Dirección de Comunicación Social, 18/Julio/2023
Boletín Informativo UAEH No. 358
*Es importante señalar que como todos los medios de entretenimiento, también pueden llegar a ser un problema si se hace uso excesivo de ello
*Los videojuegos ya cuentan con una clasificación que se regula de manera mundial a través de la Entertainment Software Rating Board (ESRB)
Pachuca de Soto, Hidalgo. – “Los videojuegos llegaron a los hogares desde la época de 1970 y aunque anteriormente ya se habían desarrollado algunos juegos, no fue hasta 1978 que se empezó a ensamblar la primera consola casera de videojuegos, que a la fecha han evolucionado de diversas maneras, por ello es importante saber como padres de qué manera manejarse ante estos sistemas de entretenimiento”, así lo especificaron Efraín Franco Flores y Miguel Ángel Licona, director y subdirector, respectivamente, del Centro de Cómputo Académico (Ceca) de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).
Es importante señalar que como todos los medios de entretenimiento también pueden llegar a ser un problema si se hace uso excesivo de ello, por ejemplo, crear adicción, aumentar la agresividad del jugador, eludir las responsabilidades, también pueden tener efectos negativos en la socialización, evadir la realidad y necesidades del mismo cuerpo, entre muchas otras. Sin embargo, el tiempo y diversos estudios han demostrado que, con moderación, jugar videojuegos es bueno”, remarcó Franco Flores.
Los jóvenes desde la década de 1980 se han hecho de alguna consola, pero fue hasta 1990 cuando se empezó a realizar un verdadero auge dentro de las empresas desarrolladoras ya como un producto de entretenimiento, además de que cobraron popularidad las salas de Arcades, conocidas en México como “Maquinitas”.
“Muchos padres tomaron esta nueva fuente de entretenimiento como una forma de distraer a sus hijos, pero no consideraron límites y reglas para usarlos”, mencionó el director del Centro de Cómputo de la UAEH. En este sentido, sugirió que los padres deben marcar un tiempo de juego en relación con actividades deportivas, culturales y recreativas, así como las tareas que deba realizar el menor, tanto en sus estudios como en el hogar.
Por su parte, Miguel Licona resaltó que en la actualidad los videojuegos ya cuentan con una clasificación que se regula de manera mundial a través de la Entertainment Software Rating Board (ESRB). “Los padres deben conocerla antes de comprarle a sus hijos un juego, ya que es su responsabilidad saber qué clase de entretenimiento llega a sus manos”, puntualizó.
La clasificación de los videojuegos es totalmente legible en cada uno de los empaques o en la descripción del mismo en plataformas digitales y se divide de la siguiente manera: EC (Early Childhood), Primera infancia, juegos orientados para niños entre los 3 y 5 años, su temática es principalmente educativa; E (Everyone), todos, su contenido está dirigido para todo público; E 10+ (Everyone 10 and up), todos, mayores de 10 años, estos juegos contienen animaciones, fantasía, violencia moderada e insultos leves.
Continua con T (Teen), adolescentes, su contenido está dirigido a jóvenes de 13 años en adelante y se caracteriza por tener violencia, sugerencias sexuales, humor crudo, sangre, juegos de azar y uso de un lenguaje fuerte; M (Mature 17+), edad madura, estos videojuegos están restringidos para los menores de 17 años, ya que su contenido se caracteriza por mostrar explícitamente violencia, sangre, insultos y temas sexuales; AO (Adults only 18+), solo para adultos, estos videojuegos son sólo para mayores de 18 años, su contenido tiene escenas prolongadas de violencia, desnudez y temas sexuales.
“Es irresponsable señalar de culpable a una industria, como son los videojuegos, cuando un niño o adolescente deja de lado sus deberes por jugar, volverse anti social o incluso tener episodios de violencia de algún tipo. Ya hay estudios que demuestran que estos patrones son poco comunes en los videojugadores, más bien, tiene qué ver con el ambiente familiar, social y escolar en el que se desarrolla el infante. Si un padre o madre no pone atención a sus hijos, no es de sorprender que estos lleguen a tener tendencias que afecten a su persona y la sociedad en la que se encuentran”, expusieron los expertos universitarios.