Los centros históricos como espacios para el desarrollo territorial: nuevas propuestas desde un enfoque integral

Resumen

La importancia de los centros históricos radica en su capacidad de generar fuentes de empleo, impactar positivamente al turismo, la cultura y múltiples beneficios sociales, el desarrollo territorial se aprecia como una alternativa para alcanzar un desarrollo integralidad de estos espacios. Siete ejemplos de éxito son mencionados enunciando  los alcances cuando se cuenta con la participación social  y una visión de conjunto. El desarrollo territorial y su acercamiento integrador ofrecen múltiples oportunidades para lograr exitosas contribuciones junto con las vocaciones y la identidad. Existen múltiples alternativas  de mejorar las condiciones de los centros históricos y una gran cantidad de información referente a metodologías y casos de éxito que pueden utilizarse.

Palabras clave: Centros históricos, desarrollo territorial, planificación integral

Abstract

The relevance of historic downtowns lies in their ability to generate employment, the positive impact in tourism, culture and social benefits, territorial development is an alternative to achieve development in these spaces. Seven success examples are mentioned enunciating when social participation occurs. The territorial development and inclusive approach offers multiple opportunities for successful contributions with vocations and identity. There are many alternatives to improve historic downtowns conditions so information & methodologies can be used due to success cases.

Key words: Historical Downtown, territorial development, integrated planning

Introducción

Los centros históricos representan una oportunidad para el  desarrollo, en este trabajo se desarrolla la importancia de estos espacios, su concepto, proyectos que han trascendido y que han ofrecido un nuevo enfoque para su aprovechamiento, destacando acciones integrales desde la óptica del desarrollo territorial, siete propuestas como: Mejora de barrios, el turismo urbano, los ecomuseos, el slow food, la animación a través de la cultura, el enfoque de clústeres y las estrategias antirrumores, apuntan como conclusiones principales generar propuestas integrales de intervención para lograr exitosas contribuciones al desarrollo de los centros históricos, donde no debe olvidarse las vocaciones y la identidad que se puede rescatar, construir desde cero o cambiar.

Centros históricos y ámbitos de intervención

Los centros históricos son la parte más antigua de cualquier ciudad,representan  las primeras construcciones de su fundación e incluyen espacios donde se ubican los principales mercados, comercios, oficinas públicas y casas de las familias fundadoras. Estos espacios representan lo que en alguna época de la historia no solo fue el corazón mismo de las ciudades si no toda su extensión.

Existe información donde se aprecia la evolución de lo que hoy conocemos como importancia y puesta en valor de estos espacios ya que esto ha representado un proceso evolutivo de ideas y conceptos que han permitido su rescate, renovación y adaptación.

”El concepto de centro histórico es muy reciente y surge en la década de los años 1960. Ya existía una noción y conciencia del monumento aislado, relacionada a los altos valores de determinadas edificaciones emblemáticas, que destacaban como hitos dentro del paisaje urbano, expresados estos intereses en la Carta de Atenas de 1931, donde se plantea que el uso de los monumentos debe garantizar la continuidad de su existencia planteándose acciones de restauración que no perjudiquen los estilos de ninguna época. Se acepta el empleo de nuevos materiales pero se recomienda que sean disimulados, a manera de no alterar el carácter del   edificio. Algo se enuncia sobre el respeto que los nuevos edificios deberán tener hacia la fisonomía de la ciudad conservada y sobre todo en la cercanía de los monumentos y a la necesidad de preservar ciertas perspectivas particularmente pintorescas.” (Aloma, 2008, p.52).

Existen algunos antecedentes del desarrollo de la noción de centro histórico en Europa, en el Congreso Internacional de Vivienda y Urbanismo celebrado en Santiago de Compostela en 1961, fue tema central el problema de los conjuntos históricos. (Aloma, 2008, p.52).

Ejemplos de estas intervenciones son los centros históricos de Barcelona, Madrid, Sevilla y Málaga en España, los de Florencia, Roma y Nápoles en Italia, los de Évora y Guimarães en Portugal y el de Atenas en Grecia por mencionar algunos casos europeos.

En el caso de América Latina, hoy suman ya 38 años de la apuesta a mejorar las condiciones de los centros históricos.

“La idea de preservación de estos espacios en América Latina tiene  más           de 30 años,  donde iniciaron la preservación de  sus edificios históricos y          se consiguió rehabilitar una gran parte de sus barrios centrales e intentó             revitalizaciones eficaces en contextos difíciles de prioridad social”.      (Delavaud, 2008, p.34).

