Huautla del vocablo náhuatl Kuajtla compuesto por los nahualismos Kuajtli águila y Tlá tierra, por lo que significa: Tierra de Águilas; otros llaman a Huautla “Nido de Águilas” pues toman el nahualismo Tlá de Tlasoli (basura) dando a entender que con este material se hacen los nidos de las aves. La palabra Kuajtla por su dificultad de pronunciar para los españoles se transformó a Huautla, nombre con el cual fue bautizado este girón de la huasteca hidalguense.
Huautla es un municipio establecido en lo alto de una meseta, compuesto por 64 comunidades indígenas que se adornan con tradiciones y costumbres todos los días del año; pintoresco, alegre, entre cafetales y potreros, paisajes característicos de la huasteca. No se conoce la fecha exacta de la fundación de Huautla, pero sabemos que la presencia del hombre prehispánico fue muy notable en nuestras tierras, primeramente los olmecas y después los tepanecas. Los huastecos se establecieron por largo tiempo hasta la llegada de los aztecas, último grupo prehispánico en llegar. Una leyenda local que afirma: “…aquí se iba a fundar la gran Tenochtitlán, pues por su paso en esta meseta vieron al águila parada sobre el nopal devorando una serpiente, solo que el águila voló y ya no se fundó aquí el imperio mexica”. En el supuesto lugar donde se vio al águila se fundaron la iglesia y el panteón municipal .
En los pueblos del municipio donde se desmonta para hacer una milpa, se barbecha la tierra, se escarba para hacer un pozo, o cuando se empiezan las maniobras de construcción de alguna casa, es muy común encontrar figurillas de barro pertenecientes al periodo prehispánico. En la comunidad de Tohuajco, Amatzintla, se puede apreciar una serie de montículos (cubes se les dice localmente), construidos con piedras acomodadas meticulosamente que formaban parte de un centro ceremonial, posiblemente de la cultura azteca; se cree que dicho sitio fue un adoratorio por los objetos encontrados cerca de la construcción, se desconoce más sobre este vestigio porque nadie a hecho una investigación arqueológica. En Tohuajco hay varios lugares donde se han encontrado vestigios arqueológicos; en lo que ahora es la galera municipal se hallaron monolitos antropomorfos los cuales se incrustaron en una pared de concreto y cuentan que todas las noches los hechiceros visitaban esta pared para hacer sus rezos y lograr con eso la sanación que algunas personas solicitaban; allí ofrendaban rezos, tamales, muñecos recortados en papel estraza de hombre o mujer según el caso, artífices de la brujería tradicional. Con el paso del tiempo y la urbanización del municipio esta pared fue retirada de la plaza y junto con ella una serie de rituales prehispánicos y creencias místicas del mundo indígena.
La única reliquia que se preserva de la época colonial es la iglesia del pueblo que se levanta en una construcción de cuatro paredes altas con una torre que sostiene una cruz y sobre ella una campana que todos los domingos llama a los feligreses a escuchar la misa. La iglesia fue fundada por la orden religiosa de los Jesuitas; fue famosa por sus altares de estilo clásico y el panteón que tenía enfrente; antiguamente había un entarimado justo en la parte superior de la entrada de la iglesia y sobre él un órgano que acompañaba las misas cantadas, un púlpito donde el padre subía a dar el sermón, una pila bautismal y santos construidos en madera los cuales fueron remplazados por imágenes hechas de material más vistoso para atraer a los devotos; varios sacerdotes escucharon el rumor que en la iglesia había un tesoro escondido por esa razón mandaron a tirar altares y nivelar el piso, nunca lo hallaron y si lo hicieron, no dijeron nada. Son dos las imágenes religiosas que se preservan, la del Señor del Santo Entierro que se encuentra a mano derecha entrando a la iglesia, y en Ixcatla se encuentra el señor San Antonio
En 1920 llego un señor llamado Pascual Granados que era originario de Guanajuato y se hizo amigo del hombre más rico de Huautla el señor Paulino Leines. Un día paseando frente la iglesia, Pascual le sugirió a Paulino que quitaran el panteón de ese lugar para que allí se construyera un parque que sirviera como espacio de recreo para los habitantes del pueblo, fue así como Paulino obsequió el terreno para el panteón municipal y además para hacer la escuela primaria Miguel Hidalgo y Costilla. Granados tenía nociones de ingeniería y fue el que trazó la arquitectura original del jardín y del kiosco, en esas épocas fungía como presidente municipal Silvano Leines hijo de Pascual Leines y Sabino Vite.
