Gaceta UAEH

La política como un cubo de rubick: entre el orden y el caos


Por Diego Armando González Jiménez1,
Samuel Romero Vite2 e
Israel Cruz Badillo3
Fotografía: Freepik


La política como un cubo de rubick: entre el orden y el caos

El cubo de Rubik es un rompecabezas tridimensional inventado en 1974 por el escultor y profesor de arquitectura húngaro Ernő Rubik. Originalmente fue creado como una herramienta para enseñar conceptos espaciales, pero rápidamente se convirtió en un juguete popular a nivel mundial. El cubo estándar tiene seis caras de diferentes colores, compuestas por pequeños cubos que pueden rotarse, con el objetivo de lograr que cada cara tenga un solo color uniforme.

En la esfera política, tanto como en los juegos del poder, por lo general buscamos explicaciones simples a problemas complejos. Sin embargo, al igual que un cubo de Rubik4, la política no se resuelve en la práctica con una sola fórmula, sino por el contrario con un enfoque multilateral.

Esta pequeña figura tridimensional, compuesta por múltiples caras de colores creada en los años 70s, puede parecer un “simple juego de habilidad”. No obstante, representa con sorprendente claridad las dinámicas del poder, la toma de decisiones y los conflictos de intereses que caracterizan a cualquier sistema político. “El cubo no es solo un juguete; es una metáfora de cómo enfrentamos los problemas: con paciencia, estrategia y la comprensión de que cada movimiento afecta al conjunto” (Rubik, 2020, pág. 112).

Cada cara del cubo puede interpretarse como un actor o sector dentro del entramado político: la ciudadanía, los partidos políticos, las instituciones, los poderes económicos, los medios de comunicación y los organismos internacionales. Cuando uno intenta alinear una cara (por ejemplo, atender las demandas ciudadanas a partir de una necesidad colectiva) inevitablemente se altera la configuración de las otras. Así como en el cubo de Rubik no hay movimientos aislados, en la política tampoco hay decisiones sin consecuencias colaterales.

El desafío del cubo radica en que cada movimiento afecta varias piezas a la vez, lo que lo convierte en una excelente metáfora de sistemas complejos donde las acciones están interconectadas, como en la política.

Este paralelismo nos lleva a considerar que gobernar, lejos de ser un ejercicio de voluntad individual, requiere una comprensión profunda de las conexiones entre los distintos elementos que conforman el sistema político en un Estado-Nación. Un líder que busca “resolver el cubo” debe tener una visión sistémica, una estrategia bien pensada y una capacidad notable para anticipar el impacto de sus movimientos.



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No basta con alinear una sola cara del cubo (como lo hace a veces el populismo, que se enfoca solo en satisfacer demandas inmediatas, o inclusive cuando se busca una solución a un problema inmediato y no a un conflicto más grande) si con ello se generan desajustes en las otras dimensiones de la realidad política.

Asimismo, el cubo nos advierte contra las soluciones simplistas. Hay quienes, frustrados por su complejidad, rompen el cubo o le cambian las calcomanías de colores. En política, esto se traduce en quienes alteran las reglas del juego, manipulan instituciones o imponen decisiones unilaterales para lograr una apariencia de orden. Pero este “orden” no es más que una ilusión, insostenible a largo plazo. (Slocum, y Botermans, 1986).

En cambio, quienes entienden el juego político como un arte estratégico, saben que resolver el cubo no se trata de imponer un solo color, sino de equilibrar intereses, construir acuerdos y avanzar con paciencia y técnica. Solo entonces es posible alcanzar un estado de armonía, aunque temporal, entre las múltiples caras del poder. “La política, al igual que el cubo de Rubik, requiere una comprensión sistémica donde cada movimiento afecta múltiples dimensiones del problema. Resolverlo no es cuestión de fuerza, sino de estrategia y visión a largo plazo.”( Rubik, 2020)



Conclusión



El cubo de Rubik, por tanto, no es solo un juguete: es una metáfora silenciosa de cómo se construye, se ejerce y se sostiene el poder. Nos recuerda que cada decisión política implica múltiples consecuencias, y que resolver el juego del poder requiere algo más que fuerza: requiere inteligencia, sensibilidad y, sobre todo, visión.



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Referencia bibliográfica



-Rubik, E. (2020). Cubed: The Puzzle of Us All. Flatiron Books.

-Slocum, J., & Botermans, J. (1986). Puzzles Old and New: How to Make and Solve Them. University of Washington Press.


1Alumno del quinto semestre de la Licenciatura en Ciencia Política y Administración Pública de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, go424789@uaeh.edu.mx
2Alumno del quinto semestre de la Licenciatura en Ciencia Política y Administración Pública de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, ro490004@uaeh.edu.mx
3Doctor en Ciencias Sociales, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, línea de investigación en Gestión Administrativa y Desarrollo Municipal, badillo@uaeh.edu.mx
4El cubo de Rubik es un rompecabezas mecánico tridimensional compuesto por 26 piezas móviles que forman un cubo 3x3x3. Su objetivo es alinear cada una de las seis caras con un solo color, lo cual requiere una secuencia lógica de movimientos. Fue inventado en 1974 por el profesor húngaro Ernő Rubik como una herramienta didáctica para enseñar geometría tridimensional.