
Chiquiquetzin: Donde la niñez y el arte se reúnen para jugar
Por Isaac Darío Aguilar Ortega
Fotografía: Archivo fotográfico UAEH y Alejandra Zamora Canales

El arte tiene muchas formas, y cada una de ellas nos permite darle voz a lo que sentimos, pensamos y anhelamos, la manera en la que los colores cobran vida ante los ojos de su pintor, las melodías que vienen ocultas en el viento, la emoción de ir a donde quieras con una puesta en escena o hacer fácil lo imposible con la danza.
Pues quien no ha soñado alguna vez con ver sus obras en un museo, o vislumbrar un teatro lleno justo trás el telón, y aún cuando parece que esos sueños nos abordan en un momento específico de nuestra vida, la verdad es que la gran mayoría comienza en la niñez, esa etapa donde no existe lo imposible, donde basta la voluntad y sobran los deseos por convertirnos en lo que queremos.
Para conocer más a fondo como las disciplinas artísticas conquista los corazones de las infancias esta edición de Revista Gaceta UAEH se sumergirá en el Chiquiquetzin, actividad impulsada por la Dirección de Promoción Cultural de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), un espacio dedicado a las y los artistas Garza más pequeños.

Creando un lugar seguro
El confinamiento y las restricciones impuestas durante la pandemia por COVID-19 afectaron enormemente a las infancias, pues su rutina diaria, actividades sociales, así como su bienestar emocional sufrieron cambios drásticos. El encierro prolongado y la incertidumbre de la situación generaron miedo, ansiedad o tristeza, lo que evidenció la importancia de garantizar entornos seguros para los menores de edad.
Ante esa situación, el arte emergió como un refugio para la niñez, transformándose en una vía que les permitiera expresar sus emociones, un sitio donde los sueños y la esperanza le permitieron a las familias afrontar cada día con la ilusión de algo mejor. De este modo, la Dirección de Promoción Cultural de la UAEH, en conjunto con el programa FormArte, tomó la decisión de crear un festival pensado para la niñez, un lugar para las y los artistas Garza más pequeños.
Fue así que nació el Chiquiquetzin, nombre que es una conjugación y juego de palabras: Chiquitzin que significa pequeñín, o chiquitín como referencia a la participación infantil en el encuentro, y Quetzalli, que significa pluma hermosa, en referencia al ave Quetzal, de las cuales extraían sus plumas los aztecas para hacer sus penachos, siendo uno de los imperios más representativos de la cultura mexicana.

Con cada nueva edición, Chiquiquetzin se consolida como un espacio significativo que fomenta el arte y la cultura desde la infancia
Creando una tradición
Comenzar esta tarea en un contexto adverso no fue tarea sencilla, trabajar en un entorno virtual, donde las brechas tecnológicas, económicas y sociales son más notorias fueron algunos de los obstáculos a superar al preparar la primera edición de este encuentro. Sin embargo, esta situación también dio muestra de la voluntad y resiliencia de las y los pequeños, quienes pusieron dedicación y empeño en seguir adelante a pesar de todo.
Aún cuando surgió de un contexto complicado, el Chiquiquetzin se transformó ya en una bonita tradición, en la que año con año la niñez Garza se hace presente en el emblemático Centro Cultural Universitario “La Garza” de esta casa de estudios para escribir su propia historia, para transmitir emociones y cautivar con su talento a todos los asistentes.
Recientemente, se llevó a cabo la cuarta edición de este encuentro infantil artístico, mismo que contó con la presentación de los grupos representativos de la UAEH: Folclor Infantil de “FormArte”; Coro Infantil y Juvenil “Aztatl”; el Grupo de Cuerdas “Raíces”; así como la participación especial del Ballet Folclórico “Monte Albán”, del municipio de Tizayuca, quienes interpretaron clásicos de la danza como “La orquídea” y “Flores Negras”.

La magia de ser niños
El Día del Niño y la Niña es una oportunidad de festejar la existencia de ilusiones, bondad, imaginación, sueños, la capacidad de asombro acompañada de sonrisas sinceras, sin embargo, es también un recordatorio de que las infancias importan y son parte activa en nuestra sociedad, contribuyendo intelectual y culturalmente, donde lo que necesitan son los espacios adecuados para demostrarlo
Con cada nueva edición, Chiquiquetzin se consolida como un espacio significativo que fomenta el arte y la cultura desde la infancia. Una oportunidad para que niñas y niños se expresen a través de la danza, al tiempo de recordarnos que nunca se es demasiado pequeño para alcanzar los sueños o trascender en aquello que nos apasiona y nos hace felices.
Este encuentro no solo ha crecido en participación y alcance, también es el reflejo de la importancia del arte como pilar formativo. Porque en cada paso de baile, en cada sonrisa y en cada aplauso podemos recordar que nunca dejamos de ser niños y que el arte es el lazo que nos une a los más puro y esencial de la vida.