Apuntes de viaje: Europa 1989 – 2003
Pedro Tzontémoc






Hay muchas maneras de hacer pública una experiencia personal, diversas formas de contar una historia. Esta muestra es la reminiscencia de una de ellas, es el relato visual de mi relación con Europa, un relato de amor que se divide en tres actos:I. 1966. Antes de cumplir dos años de edad, mis pasos recién adquiridos recorrían París; mis primeras palabras se debatían entre el español y el francés y la mirada se me llenaba de imágenes que la memoria no pudo retener. Ese primer encuentro con Europa inició cuando mi padre cursaba una residencia en la Cité Internationale des Arts; después vendría un largo recorrido por varios países de ese continente, incluso por algunos que ya no existen. Muy joven comencé a viajar por mí mismo, sin importar cómo ni a dónde, pero acompañado de esa memoria tangible que es la fotografía, eficaz herramienta que potencia el recuerdo. II. 1989–2003. Periodo vital durante el cual Europa sería mi destino más frecuente, etapa de aprendizaje en la que se definiría mi manera de viajar y de hacer fotografía. El destino del fotógrafo es el viaje, y aquí vale aclarar que no es lo mismo ser viajero que ser turista: este último viaja sin vivir, fotografía sin mirar para después, en la seguridad de su hogar, vivir a través de lo que ve en sus fotografías; un viajero se entrega a la experiencia y dejar que esta lo transforme. Fotografiar lo que se vive, vivir lo que se fotografía: así de simple o de complejo es el marco conceptual de todo mi trabajo, en el que forma y fondo buscan ser lo mismo. Sin embargo, el eje de la fotografía no se encuentra en la fotografía misma, sino en la intención de vivirla. En fin, Apuntes de viaje es tan solo un fragmento del viaje que no fue delimitado al azar, es un fragmento geográfico: España, Francia, Italia, Polonia y Portugal, un fragmento temporal: 1989–2003, un fragmento alquímico en el que mi fotografía era el resultado de las sales de plata y no del impulso electrónico que llegaría después, un fragmento vivencial, pues después de ese periodo vendrían otros muchos viajes, pero en circunstancias distintas que afectarían radicalmente mi manera de vivirlos.III. 2008–2013. Europa otra vez, pero durante este tiempo sería mi domicilio y el punto de partida para muchos otros viajes. Este ya no dependería de mis propios pasos y la fotografía estaría sujeta a esa misma limitación. Si la experiencia nos transforma, la transformación de la mirada es solamente una de las consecuencias.