Productividad en población lleva a mejores condiciones de vida: UAEH


Dirección de Comunicación Social, 13/Enero/2019

Boletín Electrónico Informativo No. 19


Pachuca de Soto, Hidalgo.- La calidad de vida y desarrollo social requieren de crear las condiciones para que la población genere su propia riqueza, sostiene el profesor de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), Ramiro Cadena Uribe, quien mediante una investigación constató que pese a la importante inversión en programas sociales destinados a la región Otomí-Tepehua, la mayor parte de su población se encuentra en condiciones de pobreza.

 

La investigación se titula “Desarrollo Social y calidad de vida en el estado de Hidalgo y en la zona Otomí-Tepehua”, y fue publicada en el libro Estudios Demográficos del estado de Hidalgo, coordinado por Asael Ortiz Lazcano y Germán Vázquez Sandrín, del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSHu).

 

El académico adscrito al Instituto de Ciencias Básicas e Ingeniería (ICBI), Ramiro Cadena, plantea que Hidalgo es un estado rico en tierras cultivables, potencialmente propicio para la ganadería y la agricultura, sin embargo, pese a la riqueza de los recursos naturales con los que cuenta, y no obstante los programas sociales que se destinan a los sectores más vulnerables, su población es mayoritariamente pobre y con una gran desigualdad social. 

 

Ante este panorama, el profesor señaló que la asignación de recursos económicos se ha enfocado principalmente en el rubro asistencial, por lo que no se fomenta que la población sea productiva, pues “no se contribuye directamente a que ellos mismos generen sus propios recursos, que generen su propia riqueza. Al contrario, en buena medida la población se vuelve más dependiente económicamente de los recursos asistenciales, al no tener la necesidad de generar sus propios ingresos para satisfacer sus necesidades”.

 

De acuerdo con el académico, actualmente no existe medición ni una comparación entre una situación inicial y una posterior para medir el impacto de una política o programa social en la calidad de vida y desarrollo social de la población, además de que no hay rendición de cuentas, de forma que no se observan resultados objetivos y tangibles que lleven a los pobladores a tener una vida sustentable e independiente.

 

Por ello consideró que debe evaluarse el impacto de los programas sociales y tomar en cuenta las características específicas del sector de la población que se atiende, ya que son diferenciales.

 

La investigación realizada por el profesor revela que en Hidalgo, el 41 por ciento del padrón de beneficiarios del programa de apoyo a zonas prioritarias, pertenecen a la región Otomí-Tepehua, por lo que existe una fuerte inversión en asistencia social y programas comunitarios pero resultan poco significativas las inversiones para generar fuentes de trabajo o para hacer productiva a la población de esta zona.

 

El maestro en Estudios de Población relacionó las inversiones en diferentes programas sociales y el indicador de calidad de vida en la región Otomí-Tepehua que comprende tres municipios: Tenango de Doria, San Bartolo Tutotepec y Huehuetla. Encontró por ejemplo que a Huehuetla se ha asignado el mayor presupuesto, con más de dos millones 500 mil pesos, pero presenta los mayores porcentajes de población en condiciones de pobreza. 

 

“Durante años se han asignado importantes partidas presupuestales para programas sociales en zonas como la Otomí-Tepehua, y sin embargo los resultados no son de igual proporción. Los recursos se enfocan a la asistencia social. La población recibe los beneficios, pero no se vuelve más productiva, al contrario, depende cada vez más de esa ayuda para subsistir”, afirmó.

 

Por ello propuso generar inversión en la región Otomí-Tepehua que ofrezca fuentes de empleo para aprovechar los recursos naturales, turísticas y las características distintivas de la zona, al involucrar a todos los sectores productivos, desde la industria extractiva, agrícola y ganadera, hasta la de transformación manufacturera, además de los sectores de distribución y comercialización de productos, en un proceso integral donde se conjunten en clusters a todas las partes involucradas en un mismo producto, que finalmente redunde en trabajo, riqueza y bienestar en la población de estas regiones, puntualizó.


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