Dirección de Fomento a la Lectura

 

En el departamento de New York empieza la inquietud de Gabriel de saber más sobre su progenitor, la vida que lleva y el motivo de su incipiente madurez.

Milagros le platica a Gabriel que fue la noche del 10 de octubre, del año en que mataron al Che, que se encontró con su Cristóbal en la alameda en Santiago. Al día siguiente, Cristóbal se encontró con Pablo Barón, su mejor amigo, y Francisco, su hermano. El motivo de la reunión fue la celebración de los 25 años de Cristóbal y Pablo, que nacieron el mismo día 12 de octubre. Ahí inició una conversación que llevaría a Gabriel al exilio forzado por su madre y que años más tarde lo obligaron a regresar.

En esa charla de café, Cristóbal, Pablo y Francisco apostaron algo que cambiaría las vidas de cada uno en los siguientes 25 años. Cristóbal, después de haber estado con Milagros, seguía en frenesí y apostó que tendría relaciones sexuales todos los días de su vida con una mujer diferente y la única que podría tener en su lecho sería a Milagros; Pablo apostó que sería el ministro más poderoso de Chile, que sería el poder atrás del trono, que sería quien todo mundo le rindiera pleitesía; Francisco, un poco más soñador, apostó que en 25 años, América Latina sería libre, que el colectivo será libre y no habrá favoritismos.

Hans Magnus Enzensberger (Kaufbeuren, 1929) rescatará a ese niño cansado de jugar el rol de tonto en sus sueños y con un rechazo rotundo a las matemáticas. El pensador alemán le revelará varios secretos del mundo de los números, mediante un personaje que el irrumpirá en sus sueños: El diablo de los números (Ciruela, 1997). La primera revelación consistirá en que no hay un solo diablo en ese paraíso sino muchos más; simplemente, unos más diablos que otros.

Así llegó Gabriel a Chile, y uno de sus primeros encuentros en su tierra fue en La Casa Milagros con la nana, que en su momento fue quien cuidó de su madre Milagros y después, cuando Gabriel nació, se encargó de los cuidados del pequeño. La nana, una mujer de los pueblos originarios, robusta, morena, con la piel quebrada, de enaguas largas y con mucha sabiduría que dan los años más que los conocimientos que se aprenden con el estudio.

El país andino decidió que en la Expo 92, con la que se conmemoraban 500 años del descubrimiento de América, exhibirían lo único que, según ellos, daba la explicación gráfica y vívida de lo que es Chile, sacar de su territorio inhóspito y posteriormente emprender otra odisea para trasladarlo al viejo continente, a la llamada madre patria para demostrar al mundo los grandes sucesos de Chile y sus habitantes. Para lograr su objetivo, se emprendió un viaje al sur del país, del continente, del mundo, en el que Gabriel fue testigo de la caza de un gigante blanco; acuchillándolo, arrancándolo de la montaña flotante a hachazos para capturar el iceberg en la Bahía del Paraíso; mientras persuadía al Gran McKencie para que le contara cómo era que había seducido a tantas mujeres en el planeta más que cualquier otro hombre en vida.

Amanda Camila, hija de Pablo Barón, el hombre más poderoso e influyente de la posdictadura, seduce con sus encantos a Gabriel. Amanda Camila juega un papel intrigante en la trama. Ella, resentida con los abusos de su padre, es una de las principales personas con motivos y medios para hacer estallar el iceberg en plena inauguración de la Expo 92. Así es como Ariel Dorfman en La nana y el iceberg hace un recorrido entre los pueblos originarios de Chile, los conquistadores españoles y la mentalidad de la posdictadura de Pinochet.

Sobre el autor

Ariel Dorfman
De nacionalidad chilena, nació en 1942 en Buenos Aires, después vivió su infancia en Nueva York y emigró en su juventud a Chile. La obra literaria de Dorfman, traducida a más de 30 idiomas, se inició con el ya legendario ensayo Para leer al Pato Donald.

Con posterioridad, ha cultivado la poesía, el ensayo, la novela y el teatro. La pieza teatral La Muerte y la doncella constituye su obra más universalmente conocida, y ha sido montada en más de 90 países, dirigida en Broadway por Mike Nichols (con Glenn Close, Gene Hackman y Richard Dreyfus), y adaptada al cine por Roman Polanski (con Sigourney Weaver y Ben Kingsley).

Como novelista destaca en Konfidenz, con la que, según The Washington Post pisó definitivamente el terreno de los grandes novelistas mundiales de primera. Ha obtenido dos premios teatrales del Kennedy Center de Washington y, junto con su hijo y con la obra Prisioneros del tiempo (protagonizada por John Hurt), el premio al mejor drama para televisión de Gran Bretaña