
Construir una historia propia: la experiencia foránea
Por: Mariana Roldan Reyes.
Fotografía: Mariana Roldan.

Estudiar lejos de casa implica más que empacar una maleta, representa alejarse de todo aquello que es conocido y amado, con el propósito de construir el futuro que se desea. Por ello, Revista Gaceta UAEH dedica este espacio a quienes, con valentía, enfrentan la experiencia foránea, a través del testimonio de la universitaria garza Diana Barrera Ortiz, cuya historia se entrelaza con la de miles de jóvenes que han encontrado una oportunidad para crecer, aprender y crear nuevas conexiones.

Estudiante de la licenciatura en Comunicación de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), Diana, de 21 años, vive en Pachuca de Soto, donde se ubica el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSHu), sin embargo, es originaria de La Unión, una comunidad en el municipio de Cardonal dentro de nuestro estado.
Lugares nuevos pero aterradores
Sin embargo, desde muy pequeña se enfrentó a la dura realidad de alejarse de su hogar, a sus 14 años tuvo que trasladarse a la comunidad de Cieneguilla, a una hora de su hogar, para estudiar en el plantel del Colegio de Bachilleres del Estado de Hidalgo (COBAEH). Despedirse de su familia fue doloroso, pero en el albergue de estudiantes conoció a chicos y chicas de diferentes edades y lugares con quienes compartía actividades cotidianas y escolares.
Aunque cada quien era responsable de sus deberes; la convivencia al jugar, estudiar o simplemente platicar, aligeraba la tristeza provocada por la distancia de sus familiares. En 2020, durante el tercer semestre, las clases se volvieron virtuales, debido a la pandemia de COVID 19, por lo tanto, Diana regresó a su hogar.
Tras concluir el nivel medio superior, decidió estudiar la licenciatura en Comunicación, en la UAEH. Sus clases comenzaron en línea debido a las restricciones sanitarias, pero poco a poco se convirtieron en presenciales. Recuerda que, el día que llegó a Pachuca, su mamá la acompañó incluso durante la noche. Pero a la mañana siguiente, ya se encontraba sola en una ciudad donde no conocía a nadie.
Por ocho semestres ha tenido una rutina fija: todos los domingos, junto a su madre cocinan los alimentos que llevará para la semana y más tarde prepara el equipaje, el lunes temprano se despide de su familia para después abordar la combi que va hacia Ixmiquilpan, dónde transborda hacia el autobús con destino a Pachuca, el recorrido dura aproximadamente tres horas, finalmente, cada sábado regresa a La Unión para convivir con sus seres queridos.
Las dificultades de una ciudad alejada
Uno de los mayores desafíos ha sido el transporte público. Poco frecuente con horarios limitados y a veces inseguro, en una ocasión, al salir de Pachuca, una manifestación bloqueó el paso y el chofer de la unidad fue agredido, colocando a todos en una posición vulnerable.
Otro momento complicado fue separarse de su sobrino después de cuidarlo en vacaciones, su lejanía dejó un hueco emocional en ella al punto de querer abandonar la carrera, sin embargo, su mamá le recordó el valor de persistir por lo que sueña.
Cada regreso a clases implica volver a despedirse de su familia, mascotas, paisajes naturales de su comunidad y los espacios que conoce para adaptarse a la rutina escolar. A pesar de que enfermarse o cumplir años lejos de casa se siente diferente, Diana ha creado una red de apoyo en la ciudad, con amistades que han estado con ella en momentos tristes, felices o desafiantes.
“Hay personas, que comienzan siendo tus compañeros de clase, después se vuelven amigos y al final, te das cuenta de que se han convertido en familia”
La experiencia foránea no siempre será como el primer día
Las primeras veces se viven con miedo, nerviosismo, timidez y tristeza, pero después de un tiempo, cada estudiante comienza a disfrutar de construir su propia historia, crear experiencias, recuerdos y relaciones nuevas, de las cuales se aprende y forman parte de su crecimiento personal.
Diana considera que esta experiencia la ayudó a volverse más independiente, porque al hacerse responsable de sus actividades personales y escolares sin depender de nadie, pudo reconocer y resaltar las habilidades, conocimientos y el potencial que residen en ella.
Actualmente, su objetivo es terminar la licenciatura, conseguir un trabajo e ingresos estables para poder apoyar a las personas que han contribuido a su formación, al igual que a las personas o animales en situaciones vulnerables dentro de su comunidad.
No olvidar de donde vienes

Cada que sale de casa, Diana lleva con ella un oso de peluche, que le recuerda la cercanía con su familia.
En muchas ocasiones, los estudiantes foráneos pueden sentirse agotados o con ganas de rendirse, ante esto, lo más importante es recordar las razones y motivaciones de su decisión, así como, a las personas que los ayudaron para llegar hasta ahí, porque esos recuerdos son capaces de mantenerlos firmes ante los momentos difíciles.