Hair y la censura
Gran expectación creó la ópera beat Hair entre quienes acudieron a su estreno en el restaurado Teatro Acuario, del viejo Acapulco. Pertenecían a la élite mexicana; al Jet Set nacional. La ópera gira en torno a la cultura hippie de los años sesentas en Estados Unidos, cuyas consignas son: el amor, la paz y la libertad sexual, así como el consumo de drogas. La obra musical –aclara el cronista– “es una pieza sobre el Rechazo, la Experiencia, el Patín, el Ondón”.
Así, cuando se realizaron los desnudos totales y los actores exaltaron el signo de la V quedaría en evidencia que los productores se equivocaron de público, lo cual Monsiváis constará con su respuesta al término de la obra, cuando el elenco lo invita a subir al foro a bailar todos “tomados de la mano”: pocos se animan y la mayoría permanece escandalizada e inmovilizada en sus asientos.
Hair y la censura
En 1966, los estudiantes y el pueblo de Durango se apoderan del Cerro del Mercado para exigir a la Fundidora de Monterrey un trato económico equitativo. El movimiento deriva en la desaparición de poderes, la destitución del gobernador y el mínimo doblegamiento de la fundidora pues ésta accede a entregar al estado apenas cuatro pesos con cincuenta centavos por tonelada del mineral extraído.
Ante el miserable logro económico, la comunidad se va contra la empresa instigadora del movimiento, El Sol de Durango, que verá sus máquinas, archivos y escritorios esparcidos por la calle. El final, narra Monsi, aún es más decepcionante por previsible: “los dirigentes estudiantiles acataron los términos del pacto [y] la Fundidora Monterrey continuó detentando el cerro”. Ante este resultado, “el pueblo durangueño, dolido, resentido, llamándose a traición, le arrojó a los estudiantes tomates y piedras”.
El desmoronamiento del movimiento muralista mexicano
En una crónica más, Monsiváis relata la inauguración del Mural Efímero que realizará José Luis Cuevas, en la Zona Rosa, para criticar los males del nacionalismo cultural. La gente que lo aguarda en junio del 67, en dicho lugar de moda reflexiona sobre la propuesta del artista de moda, a la vez que lo justifica y lo crítica:
--Mural efímero es una contradicción, el mural está hecho para durar, porque se inserta orgánicamente en el complejo urbano.
--Ese es el chiste de lo de Cuevas: burlarse de las pretensiones del muralismo.
--Lo único que quiere es hacerse propaganda.