Batallas por el teatro ritual tradicional mexicano. Reseña a Teatro Sagrado de Miguel Sabido


“Soy nepantla”. Así da comienzo el libro que reseñamos. Con una afirmación identitaria. Con el reconocimiento de que lo que soy se encuentra a la mitad, entre dos realidades diferentes, pero que me definen. Miguel Sabido Ruisanchez, con toda conciencia de sí mismo, y de la historia de México, se reconoce como hijo y heredero de una sociedad novohispana dividida entre indios y españoles. Su propia historia personal lo confirma. En diversos pasajes del libro, el autor, hace referencia a sus orígenes. Su padre, Miguel Sabido era maya, originario de Chapab, Yucatán y aprendió el castellano a los trece años, estudió en la Casa del Estudiante Indígena y se casó con Julia Ruisánchez, maestra que había participado en las misiones culturales impulsadas por Vasconcelos. Su abuela, Julia Nava, también maestra, fundó la Escuela de Trabajo Social. Con algunos de estos datos reconocemos que Miguel Sabido se construyó a sí mismo a partir de las realidades del México indígena y del gran movimiento nacionalista post revolucionario. Ello nos explica el tono apasionado de la obra que desborda la información para invitar a los lectores a amar México y su teatro tradicional.

De hecho, el auto reconocimiento identitario de las primeras páginas del libro, invita a que los lectores nos preguntemos sobre nuestra propia identidad. Yo también soy nepantla; en realidad todos somos nepantla. Y no me refiero con ello a la procedencia particular de nuestros padres biológicos, sino en el sentido histórico de que la cultura nacional se constituye de diversas tradiciones que se encuentran, se contradicen, se amalgaman y se transforman.

Es en este contexto que Miguel Sabido, invita al rescate de un patrimonio cultural intangible: el teatro ritual tradicional mexicano. Un teatro que a mediados del siglo XX era negado, considerado solo como curiosidad etnográfica o ritual comunitario y al que Sabido ha dedicado toda su vida. Desde aquella vez, cuando siendo un niño de seis años fue con su padre a Chalma hasta el día de hoy en el que prepara una representación teatral en Acolman.

Sabido es, él mismo una institución cultural. Teatro de México, fue la agrupación que fundó en 1964 —junto con Irene Sabido, Lourdes Canale, Soledad Ruíz y José Solé— con el objetivo de rescatar la tradición del teatro popular; de ello se desprendió primeramente la revaloración de la pastorela como experiencia comunitaria tradicional. Pero también a él se debe la teoría del tono y, de manera particular, una propuesta de televisión cultural y social que ha sido seguida en diversas partes del mundo.

El libro recorre en primer lugar el teatro prehispánico, un teatro perpetuo —como afirmara León-Portilla—, para después abrirnos los ojos ante el teatro evangelizador que se transforma en el teatro ritual tradicional mexicano, aun vigente, pero en peligro de extinción. El libro mismo es una acción concreta por luchar contra este peligro, proponiendo estrategias de conservación, estrategias que se resumen en los coloquios de México para el siglo XXI.

El mundo prehispánico, profundamente religioso, ordenaba su mundo de acuerdo a los ritmos de la naturaleza interpretados en mitos que se vivían a través de rituales que se escenificaban como grandes producciones teatrales en las que participaba toda la comunidad. De esta suerte se entrelazaban múltiples significados políticos, sociales y culturales, de manera que a estas fiestas Miguel Sabido las llama entramados semióticos. Lo cierto es que esas fiestas generaban cohesión social, ofrecían un sentido existencial y eran, ciertamente, un teatro sagrado.

Los frailes, especialmente los franciscanos, ocupados por un único objetivo: el de cristianizar el nuevo mundo, convirtieron los autos sacramentales —aquellas escenificaciones de pasajes bíblicos, especialmente eucarísticos—, en representaciones complejas en las que se involucraba a la comunidad y de esta suerte, la tradición cristiana se vinculó con el teatro sagrado prehispánico y permitió el nacimiento del teatro ritual tradicional mexicano.