El ciclo de vida por el que pasan los centros históricos tiene diferentes etapas donde resaltan la de abandono de edificaciones, cambio de oficinas gubernamentales para descentralizar las funciones públicas y áreas destinadas para la industria, la aparición de nuevos centros comerciales en la periferia de la ciudad que a su vez debilita el comercio en el centro, también el cambio de sus habitantes hacia otros  polos de desarrollo de la ciudad, ante estas condiciones la intención es hacer a los centros históricos áreas o espacios atractivos para el comercio y de utilidad para sus habitantes y visitantes, también que estos recuperen su funcionalidad.

El Centro Histórico de la Ciudad de México ha tenido remodelaciones y programas de mejora de sus calles, plazas y edificios, es el de mayor participación en programas especiales para su rehabilitación desde hace 38 años. Lo que lo convierte en uno de los principales ejemplos en América Latina.

Como consecuencia del paso del tiempo y del ciclo de vida de estos espacios muchos centros históricos de México han sufrido las consecuencias comunes como es el caso de abandono de edificaciones históricas, descuidos que han afectado sus fachadas y hasta la  pérdida total de edificaciones de importancia cultural e histórica, también la desaparición de comercios emblemáticos y de tradición que de haber existido un proyecto integrador tal vez hubiesen permanecido en el mercado.

Es muy importante aprovechar estos espacios: “pues se corre el riesgo llegar a situaciones como en otros países donde la situación llega a su máximo cuando el sector no rehabilitado se transforma en un barrio caliente, con prostitución, drogas y tráficos ilícitos”. (Delavaud, 2008, p.42).

Desde luego no es de esperar a que estas situaciones ocurran cuando es posible ofrecer otro destino a tan importantes espacios ya sea a través del comercio, el turismo, la cultura, el emprendedurismo y alternativas que fomenten empleos y que estos sean de calidad.

Para muchos centros históricos en la actualidad la situación ha cambiado, como es el ejemplo de la ciudad de Puebla, Ciudad de México y Morelia por mencionar algunos, ya que se ha adquirido consciencia de lo que representa impulsarlos y que esto implica muchos beneficios de  nivel económico, social y cultural. La idea es cambiar la utilidad de los espacios públicos y privados y que se dé una animación sociocultural que mejore las condiciones de los habitantes.

“Después de haber sido una carga, el centro se transformó en recurso. Un espacio útil y rehabilitado con grandes oportunidades. Las plazas y las calles peatonales se convierten en lugares acogedores y los edificios vueltos a pintar aportan el decorado necesario para los             comercios y los servicios. La intención es que este espacio vuelva a ser             atractivo para los habitantes del resto de la ciudad, para los visitantes nacionales y, por supuesto, para los turistas”. (Delavaud, 2008. p.34).

La diversidad de actores que deben de participar en estos procesos de transformación es muy compleja ya que no solo se trata de mejorar las características que mejoran el aspecto visual de los edificios con pintura y mejorar el aplanado de fachadas y bacheo de calles, para que un centro histórico de verdad pueda reactivar la economía y generar todo un proceso de animación sociocultural que permita a su vez la incorporación de nuevos empleos empresas y ser una parte importante de la ciudad tanto para los habitantes del centro como para los del resto de la ciudad. Es necesario hacer un esfuerzo que demande el uso de diversos conocimientos, conceptos, teorías que ya se han empleado en casos de éxito de centros históricos como los antes mencionados, el hilo negro ya está descubierto sin embargo  la clave es aplicar los recursos y metodologías propios del desarrollo territorial e incorporar una planificación integral para alcanzar un desenlace exitoso.

Desarrollo territorial un enfoque integrador para centros históricos

El marco del desarrollo territorial permite ofrecer respuestas a problemáticas complejas ya que cuenta con múltiples recursos que permiten abarcar diversas dimensiones de desarrollo como el humano, ambiental, económico, social e institucional.

