Con el prólogo de Elena Poniatowska y un dibujo en la portada de Rina Lazo realizado durante su reclusión, en 1968, en la Cárcel de Mujeres, Cato construye una escena donde se asoman caras de niñas, jóvenes y adultas impactadas profundamente por esos acontecimientos. En la actualidad, son mujeres que se desempeñan en distintos ámbitos de la vida cultural, artística, política y académica, así como en el activismo de tiempo completo
¿Quiénes son?
Para Ismael Colmenares son “Aves nocturnas”, tal y como las concibe en su composición Mayra Cebreros y que “Mailo”, como todos lo llaman y conocen, interpreta con su grupo “Los Nakos”, como homenaje a todas esas mujeres que conoció en 1968.
Ellas son, en orden de aparición: Judith Reyes, pionera de la canción de protesta; Elisa Ramírez, poeta, narradora, traductora y socióloga; María Rojo, la multipremiada actriz; Rina Lazo, la pintora guatemalteca; Eufrosina Rodríguez, maestra normalista e hija de Paula y Salvador, maestros rurales comprometidos con las causas populares; Claudia Calderón, arquitecta y profesora-investigadora en la Universidad Autónoma de Baja California; María García, convertida en fotógrafa en 1968 y cuyo esposo es el famoso fotoperiodista del siglo XX, Héctor García; Marta Arias Carrera, cultora de belleza; Patricia de los Ríos, profesora de tiempo completo en la Universidad Iberoamericana.
También, se encuentran Margarita Castillejos, médica egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y cuyos padres son los notables abogados laborales de izquierda Armando Castillejos y Adela Salazar, ambos detenidos cuando fueron en busca de sus hijos a la universidad y el ejército ingresó y violó la autonomía universitaria; Beatriz Ramírez, historiadora, antropóloga y psicoterapeuta; Arcelia Ramírez, contadora pública y docente en distintas escuelas; Olivia Revueltas, pionera de jazz en México y cuyo padre es José Revueltas; Alcira Soust Scaffo, educadora y poeta uruguaya, quien permaneció 12 días en el baño del octavo piso de la Torre de Humanidades, mientras la universidad estuvo invadida por el ejército.
Asimismo, en Ellas están Cristina Barros, maestra en Letras, integrante de la campaña Sin Maíz No hay País y de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, cuyo padre es el ex rector Javier Barros Sierra; Mariángeles Comesaña, maestra en Antropología Social, escritora, poeta, periodista y editora de libros; Ana Ignacia Rodríguez, “La Nacha”, estudió la carrera de Derecho en la Máxima Casa de Estudios y Derechos Humanos en la UACM, detenida y encarcelada dos años con Roberta Avendaño, “La Tita” en la Cárcel de Mujeres de Santa Martha Acatitla; en Herlinda Sánchez Laurel Zúñiga, diseñadora gráfica; y Antonia “Toña” Candela, doctora en Ciencias y profesora-investigadora del Cinvestav.
Lo ocurrido en 1968, sostiene la autora, es un “pasado que se niega a reposar”, que aún invade “el presente”, porque es muy probable que ese pasado aún busca y espera justicia y que, por tanto, se niega a caer en el olvido.