Exposición: Amoxtli

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Exposición: Amoxtli

Lugar: Galería del Centro Cultural Universitario “La Garza” Pachuca de Soto, Hgo.

Horario: Lunes a viernes / 09:00 a 17:00 hrs

Amoxcalli en náhuatl o macehualcopa significa “la casa del libro” o “casa de libros”, lo cual podría interpretarse como una biblioteca. Es decir, un recinto que resguarda elementos culturales que nos ayudan a cultivar la memoria. Esta exposición es, precisamente, una casa donde se guardan imágenes, relatos y memorias que dialogan entre sí. Como una extensión plástica de lo que se presenta en la 38 Feria Universitaria del Libro de Pachuca, Santiago Robles nos invita a recorrerla como quien se acerca a un códice: siguiendo símbolos que cuentan historias del pasado y del presente, y que nos piden detenernos a mirar y reflexionar.

Con más de quince años de trayectoria, Robles ha construido una obra que entrelaza cosmogonía mesoamericana, memoria colectiva y crítica social. En Amoxcalli, el artista crea una arqueología visual de los desplazamientos territoriales, históricos y simbólicos que han marcado la historia de nuestro territorio: la migración forzada, los paisajes heridos por el progreso y los vínculos económicos con América del Norte. Frente a esta idea de avance lineal, la muestra sugiere otro ritmo: el del tiempo circular, agrícola y vital, que vuelve una y otra vez a sus raíces.

Así como lo portan las manos de Chicomecoatl, en la planta baja de este recinto, el maíz ocupa un lugar central en la obra de Robles. Es alimento, herencia cultural y símbolo de dignidad. Para el artista, cada grano es también un cuerpo que guarda memoria, una semilla que recuerda que la tierra no se posee, sino que se hereda. Frente a una economía que lo convierte todo en mercancía, este maíz se vuelve un acto de reivindicación.

Las creaciones que aquí se presentan están realizadas con una amplia variedad de técnicas: litografía, grabado, risografía, pintura al óleo, tintas y grafito.

También se incorporan materiales naturales como tintes de grana cochinilla, azul añil, pericón, huizache, papeles artesanales y maíces criollos. Cada uno lleva consigo una memoria inscrita en la tierra, reforzando la idea de que la imagen también puede ser materia viva. En sus composiciones conviven personajes históricos, flora y fauna de nuestro país, paisajes periféricos y signos del mundo contemporáneo. A pesar de que en ellas se reproducen distintos fragmentos, sus imágenes no son meras copias sino manifestaciones de un tejido simbólico donde todo vuelve, aunque nunca igual.

El trabajo artístico y antropológico de Santiago Robles nos propone que observar también es un gesto de compromiso: cada representación es una forma de recordar y de sembrar futuros posibles desde las huellas siempre presentes del pasado.