“El Desarrollo Territorial apunta a la expansión de las capacidades y condiciones asociadas a un área geográfica particular en donde viven personas que comparten historia, cultura, aspiraciones, medios sociales y políticos, un ambiente con sus respectivos recursos naturales, medios productivos, económicos y de infraestructura que requieren ser encadenados para potenciar el desarrollo. La utilización del término desarrollo territorial remite al territorio como escenario para el desarrollo. Se refiere a un proceso integral que conjuga variables económicas, políticas, ambientales, sociales, institucionales y culturales, que se pone en marcha en un espacio geográfico determinado para estructurar un proceso de desarrollo en forma sistémica. En este sentido, la unidad espacial trasciende la noción de territorio como unidad administrativa, lo que da lugar a la identificación más flexible de nuevas entidades territoriales de referencia.” (Gobierno de Chile, 2016, párr. 1).

Con este enfoque el territorio no es solamente el  espacio geográfico donde se realizan actividades económicas o sociales,  es el conjunto de actores y agentes que lo habitan con su organización social y política su cultura e instituciones así como su medio físico o medio ambiente del mismo. Se trata de un agente o actor del desarrollo al incorporar las distintas dimensiones de éste, es decir el desarrollo institucional, cultural y político, el desarrollo económico, el desarrollo sustentable ambientalmente y el desarrollo social y humano. Todo esto para fortalecer el capital social y fortalecer los gobiernos locales y dar impulso a la cooperación público privada. (Alburquerque, Dini y Pérez, 2008). 

El desarrollo territorial es un concepto amplio que puede ser abordado desde sus diversas dimensiones.  Véase figura 1

El desarrollo territorial pude ser abordado desde perspectivas que involucren al gobierno como eje rector, es decir acciones top down y acciones de abajo hacia arriba bottom upcon la participación de organismos privados, asociaciones y grupos de personas interesadas que estén organizadas formalmente.

El enfoque top down (desde arriba hacia abajo) plantea una visión dominante que es adoptada por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, asume que debe establecerse un plan dirigido desde arriba basado en cambios revolucionarios en las estructuras socioeconómicas, que dirigen al desarrollo, de acuerdo con Sachs, McArthur, Schmidt-Traub, Kruk, Bahadur, Faye, and McCord (2004).

El enfoque bottom up (desde abajo hacia arriba) se centra en las acciones que pueden realizarse desde abajo surgiendo de forma endógena al sistema teniendo en cuenta que los que interactúan son los que tiene mayor información y de más calidad referente a los problemas que los aquejan y por la misma razón los cambios institucionales deben de responder más a una evolución en lugar de a una revolución (Easterly, 2006).

También es importante rescatar las perspectivas de Santos, Riveiro y Santos, y Gonçalves, (2002), sobre el espacio y el hombre. Es en el espacio o territorio donde el hombre tiene que vivir y generar mejores expectativas de vida en este sentido el término desarrollo se refiere a la mejora de la calidad de vida de las personas en los lugares donde éstas se asientan; entendiéndose la calidad de vida como el bienestar proporcionado por la vivienda, el alimento, la educación, la salud, la recreación, la vestimenta, la higiene y el transporte.

Los territorios y espacios cuentan con características propias que aunadas a las diferentes culturas y modos de aprovechamiento de sus habitantes ofrece la condición de construcción de vocaciones e identidad propia.

Entender el concepto de vocación es aprovechar las posibilidades que por naturaleza permiten obtener un beneficio de su uso aprovechando los recursos naturales, humanos y técnicos con los que se cuenta, considerando que “la vocación no es algo rígido o estático en el tiempo, puede cambiar si las condiciones y deseos de la comunidad cambian, la vocación debe de ajustarse a las capacidades locales” (Silva y Sandoval, 2012, p. 45). Por esto es importante y necesario identificar cuáles son las vocaciones de un centro histórico y entonces plantear cuales queremos que sean en un futuro próximo.

Este conjunto de vocaciones forma parte de nuestra identidad, la identidad está ligada a la historia y al patrimonio cultural. La identidad cultural no existe sin la memoria, sin la capacidad de reconocer el pasado, sin elementos simbólicos o referentes que le son propios y que ayudan a construir el futuro. (Molano, 2006, p.7). Entonces nos enfrentamos a una ardua labor que no puede entenderse por separado ni de forma independiente por grupos de interés se tendrá que lograr consensos y una visión de conjunto donde no se dejen elementos fuera de lugar y sin participación.

Para que la identidad generen desarrollo territorial es necesaria una voluntad colectiva (política, comunal, empresarial, asociativa, etc.) y un reconocimiento del pasado, de la historia. (Molano, 2006, p.7). Siguiendo esto entonces se debe responder la pregunta ¿hacia dónde queremos dirigirla? Estableciendo como meta elegir las actividades que más beneficien en lo económico, en lo social y ambiental.