La cabecera municipal se encuentra dividida en cuatro ejidos los cuales forman cuatro grandes barrios del municipio, sus nombres originales son en náhuatl pero por voluntad de los presidentes municipales cambiaron a nombres en español, los nombres antiguos eran Ixcatla “lugar de algodón” ahora Barrio Bajo Ejido. Atlajteno “del otro lado del agua” hoy Barrio Alto Ejido, Chatitla “agua con manteca” ahora Barrio del Salto Ejido, Ixtakuatitla “palo de sal” hoy Barrio Hondo Ejido.
Huautla es un pueblo que mantiene sus tradiciones, por eso es conocido como “el pueblo de las mil danzas”; se conservan una infinidad de danzas autóctonas y son las comunidades donde se habla dialecto náhuatl las que aún las conservan con amor y fe, y con ellas alegran y embellecen sus fiestas tradicionales como es la del santo patrono; es muy amplia la gama de fiestas tradicionales del municipio pero una de las celebraciones más arraigadas es el Carnaval.
Aunque el origen de la palabra Carnaval es incierto, posiblemente se remonte a los términos antiguos Carnem Levare o Camele Varium que significa “retirar” o “quitar la carne”, por eso se le considera que está muy relacionado con la semana santa, pues al mes de la celebración del carnaval se realizan los preparativos para la celebración católica de los días de pasión, en este espacio entre el carnaval y la semana santa la gente se abstiene a comer carne de mamífero pues se preparan para los días santos.
El inicio del carnaval es responsabilidad del presidente municipal y la presidenta del DIF, se acostumbra colocar un mes antes unos cartelones dedicados a las mujeres donde se manifiesta un verso relacionado con el cargo que le otorgan para realizar en la celebración de la fiesta, en el mismo cartel se le hace una caricatura de acuerdo a las características físicas de la persona a quien se le invita.
Los hombres son los primeros que les pegan los cartelones a las mujeres y a los 8 días las mujeres pegan los cartelones para los cargos de los hombres, los nombramientos que se les otorgan a estas personas son de acuerdo al entusiasmo que de cada una de ellas y son los siguientes; general, coroneles, sargentos, tenientes, abanderado y tamborero. Los generales son los encargados de reunir a la gente a quienes les pegan cartelón para la organización del carnaval y lo mismo hacen las mujeres.
Durante la fiesta se crea la rivalidad entre hombres y mujeres, las mujeres forman su grupo para jugar a la bandera en el día del carnaval con un trapo rojo que se juega como si fuera pelota, y también la tronada de cascarones de mujeres contra hombres; todo esto se hace en la galera del pueblo, pero su organización inicia desde la confección de la bandera y cuando se guardan los cascarones para unos días antes rellenarlos con confeti.
La que es nombrada abanderada durante la pega de cartelones lleva la bandera de las mujeres y otra mujer hace sonar el tambor alegrando el ambiente; llevan cuernos que suenan durante la pega de cartelones y provocan la algarabía donde poco a poco se va uniendo la gente en el recorrido, se truenan cohetes y siempre se acompaña con música de viento, a lo lejos se oye el son del meco y las familias salen a la calle para ser partícipes de los preparativos previos al carnaval.
