Dirección de Comunicación Social, 07/Febrero/2024
Boletín Informativo UAEH No. 57
*Observar cuáles son los gustos e identificar qué etapa están viviendo las infancias y adolescencias permitirá aplicar una estrategia adecuada para estimular la lectura
*La experta señaló que las madres y padres de familia pueden intervenir en orientar sobre libros, cómics o revistas, pero no imponer
Pachuca de Soto, Hidalgo.-La falta de participación de las familias en el ambiente escolar, espacios educativos poco accesibles o amigables, inflexibilidad en cuanto a las lecturas que se consumen, así como priorizar el desarrollo de habilidades cognitivas sobre las no cognitivas, son factores que alejan a las infancias del mundo de los libros, declaró Rosamary Selene Lara Villanueva, profesora investigadora del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSHu) de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).
De acuerdo con los resultados del Módulo sobre Lectura (MOLEC) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), de la población no lectora en el país un 83% mencionó que durante su niñez, sus padres o tutores no los llevaban a bibliotecas o librerías; el 79.7% dijo que sus padres no leían; mientras que el 68.3% no los veía practicar la lectura.
En el marco del Día Mundial de la Lectura en Voz Alta, la académica Garza enfatizó en entrevista que para fomentar la lectura y mejorar la compresión lectora de la población mexicana, las y los docentes de nivel básico, así como del medio superior, deben aprender a observar cuáles son los gustos de sus estudiantes e identificar qué etapa están viviendo, esto con el objetivo de aplicar la estrategia adecuada para estimularla en sus grupos.
Asimismo, es necesario que los acervos bibliográficos sean accesibles a las y los estudiantes, que se fomente una cultura del cuidado del material y la creación de espacios fuera de la rigurosidad de las bibliotecas, así como la implementación tecnológica, además de la gamificación de actividades lúdicas dentro y fuera de las instituciones educativas.
Igualmente es necesario que madres y padres de familia comprendan que tanto las infancias como las adolescencias deben elegir sus lecturas, no ser impuestas al gusto de sus tutores. Aconsejó que en lo que se puede intervenir es en orientarles sobre aquellos libros, cómics o revistas que sean acorde a su nivel de lectura y edad, así como mantener un diálogo abierto para la conversación de las lecturas.
“Criticamos a los hijos y estudiantes por lo que leen, les decimos: ‘no eres buen lector porque lees historietas’, etcétera. No lo critiques, foméntale la lectura, llévale a sitios o espacios, involúcralos en actividades”, enfatizó Lara Villanueva.
En cuanto a la comprensión lectora, la también pedagoga resaltó que las deficiencias en este rubro se perciben desde el nivel básico hasta el posgrado, en donde se han encontrado problemas de redacción, gramática y semántica en el desarrollo de las tesis, así como en el análisis de los textos académicos y en el aprendizaje profundo.
Lara Villanueva aclaró que para solventar estos obstáculos no solo se deben enfocar los esfuerzos desde la infancia, sino atender la problemática sin importar el nivel de estos, ya que es responsabilidad de las y los docentes nivelar a sus estudiantes, cuyo ritmo de aprendizaje es distinto al de la mayoría del grupo.
“Evidentemente hay un rezago en habilidades lectoras, de escritura y muchas más, pero es una responsabilidad pedagógica del profesor; tenemos que buscar las mejores estrategias para que todos lleguen al mismo objetivo, pero con adaptaciones y herramientas distintas para cada uno”, sentenció.
La académica Garza recomendó a los claustros docentes recurrir a la tutoría entre pares, la cual permite aprovechar las habilidades de las y los estudiantes que se encuentran más avanzados para apoyar a quienes están presentando dificultades con los temas, siempre bajo la guía del docente.
Para finalizar, puntualizó que las instituciones educativas deben brindar más cursos de actualización, mientas que las y los docentes deben tener la voluntad de mejor la práctica educativa y derribar las estrategias negativas.