Fármacos en el agua, una amenaza invisible

El agua es el fundamento de la vida, regula nuestro clima, nutre los ecosistemas y constituye el 60% del cuerpo humano. Sin embargo, mientras luchamos contra contaminantes visibles como plásticos o metales, una amenaza se infiltra en las fuentes hídricas, ya que en las últimas décadas, la presencia de contaminantes emergentes en los cuerpos de agua se ha convertido en un problema ambiental considerable.

Entre los contaminantes más recientes destacan los fármacos de uso común, como el diclofenaco, el naproxeno y el paracetamol. Debido a que son de venta libre por su efecto antiinflamatorio y anti febriles, éstos llegan a ríos y mantos acuíferos a través de aguas residuales creando un problema complejo que combina salud pública, ecología y justicia social.

Es aquí donde proyectos como el de Astrid Guadalupe Cortés Cruz, estudiante de Doctorado en Ciencias Ambientales de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), cobran relevancia, al transformar desechos industriales en soluciones para proteger este recurso irremplazable. Su investigación se enfoca en desarrollar materiales sostenibles para remover contaminantes emergentes del agua, elaborados a partir de residuos de las industrias vinícola y cervecera, con el propósito de remover estos compuestos del agua.

Astrid Guadalupe Cortés Cruz, doctorante en Ciencias Ambientales de la UAEH.

Su proyecto “Valorización de residuos para la elaboración de adsorbentes aplicados en la remoción de fármacos en agua”, plantea una solución técnica innovadora, y al mismo tiempo, busca generar conciencia social sobre un problema poco visible, pero con graves consecuencias. Esta iniciativa es fundamental en un mundo donde la escasez de agua limpia se agrava, ya que demuestra que la ciencia puede ofrecer respuestas sostenibles y accesibles.

Un riesgo invisible en el agua

Los fármacos ingresan a los sistemas hídricos a través de desechos domésticos, hospitalarios e industriales, ya que las plantas de tratamiento convencionales no están diseñadas para eliminarlos. Su acumulación representa un peligro latente para los ecosistemas acuáticos y la salud humana, pues estudios han demostrado que afectan la flora acuática, provocando desórdenes metabólicos y alteraciones en los procesos reproductivos de la fauna.

En lo que respecta al ser humano, los fármacos se han asociado con enfermedades crónicas, como cáncer testicular, cervicouterino, de mama y tiroides, así como con problemas gastrointestinales, hepáticos, trastornos neurológicos, especialmente en mujeres embarazadas y niños. Además, la falta de regulación y monitoreo agrava esta situación, lo que hace urgente el desarrollo de tecnologías efectivas y económicas para su remoción.

Residuos vinícolas y cerveceros.

La innovación sostenible, adsorbentes derivados de residuos industriales

Ante este desafío, Astrid Cortés propone una solución basada en la economía de reaprovechamiento, en la que se utilizan los desechos de la producción del vino y cervecerías, los cuales normalmente se incineran o se envían a vertederos. Donde mediante una cocción controlada sin oxígeno, estos residuos orgánicos se transforman en carbones activados con alta porosidad, capaces de adsorber las moléculas de fármacos como el diclofenaco y paracetamol.

Esta técnica es más económica que los métodos tradicionales como la oxidación avanzada, sino que además reduce la huella ambiental al dar valor a subproductos industriales. Aunado a ello, los materiales obtenidos pueden adaptarse a distintos sistemas de filtración, desde plantas urbanas hasta soluciones comunitarias en zonas rurales, demostrando su versatilidad y escalabilidad.

Filtrado para identificar y medir sustancias de los fármacos en el agua.

Su impacto social

Más allá del aspecto técnico, la investigación de la doctorante Garza incluye un componente educativo que busca informar a la población sobre los riesgos de la contaminación farmacéutica. Asimismo, al implementarse estos adsorbentes podría mejorar la calidad del agua en regiones con acceso limitado a tecnologías costosas, contribuyendo así a la equidad social.

Este enfoque convierte al proyecto en un ejemplo de cómo la ciencia puede resolver problemas complejos al integrar innovación, sostenibilidad y bienestar colectivo. El trabajo de Astrid Cortés promueve un cambio de paradigma hacia la valorización de residuos y la educación ambiental, inspirando e invitando a las nuevas generaciones de científicos a perseguir ideas audaces, recordando que cada avance, por pequeño que parezca, contribuye a un futuro más sostenible.