Esta fiesta se celebra en lunes y martes de carnaval antes del miércoles de ceniza; el lunes es llamado “el día de las viejas” los hombres gritan ¡mueran las viejas! y ellas responden ¡que mueran los viejos!; por la mañana alrededor de las 11 se dan cita las diferentes instituciones educativas que participan en el ya famoso concurso de mecos; es notorio ver a las autoridades municipales en la mesa del presídium así como a la reina del carnaval, este día las mujeres amarran a los hombres para dar un paseo por las calles principales del pueblo, en años anteriores los hombres se escondían para no salir al paseo con las damas y ellas quemaban chile seco en la puerta de sus casas para que el picante los hiciera salir de sus escondites y de esta manera seguir con el jolgorio durante el resto del día.
El martes “día de los viejos” se dan cita las cuadrillas de mecos de las diferentes comunidades; en el trascurso del día se realiza el concurso del son del meco y también el del meco pintado de la manera tradicional y el meco estilizado; el meco tradicional pinta su cuerpo con vegetales y tepetate, usa penacho de sombrero decorado con plumas de guajolotes y de otras aves de corral; viste calzón de manta, pachanga en mano y huarache de llanta, mientras que el meco estilizado adorna su cuerpo con pintura industrializada que lo hace resaltar por su gama de colores vistosos, penachos con plumas de aves exóticas como el faisán y el pavo real; el meco estilizado trata de asemejarse al azteca en todas sus características: vestimenta, ornato, calzado y taparrabo.
En torno a las tres de la tarde cuando el sol comienza a irradiar su alegre luz sobre los torsos pintados, los hombres amarran a las mujeres con un lasito que la presidencia regala y se da comienzo al paseo por las principales calles del pueblo acompañado de los carros alegóricos con los que participan las escuelas y otras instituciones, música de viento, cohetes, gritos de los mecos, músicos de cuerda de los diferentes danzantes, cuernos y el compás de los pies que danzan sin cansancio; se hace sonar la alegría entre las calles, y con un porte señorial haciendo su entrada triunfal la reina del carnaval.
Posterior al recorrido se hace la entrega de premios a los concursos de la mañana y con ello da inicio el tradicional juego de la bandera y la guerra de cascarones, mismo que hace alusión en tono chusco y alegre la disputa del hombre contra la mujer por mostrar quién tiene más poder durante el juego y la vida misma.
Y por las noches suntuosos bailes en la galera principal; así mecos danzantes, músicos, vendedores, niños, jóvenes que se dan cita al carnaval se retiran a sus casas con la alegría y satisfacción de haber participado este año y con la emoción de participar en el siguiente “pues el que se hace meco una vez debe cumplir la tradición de hacerse por siete años ininterrumpidos”.
A decir verdad se desconoce la procedencia de la palabra meco, decimos que meco proviene del hecho de que las mujeres antiguamente daban a luz de pie con las rodillas flexionadas y al caer el recién nacido se empolvaba y la partera decía: ¡pil mekojtzij! que significa “que está sucio o manchado”, algunos autores nos dicen que meco probablemente proviene de la palabra chichimeco que hace referencia a los guerreros de esa tribu y a la forma en la que se pintaban para intimidar a los enemigos en batalla.
Nosotros llamamos meco a la persona que pinta su torso y engalana las danzas del carnaval huautlense, en la comunidad de Tzacuala; los mecos mantienen la tradición más ancestral pues hasta las mujeres participan en la celebración de la fiesta, los hombres consiguen el TEPETATE, una tierra de color arenoso la cual se extrae de las laderas próximas a los ríos o barrancos, las mujeres muelen en metate la tierra hasta obtener un polvo tan fino como la arena, lo mismo realizan con los TIZONES (carbón de olotes quemados) este nos ofrece el color negro, los señores cortan trozos de PEMUCHE, una planta cuya cascara en el agua y con un poco de aguardiente suelta el color amarillo y el ACHIOTE, una fruta silvestre que nos otorga el color rojizo, estas mezclas vegetales sirven para pintar el cuerpo del meco.
