Dirección de Comunicación Social, 09/Abril/2018
Boletín Electrónico Informativo No. 188
*Del 9 al 11 de abril se presentarán 185 ponencias, en 25 mesas de trabajo
*Participarán universitarios de Argentina, España, Colombia y El Salvador
Pachuca de Soto , Hidalgo.- Modificar la distribución del trabajo doméstico y emanciparse de los mandatos de la feminidad, es lo que se requiere para avanzar hacia la igualdad entre hombres y mujeres, sostuvo la escritora, investigadora y activista Marta Lamas, durante las conferencia magistral que impartió en el XIV Congreso Nacional sobre Empoderamiento Femenino, que se realiza del 9 al 11 de abril en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSHu), de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).
En video-conferencia, la investigadora de la UNAM planteó que desde su ingreso al movimiento feminista, en 1971, se pensaba en transformar las injustas y desiguales relaciones entre hombres y mujeres, pero 47 años después es necesario preguntarse si el empoderamiento ha servido para esa causa.
Explicó que si bien ha habido un aumento de empoderamiento político y económico de las mujeres al haber más representantes de este sector en espacios en los que antes habían sido excluidas y existe mayor participación en la esfera pública y política, estos logros no bastan para cambiar el acuerdo social que mantiene grandes disparidades de género.
La activista mencionó que debido a diversos factores como la clase social, edad, grado de escolaridad, origen étnico, entre otros, muchas mujeres siguen inmersas en desigualdades sustanciales, pese a que el empoderamiento femenino ha aumentado. “Aunque hay logros, pero persisten estancamientos e incluso retrocesos”, afirmó.
Agregó que el empoderamiento no garantiza la emancipación, entendida ésta como el acto de liberarse de cualquier clase de subordinación o dependencia. “La mayoría de las mujeres está convencida de que hay diferencias naturales entre mujeres y hombres y que son correctas. Todo el funcionamiento de la sociedad está sostenido por estos ‘mandatos de género’, que la cultura y la crianza familiar inculcan”. Lo anterior, dijo la activista feminista, incide en la división sexual del trabajo.
Sostuvo que la igualdad entre mujeres y hombres implica modificar la distribución del trabajo de cuidado, aquel en el que las mujeres se hacen cargo del cuidado doméstico como una labor de amor, a partir de la sensación de estar haciendo lo que una mujer debería de hacer, sin remuneración económica, o subcontratando a otras mujeres para que se ocupen de ese trabajo.
Dicha actividad, refirió Marta Lamas, incluye el quehacer y atender a las personas que no se pueden cuidar a sí mismas y a quienes podrían procurarse pero no lo hacen por sus usos y costumbres, como los cónyuges. “Requerimos que los hombres compartan también este trabajo de cuidado”, demandó.
En el mismo sentido, evidenció la falta de infraestructura de servicios sociales que ayuden a cerrar la brecha de desigualdad, al puntualizar que pese a la incorporación femenina al mercado de trabajo, los esquemas laborales se diseñan como si todas las mujeres contaran con una esposa o empleada doméstica a cargo del trabajo de cuidado, y muestra de ello es que las instituciones casi no ofrecen guarderías o casas de día para adultos mayores.
Por ello, enfatizó que la ausencia en la agenda política de propuestas en torno al trabajo de cuidado, afecta el desarrollo de la sociedad. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), señalan que la falta de medidas para conciliar el ámbito familiar y laboral, compromete el desarrollo de las naciones. “Los gobiernos latinoamericanos no hacen caso y el trabajo de cuidado sigue sin ser remunerado económicamente”, enfatizó la fundadora de la revista Debate Feminista.
Citó que según el reporte del Foro Económico Mundial respecto al acceso a trabajo, educación, salud y empoderamiento político, México en 2006 ocupaba el lugar 75. En el año de 2017, el país ocupó el lugar 81. En ese contexto se estiman que van a pasar 217 años antes de lograr la paridad entre hombres y mujeres.
De igual forma, habló de la abnegación como algo que impide la paridad de género, al recordar la crítica de Rosario Castellanos, quien señaló que “si la injusticia recae en las mujeres mexicanas, no tienen derecho a quejarse, ellas lo han escogido así, se niegan a asumir lo que la Constitución les concede: la categoría de personas”. Rosario Castellanos incita a rechazar el victimismo y propone a las mujeres hacerse responsables de sus vidas y tomar las riendas de su vida. “Falta emanciparnos de la abnegación”, afirmó Marta Lamas.
Al respecto, mencionó que la educación informal de los productos culturales como canciones, películas, entre otros, van resquebrajando ciertos papeles tradicionales y facilita que haya más participación en el ámbito público, pero en el privado las mujeres siguen siendo abnegadas.
De igual forma, expuso que el llamado mandato de la feminidad ha llevado a crear dificultad en las relaciones entre las mujeres, debido a la competencia, el rencor, entre otros aspectos negativos de forma que socavan las relaciones y se sabotean. Por ello, concluyó que “más que empoderar a la mujer, debemos pensar como emanciparnos de estos mandatos de los cuales no somos muy conscientes. La desigualdad no se subsana con el empoderamiento, sino con la emancipación para hacer de México una sociedad menos desigual y más incluyente”.
La presidenta de la organización del Congreso Nacional sobre Empoderamiento Femenino, Karina Pizarro Hernández, señaló que el propósito de realizar conferencias en torno a este tema, es el de generar un espacio de reflexión, crítica y generación de conocimiento sobre las políticas estatales y nacionales que se toman o que hacen falta para la equidad de género. “Es ver qué se está haciendo desde la academia, la sociedad civil y desde el Estado”.