Los proyectos son para integrar a la ciudadanía a la cultura, al empleo y al desarrollo, en este sentido es importante escuchar su voz para que los hagan suyos y sean aceptados, permitan su ejecución y se cuente con su aprobación.

Para lograr esto Buades, y Giménez, (2013), afirman que es necesario que se dé un enlace en los procesos comunitarios donde se vinculen elementos como las administraciones locales, otras administraciones públicas y entidades privadas, que la ciudadanía juegue un papel  importante con sus asociaciones diversas y grupos de personas y también se incluyan los recursos técnicos públicos y privados es decir los que aportan elementos científicos (p.60). Esta participación comunitaria debe orientarse hacia la autogestión de acciones que abarquen la sustentabilidad, el desarrollo económico y humano. Es importante que estas acciones tengan un concepto integrador donde el papel de los múltiples actores sea considerado por lo que conviene delimitar quiénes son cómo interactúan y como podrían mejorar su forma de operación y de generar resultados.

La identificación de actores, vocaciones, identidad, ámbitos de intervención ya sea arriba abajo o de abajo hacia arriba, la participación comunitaria es parte de los elementos más representativos desde donde se puede construir el esperado desarrollo en centros históricos, sin embargo hay que considerar un enfoque integrador donde todas estas ideas puedan amalgamarse siendo un catalizador de todo el proceso.

Un programa se considera integral si se mantiene una visión de conjunto de los problemas y soluciones, reconociendo sus aspectos técnicos, económicos, sociales, legales, administrativos, ambientales, y las interrelaciones entre ellos (de Medellin, 1996, p.52).

“El paso principal a seguir para una programación integral es el diagnóstico donde a su vez se realiza: una evaluación de la información existente, un levantamiento de  información adicional un análisis de los problemas principales una  Identificación de las áreas de mejoramiento y la formulación de una estrategia de Intervención”.(de Medellin, 1996, p.55).

Las áreas de mejoramiento se agrupan por lo general en Patrimonio, turismo, integración social, comercio, transporte y vialidad, servicios públicos, vivienda imagen urbana y reglamentación. De esta gama de áreas pueden surgir múltiples proyectos novedosos donde destacaremos algunas propuestas que se han realizado en otros centros históricos enfocadas a su preservación, revitalización y revaloración.

Estrategias novedosas de intervención en centros históricos

“La unión hace la fuerza”, es una frase que se repitió en su momento y que conviene poner de relieve. Los problemas serán menores con unas buenas estructuras vecinales y unas organizaciones conscientes de los retos que asumen día a día. (Buades, y Giménez, 2013, p.27).

Esta básica expresión pone de manifiesto que sin unión los alcances de esta planificación integral a la que se aspira será limitada por lo que habrá que entender que el esfuerzo será grande y que los frutos dependerán de la participación y compromiso de los actores involucrados. A continuación se hará mención de siete proyectos actuales que han representado un avance importante en centros históricos pues no solo se trata de la típica restauración de fachadas y pinta de calles, sino de proyectos que involucran una mayor participación social e impacto en los habitantes y visitantes.

Como primer ejemplo podemos mencionar el proyecto Mejoramiento Integral de Barrios descrito como la respuesta estratégica al deterioro de la calidad de vida en los nuevos asentamientos, a la pérdida de legitimidad estatal, el deterioro ambiental y la perturbación de la convivencia barrial en los núcleos urbanos más complejos.  (de Medellin, 1996, p.42). Esta propuesta plantea que los centros históricos están rodeados de barrios y estos deberán de integrarse al desarrollo y ser contemplados en la planificación integral por lo que  en 1984 se inició un programa de rehabilitación de los barrios aledaños al antiguo basurero municipal del sector de Moravia, (Medellin, Colombia). Se ensayó un nuevo tratamiento para los asentamientos subnormales que puso como centro la participación de los pobladores en la consolidación física de los barrios, enfoque que otorgo otra dimensión y calificación al Programa Integral de Mejoramiento de Barrios Subnormales en Medellín incluyendo riesgos geológicos (de Medellin1992, p. 34), Los barrios fueron considerados ya que una de las características de la naturaleza del barrio es que este influye en las relaciones de convivencia e integración de los diferentes colectivos donde destaca la revalorización del sentido de pertenencia. “Los vecinos se han quejado en reiteradas ocasiones de la falta de dicho sentido, lo cual se traduce en una falta de cuidado y atención por el propio entorno”. (Buades, y Giménez,2013, p.25).

