Dirección de Comunicación Social, 07/Marzo/2024
Boletín Informativo UAEH No. 111
*Los machismos cotidianos afectan a ambos géneros
*En la estructura patriarcal existen herramientas que perpetúan el discurso de odio hacia el género femenino
Pachuca de Soto, Hidalgo.- Al incluir la palabra micro se convierte a la práctica machista en algo que reduce esta acción, por lo que se reestructuró el nombre y cambió a Machismos Cotidianos para englobar todas las acciones, que aunque sean en menor o mayor medida siguen siendo machistas, por ejemplo, los concursos de belleza, los chistes en donde la mujer es objeto de burla por sus condiciones o capacidades, así como contenidos audiovisuales, señaló Laura Georgina Ortega Luna, profesora investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).
Durante una entrevista Ortega Luna explicó que en el transcurso de la historia, la sociedad se ha construido bajo las normativas de los hombres, creando espacios por y para ellos, en donde el género masculino ocupa un rol importante, el del poder. En esta estructura patriarcal existen herramientas que perpetúan el discurso de odio hacia el género femenino e incluso a su mismo género, una de ellas es el Machismo, la cual es una forma de discriminación sexista hacia las mujeres o una manera de violentar a las mismas.
La investigadora Garza, adscrita al Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSHu), indicó que las prácticas que antes llevaban por nombre “Micromachismos” cambiaron a Machismos Cotidianos, ya que no son pequeños, son un problema enorme que tiene el mismo valor que cualquier otro tipo de violencia.
“Las conductas machistas están presentes en todas partes del mundo, en todos los círculos sociales, en todas las culturas; para comenzar un cambio es necesario empezar a cuestionar el sistema patriarcal, además de las actitudes, acciones y comentarios que se hacen en el desarrollo del día a día”, puntualizó la investigadora Garza.
Refirió que también se deben cuestionar más los diferentes tipos de contenidos que se producen o se consumen, ya que los medios de comunicación se encargan de mover masas y, a través de ellos, se normalizan los discursos que refuerzan los estereotipos de género, que obligan a la mujer a ser lo más femenina que pueda y a que siga ocupando un rol de sumisión.
Puntualizó que es importante comenzar a identificarlos para sensibilizar a la sociedad, ya que no solo afecta a las mujeres, pues hacer uso de esa herramienta también violenta a los hombres, porque marca el tipo de comportamiento que deben tener, los vulnera al perpetuar el mensaje de que los verdaderos hombres no lloran, no expresan sus emociones ni sentimientos, los obliga a sobreexplotarse y, en ocasiones extremas, los lleva al suicidio.
Por otro lado, mencionó que el machismo limita las formas de expresión, de vida y afecta las relaciones interpersonales del género femenino, ya que en las normativas del sistema patriarcal no pueden coexistir el rol de madre con un puesto directivo, pues si se dedica totalmente al trabajo es etiquetada como una mala madre al no cumplir con el papel que le ha impuesto la sociedad; si se enfoca en la familia se le atribuye que no hace bien su trabajo como directiva, algo que no se le cuestiona a los hombres, quienes sí pueden tener ambos roles.
El mismo sistema hace que las mujeres se enfrenten entre ellas, lo que evita crear espacios seguros, redes de apoyo, el fomento de la sororidad y que incidan en los cambios sociales que se necesitan, entre otras acciones.
“Erradicar los machismos cotidianos es un trabajo complejo, porque se lucha contra una cultura impuesta. Desmantelar un sistema y hacer un autoanálisis para saber qué discursos estamos perpetuando, es un proceso que puede llegar a ser incómodo porque no es fácil, es un proceso constante donde se busca no desistir”, expresó al finalizar.