Dirección de Fomento a la Lectura

 

 

Su título es una cita textual tomada del Primero sueño de Sor Juana Inés de la Cruz: “Y por mirarlo todo, nada veía, / ni discernir podía […]”. Si en su poema central Sor Juana cae en una especie de vértigo metafísico que le impide describir el espacio estelar que imagina y contempla, Margo Glantz, en cambio, sugiere una sensación de vértigo mediático ante los datos infinitos del aleph virtual de los espejos negros. Aunque se encuentre fascinada ante lo que observa y selecciona como material efímero o trascendental, saca las tijeras, recorta, ordena y pega las frases halladas (ridículas o memorables) para crear un mosaico en el que todo está en todas partes:

Al leer las noticias ¿cómo decidir qué es lo más importante? ¿Que el 31 de enero de 2018 apareciera en el cielo una enorme Luna azul, ensangrentada; que al conocer a Felice, su futura prometida, Kafka escribiera en su Diario: Un rostro vacío que llevaba abiertamente su vacío; que el ajolote mexicano sea el único animal capaz de regenerar extremidades, órganos y tejido; que El Cabo, en Sudáfrica, sea la primera ciudad en el mundo que se quedará totalmente sin agua; que unos científicos hayan logrado crear orejas para cinco niños que sufrían una malformación hereditaria; que Carlie Sheen sea portador del VIH, que las calles de Coyoacán tengan encendidas o apagadas las luces, que se haga justicia en Ayotzinapa, que la deuda pública mexicana sea incontrolable […] (p. 11).

Este inicio, único en la literatura mexicana, produce el vértigo de la enumeración y las listas en la que todo se enlaza sin criterio ni capacidad para separar o clasificar lo leído; conviven notas científicas con efemérides, notas sensacionalistas con páginas literarias desasosegadoras: Charlie Sheen al lado de Franz Kafka, cada uno con su respectiva tragedia personal.

En medio del vértigo y la libertad que la autora sugiere entre líneas para leer la obra no sólo como suya sino de todos los lectores, y de pensar en las posibilidades de leer esta obra como un nuevo Libro de arena, en el que podemos entrar en cualquier página y salir donde nos dé la gana, Glantz se permite crear distintas versiones de un mismo tema; así, el proverbio “toda agua, todo cielo, toda sangre llegan al lugar de su quietud” es otomí en una página, pero en otra es de origen maya.

La desaparición de las jerarquías también es evidente cuando los lectores notamos que no hay criterios excesivamente académicos: faltan las letras en los títulos de los libros citados; como en Twitter, todo convive sin orden. ¿Se trata de la unión definitiva entre la alta cultura con la cultura de masas?

La genial Margo Glantz recibirá el Premio Juan Crisóstomo Doria a las Humanidades el 28 de agosto.

Glantz, Margo. Y por mirarlo todo, nada veía, Sexto Piso / UNAM, Ciudad de México, 2018