Rafael Barajas Durán, más conocido como El Fisgón (Ciudad de México, 1956), es un caricaturista, pintor, escritor, activista político de izquierda e ilustrador de libros para niños. Sus primeras caricaturas las hizo mucho antes: cuando tenía 17 años ya aparecían en una revista trotskista que se llamaba Bandera Socialista.3 Su primer seudónimo fue Cuentagotas, porque él mismo ha declarado que le costaba mucho dibujar una historieta completa, le salían a cuentagotas; El Fisgón lo tomó del personaje del mismo nombre que aparecía en su historieta del periódico Unomásuno. En este diario, donde dio vida al suplemento dominical El Másomenos, sus historietas aparecieron regularmente de 1981 a 1984, año en que se pasó a la La Jornada (hasta 2002), donde publicó Las aventuras del sargento Mike Goodness (1985-1987). Ha sido portadista de las revistas Nexos (1984-1986) y Motivos (1992-1993), y colaborador de decenas de otras, como Ancla, Vientos del Sur, Quecosaedro o La Garrapata (1988-1989). Fue fundador, director y colaborador de las revistas de humor político El Chahuistle (1994-1997) y de su sucesora El Chamuco y los hijos del Averno (1997-2000; y nuevamente la codirige partir de 2007), donde ha publicado irregularmente Las aventuras del sargento Mike Goodness y el cabo Chocorrol, las Fábulas de Lafontaine de Sodas y de la Beba Toloache, bruja graduada en las Academias Patrulla, además de muchísimas historietas didácticas, ilustraciones, grabados y collages. Allí trabaja con la tropa de moneros Hernández, Patricio, Rius, Helguera y Rapé. Además de haber recibido la Beca Guggenheim (2002-2003), se ha dedicado desde 1984 a la investigación de la libertad de expresión en la caricatura en México y específicamente la historia de la caricatura política del siglo XIX en su país. Dice que el único trabajo serio que ha tenido es el de humorista, y que no le gustan los políticos, pero que se la pasa dibujando políticos todo el día y se preocupa cuando los políticos que detesta dejan de hacer política. El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) publicó en 2000 su libro La historia de un país en caricatura. Es autor de Sobras escogidas; Me lleva el TLC; Hacia un despiporre global de excelencia y calidad; y de la colección de Cuentos cruentos policíacos, entre otros libros. Ha escrito diversos ensayos sobre historia del arte y la caricatura para catálogos y libros colectivos (por ejemplo, Un país que no conoce su rostro está condenado a la caricatura, 1995) y colabora desde su fundación con la Agencia Nacional de Noticias, donde aparece su suplemento dominical con trabajos de cartonistas mexicanos. A partir del 2006, crea, por iniciativa de un grupo de estudiantes de Redes Universitarias y propia, el Círculo de Estudios con el objetivo principal de generar un espacio de reflexión y preparación política para los ciudadanos y los jóvenes. Hoy funcionan Círculos de Estudio tanto en la Ciudad de México, como en todo el país. Su libro-historieta Narcotráfico para inocentes. El narco en México y quien lo USA, publicado por Editorial El Chamuco en 2011, donde se refiere a la actuación de las administraciones panistas ante la violencia, el tráfico de armas, la corrupción en el gobierno mexicano. En él abordada también la intrincada relación con Estados Unidos en lo tocante a la supuesta guerra contra la delincuencia organizada en el tráfico de estupefacientes. Ha impartido clases de Dibujo de Imitación en la Escuela Nacional Preparatoria e ilustrado numerosos libros infantiles de autores como el mexicano Francisco Hinojosa, la brasileña Ana Maria Machado, Elena Poniatowska, entre otros. Ateo y de izquierda, Barajas explica su inclinación política formada en sus años de estudiante así: Vengo de una generación que vio de cerca el movimiento del 68. Yo tenía doce años y en mi casa se hablaba del tema y todos estábamos preocupados. Vengo también de una familia un poco atípica porque mi madre fue refugiada española y llegó a México siendo una niña que huía de la victoria franquista. Mi padre era un niño que se formó en la lógica de la educación cardenista, un proceso educativo de los treinta en México que buscaba infundir el programa social de la revolución mexicana. Eso tuvo que ver mucho con mi formación política. Entrando a la UNAM entendí lo que era realmente México. Fue un baño de país