Dirección de Comunicación Social, 22/Abril/2023
Boletín Informativo UAEH No. 194
*Puntualiza investigadora Itzia Cázares que uno de los desafíos más importantes para los futuros profesionales de la salud tiene que ver con reconocer las violencias estructurales que se ejercen contra las comunidades rurales
*Las condiciones reales de los pueblos y comunidades indígenas revelan que existe una diversidad cultural problemática en cuanto a dinámicas de pobreza y marginación, aseguró el investigador Miguel Carrillo Salgado
Pachuca de Soto, Hidalgo.- “Las mujeres fueron la primera línea de respuesta frente a la pandemia, pues tuvieron que incrementar la provisión de cuidados de los hogares y, en el caso de las indígenas y de contextos rurales, fue mayor porque desempeñan actividades esenciales en la producción de alimentos para el autoconsumo, es decir garantizan la seguridad alimentaria de sus familias, lo que implicó mayor exposición a riesgo de contagio”.
Así lo señaló Itzia María Cazares Palacios, doctora en Psicología, nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y profesora en el Instituto de Ciencias de la Salud (ICSa) de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), quien presentó la ponencia titulada “Pensar la salud de los pueblos originarios y personas indígenas de Hidalgo en el contexto pandémico”, en el marco del Coloquio Académico de la 12 edición del Festival Internacional de la Imagen (FINI) 2023 que aborda este año “Pueblos Indígenas” como temática.
La profesora investigadora de la UAEH ofreció una reflexión en torno a cómo la etnicidad, la clase social y el género se articulan para explicar las condiciones de salud de la población indígena de la entidad, poniendo énfasis en las mujeres. Asimismo, planteó la necesidad de pensar la salud en contextos de desigualdad en diálogo con las ciencias sociales, a fin de elaborar propuestas centradas en el cuidado de la vida humana, desde el punto de vista de las personas indígenas.
Ante estudiantes de ICSa, sede institucional donde dictó su ponencia, Itzia Cázares destacó que uno de los desafíos más importantes para los futuros profesionales de la salud tiene que ver con reconocer las violencias estructurales que se ejercen contra las comunidades rurales, pero sobre todo, las violencias epistémicas donde no hay un reconocimiento de las personas indígenas como sujetos de conocimiento.
Su propuesta, dijo, “es trascender enfoques individualistas, ahistóricos y totalmente descontextualizados, porque seguimos utilizando modelos desarrollados en otros países y que no corresponden a la realidad, por ejemplo, la del estado de Hidalgo”.
Por su parte, el sociólogo Miguel Carrillo Salgado, doctor en Desarrollo Rural, profesor investigador de la Universidad Intercultural del Estado de Hidalgo (UICEH) y nivel Candidato dentro del Sistema Nacional de Investigadores, dictó la ponencia “La diversidad problemática. Una mirada a los pueblos originarios en Hidalgo frente al desarrollo”, también en el ICSa.
El especialista presentó, en primer lugar, un panorama estadístico de la población indígena en México, para luego dar a conocer una comparativa entre los indicadores de la distribución de la población indígena en los 32 estados e indicadores de pobreza y pobreza extrema.
La primera correlación evidente es que los estados con mayor presencia de población indígena tienen una condición de pobreza. De las primeras 10 entidades con mayor población indígena, coinciden en seis entre los primeros 10 estados más pobres del país.
En México, el total de 11.5 millones de personas viven en extrema pobreza. De acuerdo con la comparativa estadística del investigador, de los estados donde hay mayor presencia indígena, coinciden con cinco entidades bajo esta condición.
Respecto a Hidalgo, una entidad predominantemente rural, el investigador explicó que la primera disparidad es que los 84 municipios se conforman de cuatro mil 690 localidades, de las cuales, cuatro mil 514 son rurales y 176 son urbanas. A pesar de ello, “hay un fuerte fenómeno de concentración de poblaciones en contextos urbanos y una amplia dispersión en múltiples localidades rurales”.
En los municipios de Xochiatipan, Huazalingo, Tlanchinol, Tepehuacán de Guerrero, Eloxochitlán y Yahualica se sitúa una mayor densidad indígena y el 80% o más de su población total, se haya en condiciones de pobreza.
Por otro lado, los municipios que tienen menos del 30% de su población en situación de pobreza son Atitalaquia, Pachuca, Tula de Allende y Mineral de la Reforma, es decir, aquellos que conforman la zona metropolitana.
En el caso de pobreza extrema, explicó el investigador, “los municipios que ocupan los primeros lugares son los predominantemente indígenas. Por ejemplo, de 100 personas en Xochiatipan, 36 personas están en condiciones de pobreza extrema”.
A manera de conclusión, el especialista señaló que, a pesar de los postulados de organismos nacionales e internacionales que plantean al unísono el derecho al desarrollo, “las condiciones reales de los pueblos y comunidades indígenas revelan que existe una diversidad cultural problemática en tanto a dinámicas de pobreza y marginación, y muchas veces nosotros somos reproductores de estas dinámicas, por ejemplo, cuando nuestra aspiración es trabajar en los centros urbanos”.