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Noviembre es un mes representativo para la cultura mexicana, en este espacio de tiempo ocurren y han ocurrido cotidianamente en nuestra historia una serie de eventos que nos distinguen como un país diverso y multicultural, irrepetible en el mundo.
No sólo el Día de Muertos, que está lleno de simbolismo y de expresiones de alegría, por los que se han ido y donde las calaveritas expresan esa mirada socarrona y despierta de la identidad de nuestros seres queridos. Con ellas se logra burlar a la muerte, porque nuestros seres queridos están vivos entre nosotros. Esta tradición cultural rescata a nuestros difuntos, afirmando que los mexicanos no dejan a sus seres queridos ni muertos.
También el contar con un Día Nacional del Libro, es motivo de orgullo y de tradición, en el sentido de que la lectura es parte inherente a la construcción de nuestra propia identidad. En ellos encontramos elaborados todos los ingredientes de nuestro sentir patrio, de nuestra historia y de nuestras costumbres mas arraigadas. En realidad el disponer de un día especial para el libro, nos recuerda que todos los días, los universitarios conmemoramos al libro, son nuestra herramienta de trabajo y de crecimiento profesional y personal.
Los libros, son "urna de las ideas", como decía Rafael Cravioto, donde se plasman las experiencias de los hombres, de cada uno de nosotros, directa o indirectamente. El libro nos ofrece una mirada a la realidad que no se agota en un día, sino que son "como una joya que se acaricia día a día hasta saber manejarla hábil y amorosamente, hallar su mejor ángulo visual y gozar de sus reflejos". Sólo los buenos lectores dejan que las letras, las palabras y los verbos fluyan a la velocidad y el peso que su creador les ha asignado. La oportunidad que en este mes se conmemore el Día Nacional del Libro, nos ayuda a acercarnos a las ideas y obras más representativas y pensadas de nuestra cultura. "Esto significa poner al servicio de la relectura las nuevas técnicas de interpretación, una moderna semiótica y sobre todo la elaboración de un nuevo discurso" sobre nosotros mismo acorde con nuestro tiempo.
La Revolución Mexicana ha pasado de ser un hecho histórico singular en el mundo a una expresión cultural de lo mexicano, con una fuerte carga social y política por lo ideales de democracia y justicia social. Hayan sido éstos reales o imaginarios. Los corridos revolucionarios, nacidos en las revueltas y batallas de la larga revolución, son entonados no sólo por los mexicanos sino por todas las naciones latinoamericanas, hermanándonos culturalmente con todas ellas. Las formas de vestir, de pensar y de enfrentar la vida han pasado de generación en generación, para que todos nos sintamos hijos de la revolución, de la posibilidad permanente del cambio y la transformación de nuestras condiciones sociales y económicas. La expresión "hasta que me hizo justicia la revolución", es utilizada para referirse a una buena época de nuestras vidas, es debeladora; en este sentido, la revolución es una posibilidad de cambio y de crecimiento para todos.
Los cien primeros años de esta gesta social están llenos de significados culturales que delinean los rasgos más destacados de la identidad de los mexicanos, construidas a lo largo del siglo XX y nos llena de orgullo que dos destacados institutanos como son: el General Felipe Ángeles, gran estratega militar de la Revolución y el Lic. Heriberto Jara Corona, ex-gobernador del Estado de Veracruz, hayan sido parte de este gran periodo de la historia de nuestro país y hayan puesto en alto el nombre del Instituto Literario y Escuela de Artes y Oficios y del Instituto Científico y Literario del Estado de Hidalgo, antecedentes de nuestra Universidad.
¡Bienvenidos y Bienvenidas!