, dolores musculares y en casos benignos evoluciona a su curación y en los malignos aparecen complicaciones más o menos graves como disfunción hepática, (ictericia), disfunciones renales ( Oliguria), disfunciones neurológicas (meningitis) disfunciones respiratorias (hemoptisis, edema pulmonar)

Tratamientos

El siglo XVIII es un parteaguas en cuanto a los tratamientos médicos, pues es a partir del último tercio de este siglo que los hospitales presentan características modernizadoras, una nueva etapa en la profesionalización de la cirugía y de su paulatina independencia de la medicina. la creación del Real Colegio de Cirugía en la Ciudad de México y la obligatoriedad de contar con un título reconocido por el tribunal del protomedicato confiere a los cirujanos una preparación especializada y homogénea, a la vez de una estrecha vinculación con los hospitales y una mejor situación social y económica. (cita 2), sin embargo este cambio es lento y en lugares como Pachuca es hasta el siglo XIX que se implementan estos beneficios, en el siglo XVIII se seguían empleando curaciones tradicionales“ Para combatir cualquier dolor se utilizaban cataplasmas que se aplicaban en el lugar de la dolencia; para su preparación disponían de un enorme repertorio de raíces. No menos efectivas eran las infusiones y bebedizos preparados igualmente con raíces o con arbustos y hasta con ramas como la de un árbol resinoso llamado "ocotzotl" (¿ocote?), que los españoles asociaban con la trementina.”. Como la intoxicación manifestada como alta concentración de hemoglobina que dificultaba la circulación del torrente sanguíneo, para su tratamiento se aplicaban sangrías, haciendo una incisión en algún vaso para desangrar al paciente, para que la sangre tuviera un proceso de adelgazamiento aligerando su peso, facilitando igualmente su flujo y disminuyendo el trabajo del corazón. Otra forma de desangrar al paciente era la aplicación de sanguijuelas. *



Conclusión

El motivo de este ensayo es producto del vivo interés por rescatar una historia olvidada, quizá por que las cosas que tenemos tan a la mano, las que están permanentemente presentes son aquellas a las que menos importancia damos, son parte de la cotidianidad, de la rutina, y permanecen dormidas, acalladas sus voces por apatía, desinterés o conveniencia. Es necesario sacar el polvo del olvido de vez en cuanto para descubrir el brillo de nuestra historia local y regional, que lamentablemente es más buscada y apreciada por los “Otros” que por “Nosotros”.

En casi cinco siglos de actividad minera en la región se entretejieron, cientos , miles de historias de vidas, hoy olvidadas por ser de “personas comunes y corrientes”, hilos de una red aparentemente iguales, pero cada uno diferente y necesario para darle forma, no verlos provoca las fisuras por donde se cuela nuestra identidad, nuestra esencia. Vidas que merecen ser rescatadas, que claman por la oportunidad de contar su historia. Lamentablemente sin muchos registros de la época son la imaginación y la deducción lo que pueden resucitar almas perdidas. Este ensayo busca desesperadamente al “otro” siempre igual y siempre distinto a “nosotros”, lleno de miedos, preocupaciones, sentimientos y dudas, en medio de un mundo que como a nosotros nos arrastra, pero del cual no tenemos una plena conciencia del porque de su movimiento y curso.

La síntesis de mi trabajo es una mezcla de claroscuros, por una parte la grata sorpresa de la disposición, atención y conocimiento del personal del Archivo y Museo Regional de Minería que fueron una luz que guío mucho este ensayo, lo oscuro es algo que ya presuponía: la falta de documentos de la época, producto del desinterés por la vida de los trabajadores y de la población civil.

Sin lugar a dudas quedan bastantes asuntos por descubrir respecto a la situación sanitaria de los mineros de la región de Pachuca y Real del Monte y es importante recalcar que los resultados de esta investigación deben ser considerados como parciales hasta que el descubrimiento de nuevos datos, y su análisis, ayuden a confirmar o refutar estas primeras ideas.

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