Dirección de Comunicación Social, 22/Junio/2013
Boletín Electrónico Informativo No. 420
*Escuchar constantemente música a más de 100 decibeles (como en centros nocturnos y mediante audífonos) deriva en pérdida de la audición al inicio de la edad laboral
* Vanessa Martínez-García, Iriana Zuria y Raúl Ortiz Pulido, investigadores del ICBI, dieron a conocer que también puede haber daños psicológicos
Pachuca de Soto, Hgo.- Los niños de ciudad suelen estar más estresados que los niños que viven en el campo porque el ruido de su entorno origina problemas para dormir, bajo rendimiento escolar, mayor presión arterial y tensión. En los jóvenes, el efecto causado por el ruido es la pérdida de la audición al inicio de su vida laboral, porque suelen escuchar música a volúmenes altos —de entre 75 y 105 decibeles (dB) con audífonos— o asistir a discotecas donde los niveles de sonido van de 104.5 a 112.4 dB, cuando los niveles normales al oído son los menores a los 80dB.
En los adultos, los efectos normalmente consisten en molestias del sueño y una baja en el rendimiento. Además, se ha demostrado que las personas adultas que por su trabajo están expuestas a altos niveles de ruido sufren de hipertensión.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la polución por ruido, es decir, la contaminación sonora, como la tercera en importancia, detrás de la contaminación del aire y del agua.
Esto lo dieron a conocer Vanessa Martínez-García, Iriana Zuria y Raúl Ortiz Pulido, investigadores del Área Académica de Biología en el Instituto de Ciencias Básicas e Ingeniería (ICBI) en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH). Explicaron que las personas podemos interpretar los sonidos como señales o como ruido. Las señales son portadoras de información útil (por ejemplo: una conversación, las noticias, la música), mientras que el ruido es sonido indeseable que perturba nuestra audición.
Los sonidos son vibraciones transmitidas por el aire en todas direcciones. Éstos son generados por múltiples fuentes, ya sea de origen natural, como el viento, los truenos y el oleaje, o de origen humano, como el tráfico vehicular, las construcciones y obras públicas. Detectar problemas de contaminación auditiva ayuda a explicar algunas secuelas presentadas en diferentes edades, sobre todo en las ciudades. Esto se debe a que en promedio estamos expuestos a altos niveles de ruido que van de 73.7 a 110.2 decibeles.
Los daños fisiológicos involucran enfermedades de tipo nervioso y cardiovascular, discapacidad y pérdida auditiva, hipertensión, alteraciones en la coordinación del sistema nervioso central, cólicos y trastornos intestinales.
Los daños psicológicos a consecuencia del ruido están relacionados con la perturbación del sueño, el descanso y la relajación, además de que impide la concentración y el aprendizaje y altera la conducta (incrementa la agresividad o irritabilidad).
Los primeros síntomas que suelen presentarse cuando hemos sido afectados por el ruido son escuchar timbres, golpes o zumbidos que no parecen provenir de ninguna fuente, tener dolor en los oídos, experimentar dificultad para escuchar a las personas que le hablan y no oír sonidos bajos.
Luis Érick Ramírez Fotos: especial