Muy de mañana el delegado de la comunidad hace sonar el cuerno en la galera del pueblo, los hombres se reúnen para comenzar a pintar sus torsos, por lo regular se pintan carrilleras al pecho como símbolo que van a una batalla, usan un pantalón de manta arrollado hasta arriba de las piernas, y la camisa se la sujetan a la cintura; en la cabeza llevan un penacho el cual es elaborado con el casco y las alas de un sombrero de palma y pintado con vistosos colores, en la copa del penacho se colocan plumas de guajolote o de alguna otra ave de corral. En la mano derecha portan una pachanga (un mazo de madera), por las colindancias del norte de la región y específicamente de la comunidad de TZACUALA se podría considerar que los danzantes asemejan a los guerreros de batalla de alguna tribu chichimeca quienes también se pintaban sus cuerpos para intimidar a sus enemigos.
Sin embargo el meco de la comunidad de Ahuehuetl decora su torso con anilina también conocida como puchina en colores rojo, rosa, verde, morado y amarillo las cuales se mezclan con sal y agua para que puedan impregnarse al cuerpo cubierto por tepetate; esta pintura también es utilizada para pintar las artesanías en palma que se elaboran en esta comunidad y se venden para el día de ramos de semana santa.
Los mecos son la derivación de las guerras floridas que los aztecas organizaban para apoderarse de territorios y hacerse de esclavos y doncellas para sacrificarlas a su dios Huitzilopochtli, ellos se tatuaban el rostro para impresionar a sus enemigos y buscaban objetos de aliento como el caracol y algunas ramas huecas para producir sonidos y con ello intimidar a sus enemigos en batalla.
Con la conquista los mecos surgen para recordar a aquellas guerras ancestrales e introducen el cuerno de vaca para imitar al sonido de los caracoles; llevan en la mano un mazo que ellos llaman pachanga pero es semejante a las macanas que utilizaban los guerreros prehispánicos como arma de combate, danzan al compás de la música de cuerda sones como el gallito, la culebra y el son del meco; se reúnen en parejas y las cuadrillas pueden tener de 10 a 30 parejas de danzantes de una sola comunidad; entre ellos andan un hombre de sombrero vestido de manta blanca, con la cara pintada de rojo con el achiote, a este personaje le llaman “capitán”, baila en medio de las parejas de danzantes hondeando una bandera que sirve para que los danzantes reconozcan dónde están sus compañeros, también entre todos los mecos anda un hombre pintado con tepetate de los pies a la cabeza, no usa penacho, y le llaman “Tepechiche” (perro del cerro) el cual hace marometas y suertes mientras se ejecuta la danza.
Los creyentes van a recibir la cruz en la iglesia para que sean perdonados por Dios, (los sacerdotes dijeron que el carnaval era la fiesta del diablo, que el meco era una ofensa para Dios y como resultado muchos se alejaron de este festejo). Por la noche se hace un encuentro gallístico de hombres contra mujeres, único el país, orgullo de la gente de Huautla, que data del esplendor ganadero del municipio hacia la década de los 80’s.
Todos los días de fiesta son un buen pretexto para que las mujeres huastecas preparen suculentos platillos que se dan a desear por los olores que emanan de las cazuelas y ollas, esto acompañado del misticismo con las que se cocinan y ofrendan. En el carnaval se acostumbra a ofrendar a todas aquellas personas que fallecen de forma violenta con arma blanca o arma de fuego, se cree que estas animas no visitan a sus familiares en el Xantolo y sólo les es permitido venir en los días de carnaval; la ofrenda se coloca en la mesa del altar a la hora del almuerzo a medio día; el platillo tradicional es el Zacahuil, un tamal de maíz y pollo que se cuece en un horno de piedra. También se hace atole de maíz agrio con frijoles, estos mismos alimentos se hacen en las comunidades del municipio para ofrecérselos a los mecos cuando retornan a sus hogares.
Caminando sobre la vereda se dirige el huautleco andando con el azadón cargando y en los labios una canción silbando, contento de haber sembrado la pequeña milpa que alimentara a su pueblo por muchos varios años…
Informante principal: profesor Francisco C. Vite Hdez. (Cronista del municipio) De junio del 2013 a enero del 2014.
[a] Alumno del quinto semestre de la licenciatura en Danza del Instituto de Artes de la UAEH.