El segundo ejemplo es el aprovechamiento del turismo urbano, no cabe ninguna duda que el turismo urbano es un fenómeno emergente que ha influido los últimos años a los flujos turísticos en Europa. En esta alternativa Rausell y marco, (2006) desarrollan un nuevo concepto útil para analizar este fenómeno bajo la perspectiva de lo que llaman la ciudad empaquetad; o city-marqueting en donde son considerados elementos que fomenten las visitas y a la vez contribuyan a la identidad de las ciudades donde el centro histórico puede ser visto como un producto interesante a visitar dentro de una ciudad donde se distinguen las raíces e identidad y se aproveche un catálogo sintético de la oferta turística de las ciudad que fomenta una demanda de estos servicios y a la vez nutre la imagen de la ciudad. Este concepto trata de ligar las conexiones entre las estrategias de residentes, planificadores y agentes privados. Analiza también el fenómeno emergente del turismo urbano, además de proponer una aproximación cuantitativa al concepto de la “ciudad empaquetada” a través del método de la valoración contingente aplicado a Valencia. Para ello propone un análisis de la reciente configuración de la ciudad de Valencia como destino urbano (p.43). Al turismo urbano también se le conoce como metropolitano y es un fenómeno complejo y que se presenta desde mediados de los años 80 como uno de los sectores turísticos con demandas emergentes.

El tercer ejemplo son  los ecomuseos,  nacen en Francia a finales de los años 60’s, como una respuesta a la crisis de los museos tradicionales. Los ecomuseos se encuentran en un territorio con un contexto social y cultural definido y su objetivo principal no es solo valorizar los objetos culturales, sino el conocimiento, el saber hacer y restituir la memoria del lugar, por ejemplo, a través de inventarios, publicaciones, exposiciones, filmes, etc.. (Petrini, 2008).

La idea del ecomuseo era la de un lugar dinámico de cambio social, donde la comunidad entera constituye el ecomuseo y el público que se encuentra al interior particiopa sólo como un visitante. El concepto es que todos los objetos materiales e inmateriales forman parte del museo, lo cual introduce un concepto de propiedad cultural por parte de la población, esto permite plantear la recuperación y la transmisión al público, del saber hacer, de tradiciones manifestadas en técnicas artesanales. Esta iniciativa también responde a una visión de desarrollo del territorio por parte del sector privado y público, que juntan esfuerzos por llevarlas a cabo, en Canadá la Sociedad Internacional de empresas de Ecomuseos, se creó en 1992 con el objetivo de mostrar y hacer participar al público de los usos tradicionales y el saber hacer de una determinada técnica de producción artesanal.

Los ecomuseos incluyen un área de animación e interpretación de la producción y una sala de venta de los productos realizados. Los temas en cada ecomuseo varían de acuerdo a la zona y a la especialidad del territorio.; es así como se encuentran enfocados a la producción de papel, queso, miel, vidrio, muñecas, flores, fabricación de violines, cerámica, vino, cuero, bronce, jamones ahumados, jabones, vitrales, whisky artesanal, el objetivo es recuperar técnicas artesanales ancestrales.

El cuarto ejemplo es SlowFood, fue fundado como una asociación enogastronómica alrededor del vino y la alimentación por Carlo Petrini en la pequeña ciudad de Bra (Italia) en 1986. Su propósito inicial era defender una buena alimentación, los placeres de la mesa y un ritmo de vida slow o lento.  Más adelante, SlowFood amplió sus miras y se interesó por la calidad de vida en general indisociable de la identidad y la cultura, basada en la libertad de elección, en la educación, en el enfoque multidisciplinar, para vivir lo mejor posible utilizando respetuosamente los recursos disponibles. (Petrini, 2008).

El quinto ejemplo es la animación y difusión cultural, el cual está relacionado con la gestión y producción cultural de festivales, cines itinerantes, torneos de juegos tradicionales, representaciones teatrales, encuentros musicales, exposiciones, visitas conferencias, etc. (Petrini, 2008).

La cultura es otro de los aspectos más viables a implementar como estrategia para agregar valor a los productos del centro histórico.

