El cabaret, la noche y el pecado del cine mexicano en la FUL 2020


Dirección de Comunicación Social, 02/Septiembre/2020

Boletín Electrónico Informativo No. 355


*El crítico de cine Rafael Aviña presenta obra editorial

 

Pachuca de Soto, Hidalgo. –La importancia del cabaret, la noche y el pecado dentro de la narrativa del cine mexicano fueron los temas tratados durante las actividades de la 33 edición de la Feria Universitaria del Libro (FUL), realizada por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) en su modalidad virtual.

 

Rafael Aviña, crítico de cine e investigador de la Cineteca Nacional y la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), presentó su más reciente libro Cabaret. Rumberas y pecadoras en el cine mexicano… ayer y hoy, donde realiza un recorrido por ocho décadas y un lustro dentro de la historia de la cinematografía nacional.

 

“El cabaret es un punto álgido en el cine mexicano, no podemos desmarcarnos de su presencia en las películas de cine negro, cine policiaco y de prostitución”, declaró el también autor del ensayo cinematográfico “¡No queremos olimpiadas, queremos revolución!”.

 

El tema de la vida nocturna, la prostitución, la modernidad y la moral están presentes desde los inicios de la cinematografía mexicana con la primera versión de Santa en 1903, durante la época silente y su segunda versión en 1931 con la entrada del cine sonoro.

 

Santa es uno de los primeros bestsellers de la literatura mexicana, fue el primer libro enfocado en hablar sobre el mal de la sociedad como un mal necesario y cómo las chicas que eran seducidas y abandonadas terminaban en este carnaval del mundo”, apuntó Aviña.

 

La imagen de la mujer caída mexicana, los roles culturales impuestos, las tradiciones y la moralidad cristiana, se derriban en el filme “La mancha de sangre”, de Adolfo Best Maugard en 1937, el cual guarda un halo de misterio debido a su desaparición en circunstancias extrañas y su peculiar recuperación por parte de la Filmoteca de la UNAM.

 

“La película rompía con todos los esquemas del cine de cabaret de la época, siempre la cabaretera es inocente, llevada al camino del mal por esa ingenuidad, en cambio en “La mancha de sangre” las prostitutas que están ahí es por gusto al oficio, no hay un problema melodramático por trabajar ahí”, puntualizó el ensayista cinematográfico.

 

Sin embargo, el cabaret también constituye un espacio cotidiano en donde los trabajadores se convierten en una familia, donde nace la amistad, la solidaridad y el amor, representadas en películas de corte cómico protagonizadas por Germán Valdés “Tin tan”.

 

Por otra parte, con la llegada de Miguel Alemán a la presidencia de la república y las transformaciones que se vivieron durante el “milagro mexicano”, abonaron a un cambio en el cine de los años de 1950, donde las películas cabareteras y del cine negro se alejaron de la fórmula para adquirir un peso melodramático. Tal es el caso de “Víctimas del pecado” o “Salón México”, de Emilio “El Indio” Fernández, y “La noche avanza” de Roberto Gavaldón, donde los excesos melodramáticos se convierten en virtudes, sostuvo Aviña durante su presentación en la FUL.

 

Con el alemanismo llegó a México una de las figuras centrales del cine de cabareteras, Yolanda Montes “Tongolele”, quien rompió el molde de las rumberas con su espectáculo de danza tahitiana, para dar lugar a “Las exóticas” y a una nueva faceta de la vida nocturna en el cine, donde se transita entre la fiesta, la sensualidad, la explosión de los sentidos y el pecado.

 

Rafael Aviña resaltó que el cine de ficheras, las sexy comedias y el cine de albures que se mantuvo desde los años de 1970 hasta inicios de los 1990, comenzó tras los acontecimientos del Movimiento Estudiantil de 1968. “Es fundamental en el cine debido a que el horror del 68 provoca que Luis Echeverría, principal causante de los eventos, aportara demasiada libertad al cine social y política en México durante su sexenio, además de su desprecio a la iniciativa privada”, declaró.

 

Es la cinta “Bellas de noche”, protagonizada por Sasha Montenegro, inicia esta tendencia que se convierte en un emblema del cine popular de ese momento. Fue la industria privada la que da este giro al cabaret con historias de fórmula, bajos presupuestos y escazas ideas, pero que dejó personajes célebres y populares como Lyn Mey, Rafael Inclán, José Alberto “El Güero” Castro, Lalo “El Mimo”, entre otros.

 

El crítico cinematográfico destacó la visión actual del cine cabaretil, al definirlo como un corte más intelectual y social, diferente al género del documental y la visión de cineastas como Maya Goded y su filme “Plaza de la soledad”, Laura Herrero Garvín con la cinta “La mami” o María José Cuevas con “Bellas de noche”, quienes realizaron una revisión del tema.

 

“Plaza de la soledad es conmovedora, triste, pero a la vez gozosa. En el sentido de que los personajes tienen su parte melodramática, pero tienen una chispa y vida”, expuso Aviña sobre el documental de Goded que retrata las historias detrás de las sexoservidoras de la tercera edad del histórico barrio de La merced al cerrar su participación.

 

 


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