La grandeza de Formosa
Camila Pardo Cerezo
Exposición dedicada a la gente de Taiwán
“Creo que la grandeza de un país no está en la riqueza de la gente, sino en la felicidad de la misma”, Sun Yat-sen.
Hay una gran belleza en lo desconocido, un sentido de exploración que se esconde detrás de vislumbrarse con todo lo nuevo. La mejor escuela está fuera de las aulas. Sólo en la incertidumbre del camino, es cuando me he encontrado más plena.
Soy el murmullo de fé en otro idioma, el que pide lo propio y espera sanar lo herido. Soy la mujer sonriente que te ofrece un té y te invita con gestos amables a sentarte. Soy el abuelo que fuma un cigarro mientras juega con sus amigos. Soy la que dispara un retrato, para luego verlo y descubrirse a ella dentro del resultado fotográfico.
La grandeza de la Isla no me cabe en este texto, pero reposa entre los rostros y la calidez de su pueblo. Taiwán es una isla denominada por los portugueses como la Isla Formosa (hermosa); te cautiva la inequívoca belleza de sus paisajes y los aromas penetrantes de su comida. Las grandes enseñanzas de un pueblo están a la disposición de los que deciden tener los ojos abiertos.
Taiwán me enseñó la grandeza de ser isla en un mundo de continentes. No hay fronteras cuando te rodea el agua; nada te detiene por que todo fluye, por que tu libertad no termina donde empieza la de otro estado. Yo quiero ser una isla en un mundo de continentes, rodeada de libertad líquida.
Hay una gran belleza en descubrirse a una a través de los demás. Esa es la condición humana. Esa es la condición de los que trotan con corazón abierto. Esa es la condición de Taiwán.