Nuevas masculinidades: hombres por la igualdad

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Por Carlos Sánchez
Fotografía: Investigador y Especial


La masculinidad es un mandato cultural que deriva de una construcción histórica que ordena a los varones a tener atributos, valores, comportamientos y conductas que son característicos de su género en una sociedad determinada. Lo masculino siempre se ha asociado con la violencia, el dominio y la fuerza; se tiene la idea de que los hombres son los que proveen a la mujer y desde niños les enseñan que deben actuar de acuerdo a estereotipos.

Esta subordinación de lo femenino sobre lo masculino genera, a su vez, la idea de dominio del hombre sobre la mujer, usando la violencia como una forma de control. Por ello, la relación entre la violencia y la masculinidad constituye un serio problema de las desigualdades de género.

Carlos Mejía Reyes, profesor de tiempo completo del Área Académica de Sociología y Demografía de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), comenta como es que este tipo de comportamientos se pretenden cambiar para generar una nueva perspectiva de género a partir de los estudios del feminismo.

Fue durante la década de los años de 1960 y 1970 que se instauró en la academia dichos estudios, dándole así la validez de argumento científico y que fueron realizados principalmente en Europa y Estados Unidos, lo que permitió el inicio a una nueva categoría que se le llamó “Las nuevas masculinidades”.



¿Qué son las nuevas masculinidades y cuál es su importancia en una nueva estructura social?


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Las nuevas masculinidades no es otra cosa más que elegir otras conductas, características y actitudes nuevas que pueden identificarse como masculinas.



El investigador Carlos Mejía explica que las nuevas masculinidades están dispuestas a retar el modelo tradicional, renunciar a los privilegios actuales, liberarse de cargas y presiones innecesarias, comprometerse con la igualdad de género y aceptar una corresponsabilidad real en las tareas domésticas y otras actividades asignadas comúnmente a las mujeres; de esta forma se evita esas ideas y visiones que durante cientos de años ha colocado a las mujeres en una posición inferior.

Es importante también deconstruir la idea de que todo lo femenino es negativo para un hombre. Actitudes como la nobleza, los sentimientos, los cuidados, el cariño, entre otros, esto en las masculinidades clásicas se ha visto de manera de condena, creando hasta peyorativos a los hombres que han demostrado alguno de estos aspectos. La masculinidad hegemónica ha patologizado a cualquier persona que se resista a ella. El siguiente paso es el estigma, las etiquetas, a partir de estereotipos que se han naturalizado (el “mandilón”, el “poco hombre”).

Es por ello que estos cambios ayudan no solo a la lucha de la igualdad de las mujeres, sino también de los propios hombres, que ya no están sujetos a un rol social “fuerte”, “rudo” y “violento”, al dejar que puedan expresar libremente sus emociones sin recibir una crítica o un señalamiento social.

Pero es imposible hablar de una nueva masculinidad, si el varón está en favor de transformar las relaciones de género de manera estructural. Es decir, desde lo político, lo económico, lo cultural. Los hombres asocian así que parte de su identidad de género les da derecho a mandar, como parte de una serie de acciones tendientes a subordinar a sus colegas mujeres. Pero esto también ocurre, cuando se trata de desplegarse como el macho “alfa” del grupo, en pos de dejar claro quién está arriba y quién abajo, quién manda y quién es el dominado.

En estos sencillos ejemplos nos damos cuenta de la necesidad de cambiar muchísimas prácticas en la academia, la empresa y la administración pública.



¿Se puede cambiar el pensamiento machista que ha perdurado por años en nuestra sociedad?


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Finalmente, el objetivo es una inclusión del hombre en la lucha de la igualdad de género como actor más activo.



El reto es construir un modelo social más justo en donde cada vez haya más hombres dispuestos a redefinir el concepto de masculinidad para impulsar la igualdad y comprometerse con un desarrollo inclusivo. Muchos de estos cambios han sido posibles gracias a los movimientos sociales de mujeres que han luchado por la igualdad de género. Sin embargo, los hombres también han participado en esta transformación.

Esto nos permitirá avanzar con pasos de gigante para que las nuevas generaciones sean más libres y tengan la oportunidad de crecer en un ambiente donde la discriminación, el abuso y el sexismo estén completamente fuera de lugar. Proponer otro tipo de masculinidades promueve nuevos espacios para los hombres, para el goce de sus derechos. En este sentido, implica un modo diferente de vivir y de relacionarse con las demás personas.

Las nuevas masculinidades benefician el ejercicio de la libertad de cada persona, sin importar si es hombre o mujer, para ser como se quiere y a su vez promueve la igualdad entre hombres y mujeres.



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Carlos Mejía Reyes, profesor de tiempo completo del Área Académica de Sociología y Demografía de la UAEH.