El libro, entonces, expone la manera en que en diversos lugares de México se llevan a cabo representaciones en las que la propia comunidad se involucra y vive el teatro no como espectáculo sino como rito que refuerza los lazos sociales. Dichas representaciones que incluyen no sólo diálogos sino también desfile, danza, cantos, comida y fiesta, son los que Sabido llama “coloquios”, los cuales se conservan en cuadernos, escritos con el amor por la costumbre. El teatro ritual tradicional mexicano anima la representación popular, no sólo de temas católicos reinterpretados, sino también de temas cívicos.

Como parte de su tarea de rescate, Miguel Sabido se ha dedicado a coleccionar algunos de esos cuadernos de coloquios y a crear y recrear otros coloquios. Desde la batalla del cinco de mayo hasta las pastorelas. La última parte del libro, por tanto, sintetiza once coloquios adaptados por el autor y otros diecinueve que aún por adaptar. El Coloquio de la adoración de los reyes se presenta íntegro, desde la propuesta escenográfica hasta la receta de la rosca que deberá ser compartida por actores y público.

Asumir que somos nepantla, tiene un resultado alentador, reconocer quien eres es un primer paso para un largo camino de crecimiento. Así, Miguel Sabido pretende entender a México pues eso es entenderse a sí mismo. Cuando su padre lo llevó a bailar a Chalma, se abrió para él la puerta del México profundo y la ventana para descubrirse a sí mismo. La tradición de tres mil años de representaciones, se revitaliza a través de los talleres de pastorelas, de la compañía de Teatro Náhuatl, de las versiones de carnavales y muertos, y de muchos otros esfuerzos y desvelos que ha realizado Miguel Sabido.

Toda esa pasión se encuentra expuesta con una vitalidad inusitada en el libro que reseñamos. Así, por ejemplo, de manera muy personal nos habla del Coloquio de los doce pares de Francia, de la emoción que le causó siendo un niño de siete años, la danza del Balán y las proféticas palabras “De grande vas a bailar el Balán seguro”. Muy sugerente es el diálogo que produjo la narración de su experiencia a su abuela y a su madre:

Cuando regresamos a nuestra porfiriana casa en la colonia Roma yo les conté excitadísimo todo lo que había pasado. Sobre todo a mi abuela doña Julia Nava de Ruisánchez, maestra que recibiera la medalla Altamirano de mano del Presidente y fundadora de las carreras de trabajo social y nutriología en México. Criolla culta y gentil. Precursora del feminismo que me preguntó con extrañeza y buena voluntad a la hora de la merienda, “¿Y qué tiene que ver Carlo Magno con Chalma? Y se llama Carlo Magno no Carlos Mango. ¿Por qué le quitaron el estandarte con la Virgen? ¿Y tú por qué vas a bailar ese Balán de grande?” Mi padre bajó los ojos. Mi madre rompió el incómodo silencio: “Es una tradición. Yo vi muchos coloquios de éstos en toda la República cuando era maestra misionera. Lo que pasa es que solamente los participantes entienden algo”. “No —dijo mi padre— No entienden por qué lo hacen” “¿Y entonces para qué lo hacen?”, preguntó mi abuela (Sabido, 2015:251).

Teatro Sagrado fue escrito en gran medida para responder a esa última pregunta de su abuela. Es un esfuerzo para que una parte de México comprenda a la otra.  Leer Teatro Sagrado, es una oportunidad para responder cuál es el sentido no sólo del Coloquio de los doce pares de Francia, sino de una milenaria tradición de teatro sagrado mexicano. El libro es una invitación para sumergirnos en las corrientes subterráneas del arte en México y para enamorarnos del teatro tradicional mexicano y, finalmente, nos conmina a participar en el rescate de este patrimonio cultural.

 

Sabido Ruisánchez, Miguel (2014) Teatro Sagrado. Los “coloquios” de México. México: Siglo veintiuno editores.


[a] Doctor en Estudios Mesoamericanos. Profesor-investigador, Área Académica de Historia y Antropología, Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. mmorales@uaeh.edu.mx