El Cartel, Memoria del Cine Mexicano




Compañero inseparable de las producciones cinematográficas, el cartel ha reflejado fielmente los tonos y los rumbos del cine mexicano: la preponderancia de actores y temas, las muestras del sentimiento y los fervores, la importancia de títulos llamativos y entretenidos para el espectador.

A lo largo de la historia del cine, el cartel, con su variedad de propuestas estilísticas, la audacia de sus diseños, las explosiones de color y formas, se ha convertido en el alma de una película.

Además de ser uno de los medios de promoción más eficaces utilizados por la industria fílmica, el cartel en ocasiones es una obra artística que conjuga fotografía y diseño gráfico para sintetizar una propuesta cinematográfica.

Esta colección de carteles de películas mexicanas, que abarca varias décadas, representa, así sea someramente, las diversas tendencias, estilos y formas que han acompañado a las producciones nacionales.

Pueden apreciarse desde las obras magníficas y llenas de humor del artista veracruzano Ernesto García El Chango Cabral (¡Qué lindo cha cha chá! y Las interesadas), quien diseñó numerosos carteles en los cuarenta, hasta las contundentes de Josep Renau, el destacadísimo pintor español, refugiado en México a causa de la Guerra Civil Española, quien aportó su talento al cine nacional (Si Adelita se fuera con otro, La posesión y Pena penita).

Se presentan también carteles de décadas más recientes, cuando los diseños se encargaban a compañías publicitarias como Ars Una y Procinemex (El zarco, Las rosas del milagro, Damiana y los hombres y La leyenda de una máscara).

Concebido inicialmente como un instrumento publicitario efímero, el cartel cinematográfico ha trascendido en el tiempo para convertirse en un elemento fundamental del séptimo arte, que ha dejado su sedimento en la memoria colectiva.

Esta selección de carteles integra parte de la magna exposición Revisión del cine mexicano de 1990.