Dirección de Comunicación Social, 29/Agosto/2014
Boletín Electrónico Informativo No. 556
*El gran reportaje que hace contiene una visión que integra aspectos políticos, económicos y sociales con la filmografía del cineasta norteamericano
Pachuca de Soto, Hidalgo.- El hilo que comunica temas tan aparentemente dispares como Acapulco y su “modernización” alemanista; la realización de la película La dama de Shanghai de Orson Welles, con participación de su entonces esposa Rita Hayworth; el asesinato “más escalofriante de la historia” en Estados Unidos de la Dalia Negra, y el desarrollo del cine nacional es tan delgado que sólo Rafael Aviña nos lo puede explicar, y esto lo hace a través de su libro Orson Welles en Acapulco (y el misterio de La Dalia Negra), a presentarse en el auditorio “Josefina García Quintantar” en una jornada más de la Feria Universitaria del Libro.
Con edición a cargo de Conaculta, en 2013 salieron a la luz los 16 apartados que conforman este gran ensayo-reportaje-investigación de uno de los grandes conocedores en este país de ese fenómeno que se llamó el cine mexicano del siglo pasado: Rafael Aviña.
Cuando tenemos el texto entre manos nos damos cuenta que el entramado es en realidad un tejido fino: al final, hemos adquirido la idea de todo lo que representó, y lo que no, para la población acapulqueña, no sólo que muchas películas se filmaran en su suelo, no sólo las promisorias visiones de un gobierno con gran vocación modernista, sino también la apreciación de los turistas motivados por la novedad, de quienes decidieron hacer cine, mexicanos y extranjeros, y del impulso que a través de las películas se daba al puerto, de vicios y leyendas de los repentinos habitantes norteamericanos de las paradisiacas playas, entre mil cosas más.
Esto sucede porque el gran reporte que hace Aviña contiene una visión que integra tanto aspectos políticos como económicos y sociales de lo que sucedía dentro y fuera de Acapulco, y cómo la población original realmente no recibió beneficios de tanto ajetreo cinematográfico.
El elemento siniestro del texto lo da la investigadora que trata de ligar el fin de la filmación de La dama de Shanghai con el legendario caso del asesinato de Elizabeth Short, ocurrido en Los Ángeles casi simultáneamente. Nada se comprobó al final. Dice Aviña que tal vez tantas coincidencias son coincidencias terribles, nada más. De todos modos, de esta manera el texto adquiere un toque de misterio y para develarlo hay que leerlo. Altamente recomendable.