Dirección de Comunicación Social, 01/Septiembre/2020
Boletín Electrónico Informativo No. 348
*“Librerías deben apostar a un nuevo paradigma de negocio”: Arturo Ahmed *Necesaria mayor presencia de librerías en todo el territorio nacional, ya que el 94 por ciento de los municipios en México carecen de una
Pachuca de Soto, Hidalgo. – Iniciaron las actividades del Sexto Encuentro de Libreros en la Feria Universitaria del Libro (FUL) 2020, organizada por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), programa para profesionales que busca establecer un diálogo entre editores, libreros y autores en torno a los procesos de creación, estudio, fomento y distribución de libros.
El acto inaugural estuvo a cargo de Arturo Ahmed Romero, fundador del Instituto de Desarrollo Profesional para Libreros (INDELI) y la Universidad de las Ciencias y las Artes del Libro (UCAL), con la conferencia virtual “Efectos de la pandemia en la librería. Estrategias de recuperación durante la contingencia sanitaria”.
La charla abordó los obstáculos que viven la red de librerías en el país ante la carencia de infraestructura, apoyos, así como de cobertura en las zonas más vulnerables, derivado de una falta de actualización en la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro.
“El libro, como bien cultural por excelencia, debe considerarse destinado a generar un marco de cooperación educativa, cultural y científica para mejorar el nivel de instrucción, capacitación y conocimiento de nuestro pueblo”, enfatizó Arturo Ahmed Romero.
Para el también asesor de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM) la ruta es clara, en primer lugar la revisión de la legislación actual, cuyos cambios permitan la creación de programas de fomento y desarrollo a la inversión; el financiamiento para la creación de nuevas librerías y la modernización de las existentes; una política que revierta la tendencia del cierre para aligerar el impacto de la carga fiscal; además, la implementación del precio único como sistema de equilibrio entre los títulos que pertenecen al catálogo general y las novedades.
El segundo aspecto, señaló Ahmed Romero, consiste en adaptarse al mundo digital para satisfacer las demandas de los usuarios, integrados en su mayoría por jóvenes inmersos en las nuevas tecnologías. Indicó que se deberá implementar el comercio electrónico en las librerías físicas y virtuales, el marketing digital en todos sus contextos, la adaptación de los espacios al ambiente digital, la edición y gestión comercial virtual.
“Si las librerías no aceptan el reto de llevar a cabo una renovación profunda de los procesos de búsqueda, de compra y lectura de libros difícilmente sobrevivirán a la era digital”, enfatizó.
Por último, recalcó la necesidad de una mayor presencia de librerías en todo el territorio nacional, ya que el 94 por ciento de los municipios en México carecen de una. “Tan solo los estados de Tabasco y Campeche cuentan con tres puntos de venta para toda su población, mientras que a nivel nacional hay un rezago de tres mil librerías colocándonos entre los más atrasados en temas de infraestructura, para revertir la tendencia será necesario mínimo 10 años de trabajo”, apuntó.
Arturo Ahmed Romero propone como una de las soluciones a dicho problema la creación de las librerías de barrio, las cuales darían respuesta rápida, sin embargo, es necesario que se implementen en los municipios más alejados de los polos de desarrollo urbano, donde se carecen de programas culturales y presupuestos para la cultura.
“Las librerías de barrio se pueden instalar en zonas no comerciales y espacios menores a 60 metros cuadrados, con una inversión mínima, y podría ayudar a la economía familiar al contratar a maestros normalistas, jubilados, amas de casa y profesionales sin empleo”, puntualizó el ponente.
Por último, Arturo Ahmed Romero sostuvo que las librerías deben apostar a un nuevo paradigma de negocio, convertir los espacios físicos en una atmosfera que propicie nuevas sensaciones para la lectura y el libro. Refirió que la pandemia aceleró ese proceso de migración de lo físico a lo digital para el sector editorial, limitó movimientos y dejó como una opción la adaptación a la nueva realidad.