Dirección de Comunicación Social, 03/Octubre/2021
Boletín Electrónico Informativo No. 586
*Dos investigadores invitados hablaron de tres aspectos de la autonomía universitaria: el de autogobierno, el académico y el financiero
Pachuca de Soto, Hidalgo.– Como parte de los festejos del Día de la Autonomía Universitaria, la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) presentó el panel “La Autonomía Universitaria en América Latina”, que se llevó a cabo en su modalidad virtual para discutir los retos actuales de la soberanía de las casas de estudio en el continente americano.
A través de la plataforma virtual de YouTube, el director de Bibliotecas y Centros de Información de la UAEH, Jorge Eduardo Peña Zepeda, señaló que a través de la División de la Extensión y la Cultura se efectuó este panel para conmemorar la autonomía universitaria, que hoy en día en América Latina enfrenta desafíos como la insuficiencia de recursos a la educación superior y la búsqueda de mejor gobernabilidad en el ámbito universitario.
El funcionario universitario manifestó que “enarbolar la bandera de la autonomía es importante para comprender que la posibilidad de éxito de las universidades en el ámbito nacional e internacional, está relacionado con la capacidad que la comunidad tiene de tomar sus propias decisiones y de diseñar sus propios caminos académicos y administrativos para cumplir con los fines que el Estado y la sociedad le ha encomendado”.
Remarcó que la vida de las comunidades universitarias no debe estar supeditadas a los cambios políticos, pues en la Universidad se crea el conocimiento y se difunde para que tenga un impacto en el bienestar de la población. “Preservamos el respeto a la verdad, la aptitud para buscarla y el deber de servir a la sociedad en su conjunto”, puntualizó, al recordar que el Grito de Córdoba en 1918 en Argentina, y el movimiento estudiantil de 1929 en México, marcaron dos hitos fundacionales de la autonomía universitaria en América Latina.
Durante su exposición en el panel, el profesor investigador de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Nacional de la Plata, Martín Unzué, explicó que el Grito de Córdoba fue un movimiento estudiantil que plasmó demandas de modernización de las casas de estudio, desde la convicción de los estudiantes y la necesidad de reformar las universidades.
Como parte de los investigadores del Instituto Gino Germani, de la Facultad de Ciencias Sociales en la Universidad de Buenos Aires, consideró que no “no hay vida académica sin autonomía que nos permita definir los contenidos de nuestras enseñanzas, la libertad de cátedra y los contenidos de nuestras investigaciones”, a lo que agregó el financiamiento del Estado para que las universidades puedan cumplir su compromiso con el desarrollo de las sociedades.
A su vez, el profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Luis Gómez Sánchez, abonó a la discusión que planes y programas de estudio, proyectos interdisciplinarios y relacionados con los problemas nacionales, son desarrollados por la UNAM de forma autónoma al Estado, aunque este tenga el compromiso de financiar a esta casa de estudios y a pesar de que ésta pueda generar sus propios recursos financieros.
El también integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) planteó que la falta de recursos en las universidades ha repercutido en que estas sigan teniendo una deuda histórica con los profesores por asignatura, quienes no han visto mejorar sus ingresos al mismo tiempo que los profesores de tiempo completo. “Hay un gran número de profesores en nuestras universidades que tienen ingresos muy pequeños en el ámbito de las clases por asignatura”, afirmó el autor de numerosos artículos y textos científicos.
El ex coordinador del Centro de Estudios Básicos en Teoría Social y el coordinador del Centro de Estudios Teóricos y Múltidisciplinarios en Ciencias Sociales, también mencionó que los alumnos y alumnas son impulsores de grandes cambios, al referir que el movimiento estudiantil de 1968 demandaba libertades democráticas que se encontraban confiscadas, como la libertad de expresión, de prensa, de reunión o de manifestación. “Fue una demanda generacional de transformación de la sociedad y eso impactó de forma importante”, comentó.
Finalmente, reflexionó que la virtualidad a la que ha conducido la pandemia por COVID-19 es una oportunidad para las universidades de ampliar la matrícula universitaria, con el fin de que accedan más estudiantes a la educación superior de calidad. “Creo que esta innovación llegó para quedarse, para ser adoptada y así ampliar las capacidades y funciones sustantivas de las universidades”.