“El tema cultural es muy amplio y abarca varios aspectos como el económico, donde la cultura se vincula al mercado y al consumo y se manifiesta en las llamadas industrias culturales (empresas editoras, casas de música, televisión, cine, etc.); el desarrollo humano, donde la cultura juega un papel de cohesión social, de autoestima, creatividad, memoria histórica, etc.; y la cultura plasmada en el patrimonio material e inmaterial, donde entran actividades y políticas públicas orientadas a la conservación, restauración, puesta en valor, uso social de los bienes patrimoniales, etc.”(Molano, 2006).

Se podría decir que la cultura tiene varias dimensiones y funciones sociales, generando: Un modo de vivir, cohesión social, creación de riqueza y empleo y equilibrio territorial (Molano, 2006, p.5).

Como sexto ejemplo podemos mencionar la búsqueda de nuevas vías para el desarrollo socioeconómico de Cuba, como el caso del proceso de clusterización o construcción de conglomerados de negocios con relación al turismo y empresas afines donde se pretende desarrollar las cadenas productivas y atacando las principales limitaciones que en la actualidad afectan el desempeño en la localidad atendiendo a los factores dinamizadores del desarrollo local todo ello a partir de mejorar dichas cadenas productivas.

Por último el séptimo ejemplo está ligado a la necesidad preservar la gobernabilidad mediante  la necesidad de una estrategia anti-rumores. Apostar por una ciudad cuyo modelo de convivencia sea intercultural, implica estar alerta a todos aquellos elementos y factores que puedan contribuir a la segregación, la desconfianza, y por lo tanto, a la conflictividad social. También ejercen importancia los diferentes grupos políticos o grupos de interés que ejercen influencia en la vida de estos destinos. Los rumores, si no se trabajan, pueden tener consecuencias graves para la sociedad. A corto plazo, provocan desconfianza hacia determinados grupos sociales, a los que se puede llegar a aislar. A medio plazo, suponen agravios comparativos entre colectivos que acaban generando resentimiento. Por último, a largo plazo, el rumor puede provocar el rechazo a todo un colectivo (Buades, y Giménez 2013, p.50).

El rumor, en definitiva, instala la desconfianza en la sociedad; lo que puede llevar a la ruptura de la convivencia y a la pérdida del respeto por la diversidad (Buades, y Giménez 2013, p.51).  El rumor se alimenta con la falta de reacción de sus seguidores del rumor, a quienes no les interesa la veracidad o no del mensaje. Simplemente lo creen y lo difunden, entre otras cosas porque se adecua a las concepciones previas de quien los acepta (Buades, y Giménez 2013, p.52).

Por ello es fundamental desactivarlo y, en la medida de lo posible, restaurar el equilibrio y la percepción positiva tanto de la diversidad como de la cohesión social.  Por lo que habrá que instrumentar, Agentes antirumores como: comics de bolsillo, videos, presentaciones audiovisuales anti rumores y acciones de sensibilización específica.). (Buades, y Giménez2013).

Conclusiones

La evolución de lo que hoy conocemos como importancia y puesta en valor de los centros históricos aglutina un mosaico diverso de ideas y conceptos que han permitido su rescate, renovación y adaptación, mediante diversas teorías y metodologías,  en este sentido el desarrollo territorial y su acercamiento integrador ofrece múltiples oportunidades para lograr exitosas contribuciones al desarrollo de los centros históricos.

Las vocaciones y la identidad es la oportunidad de ofrecer diversidad y diferenciación a los centros históricos como productos no solo turísticos sino de significado para la población en general.

Existen múltiples alternativas  de mejorar las condiciones de los centros históricos y una gran cantidad de información referente a metodologías y casos de éxito que pueden adaptarse siempre y cuando contemplen y respeten a la población local integrándola y al mismo tiempo ganando su atención y esta se involucre en los proyectos.

No debemos pasar por alto una estrategia anti rumores al emprender proyectos de esta naturaleza pues tienen grandes consecuencias en la gobernabilidad y aceptación por parte de la población.

Referencias bibliográficas

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[a] Pedro Alfonso Ramos Sánchez Dr., Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, I.C.E.A., Lic. en Turismo. Correo: ramossa99@yahoo.com Autor corresponsal.

[b] Angélica Ruth Terrazas Juárez M.A.R.H., Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, I.C.E.A., Lic. en Turismo.


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