Dirección de Fomento a la Lectura

 

Yendo entre ficción y literatura, entre la novela de no ficción y crónica novelada, a la manera de lo que se llama “el nuevo periodismo”, Emmanuel Carrère nos va contando la historia de Jean-Claude, un hombre gris de carácter, poco ambicioso, pero muy astuto. Relato que si no fuera porque es un hecho que fue verdad, podría también pasar por una gran mentira; sonaría algo ficticio que en una época de tanta información y de medios se pueda vivir por tanto tiempo a costa de no decir la verdad.

Romand les mintió a su familia, a sus padres, a sus amigos, a su amante, a sus conocidos, a todo aquel que tuviera alguna relación con él y en cada momento de su vida el azar, la suerte, las palabras, las circunstancias y sobre todo el engaño le permiten seguir su camino, nadie sospecha nunca, nadie se hace preguntas, nadie cuestiona sus títulos, sus argumentos, su modus vivendi.

Solo hasta después del múltiple asesinato, de entrar en coma y de ser puesto tras las rejas es que comienza a salir a flote todo lo que durante su vida había mantenido oculto con tanto sigilo, entonces es tiempo de que aparezcan las respuestas, las dudas, la rabia, el terror sobre algo y sobre alguien que es modelo para una sociedad que se regodea en su confort. La primera respuesta aparece desde el mismo título: el adversario es Satanás, el príncipe de la mentira, el gran mentiroso.

También el autor nos narra, intrigado y fascinado por la noticia del asesinato, como establece una relación epistolar con Romand, quien desde la cárcel le cuenta de los pormenores de los hechos, de sus preocupaciones, sus motivos, lo cual permite al lector hacerse una imagen de este personaje que raya en la locura y la falta de sentimientos, que caracterizaran su forma de preceder a lo largo de su oscura y contrastante existencia.

Comenta en algún texto: “Yo entré en relación con él, asistí a su proceso. He intentado relatar con precisión, día tras día, esta vida de soledad, de impostura y de ausencia. Imaginar lo que bullía en su mente a lo largo de las horas vacías, sin proyecto ni testigos, cuando se suponía que estaba trabajando y en realidad pasaba el tiempo en parkings de autopistas o en los bosques del Jura”.

Así El adversario es un relato que nos lleva por esa serie de acontecimientos en la vida de alguien que de pronto se volvió un asesino sin escrúpulos, con pocos remordimientos; desde su infancia, sus estudios, el noviazgo, sus títulos académicos, su puesto de trabajo, su familia; de manera magistral Carrère ira desmenuzando ese complejo tejido de mentiras y sinsentidos construidos artificiosamente, que nos sorprende y a la vez nos horroriza.

Relato psicológico de un personaje que no tiene otro camino que volverse un asesino, nos hace pensar en Truman Capote y su obra A sangre fría, con la cual hay una suerte de paralelismo y de la cual el mismo autor reconoce tener más de una referencia: “Me acuerdo de haber leído A sangre fría, cuya sombra se extendía forzosamente sobre todo proyecto de este tipo, y un libro de entrevistas con Truman Capote en que decía: ‘Si hubiera sabido lo que tendría que soportar durante los seis años que me ha costado escribir este libro nunca lo habría empezado’”.

Podemos decir que El adversario es una novela impactante que plantea muchas interrogantes, el retrato de la vida de un personaje en el cual no queremos vernos ni reflejados ni saber que alguien así convive entre nosotros. Termina confrontándonos con nuestras certezas, confianzas y seguridad, esas que cada vez son más escasas en este pequeño mundo que habitamos.