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Como cada año, hacia el final del verano, la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo organizó, del 27 de agosto al 4 de septiembre pasados, su ya tradicional Feria Universitaria del Libro, la cual celebró en esta ocasión su vigésimo cuarta edición. Y tal celebración vino acompañada de lo que puede considerarse ya un hito en los anales de la FUL: su traslado a una nueva casa, su desarrollo en unas instalaciones propias de un evento de la magnitud de esta Feria: el Polideportivo Universitario “Carlos Martínez Balmori”, ubicado en la Ciudad del Conocimiento, que a partir de ahora será el recinto que albergará al que sin duda es el máximo festival de las letras y la cultura del estado de Hidalgo.
Durante una decena de días, en este recinto se reunieron escritores, editores, libreros, investigadores universitarios, músicos, danzantes, conferencistas y personalidades de la cultura estatal y nacional de primer orden, a los que se sumaron los representantes del país invitado en esta ocasión: el Estado Plurinacional de Bolivia. Esta comunión de manifestaciones culturales ofreció al público asistente a la feria un vasto menú de manjares sobre todo literarios y musicales, que se inició con un justo reconocimiento a Rubén Bonifaz Nuño, autor de versos capaces de sensibilizar al alma más hierática: “Amiga a la que amo, no envejezcas. / Que se detenga el tiempo sin tocarte...”; a nombre del poeta veracruzano, Ruy Pérez Tamayo recibió el Premio Juan Crisóstomo Doria a las Humanidades.
También el poeta boliviano Jorge Calvimontes fue objeto de un merecido reconocimiento, así como el cronista y ensayista Carlos Monsiváis, Bustamante, y el Grupo Editorial Colofón, que a través de su director general, Ramón Sifuentes Nava, recibió el Reconocimiento Universitario al Desarrollo de la Industria Editorial de manos de Humberto Veras Godoy, rector de nuestra Universidad, institución que a través de actos como éstos da fe de su compromiso con las humanidades, las letras y la cultura.
La participación del grupo méxico-argentino de jazz Paté de Fuá fue, sin duda, uno de los momentos cumbres de la feria. Esta agrupación, que prepara su tercer material discográfico, transportó con sus canciones al público asistente a través de una amplísima paleta de emociones, que cimbraron en más de una ocasión al Foro Artístico Abundio Martínez, cuyo escenario también recibiría al Primer Festival de Blues y a numerosas compañías de danza hidalguenses y bolivianas.
La Sala Margarita Michelena acogió a escritores de la talla de Federico Campbell, Bárbara Jacobs, René Avilés Fabila y Óscar de la Borbolla, quienes presentaron sus más recientes producciones literarias y expusieron sus puntos de vista en torno al quehacer literario; a reconocidas figuras y voces de la vida política nacional como Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Raúl Moreno Wonchee y Joel Ortega Juárez, cuyas opiniones vertieron luz sobre nuestra realidad nacional; al actor Alberto Estrella, como parte del programa “Leo, luego existo”; y a Jorge Mansilla Torres y Pablo Mansilla Salinas, embajador de Bolivia y asesor de la Embajada, respectivamente, quienes disertaron acerca de la hoja de coca, el primero, y el calentamiento global, el segundo.
La presencia de más de medio centenar de editoriales y la VII Carrera Atlética, que reunió a cerca de cinco mil corredores, complementaron la oferta de la XXIV Feria Universitaria del Libro que representó, ¿qué duda cabe?, un auténtico motivo de celebración para la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo en el quincuagésimo aniversario de su creación y el primer paso de una nueva y radiante etapa en la historia de esta festividad cultural, en su espléndido nuevo hogar.
¡Bienvenidos y Bienvenidas!