Propósito de Año Nuevo: bajar de peso, pero ¿es sencillo?
11 enero 2022



Imagen extraida de
https://mejorconsalud.as.com/wp-content/uploads/2019/12/



Inicio de año nuevo, inicio de buenos propósitos y para un buen número de personas, la lista está encabezada con bajar de peso, pero ¿es fácil lograrlo?

Desde la mirada científica, comentaré dos artículos con información que puede abonar a ese buen propósito de mejorar los hábitos alimenticios y lograr un peso saludable.

En primer lugar, Tara Parker-Pope, publicó el pasado sábado, en el New York Times, su artículo titulado “Las dietas te hacen sentir mal. Mejor entrena tu cerebro para comer saludable”.

Tara comienza diciendo que puede parecer un consejo sorprendente pero cada vez hay más pruebas científicas que sugieren que las dietas no funcionan. Las investigaciones demuestran que la restricción de alimentos solo hace que se quiera comer más. Y a largo plazo, las dietas pueden ser contraproducentes, ya que activan las defensas de supervivencia del organismo, ralentizan el metabolismo, es decir lo hacen más lento, y dificultan aún más la pérdida de peso en el futuro.

Proponerse dejar de hacer dieta no significa renunciar a tener un cuerpo más sano. Pero para vencer el hábito de hacer dieta, sería mejor olvidar las viejas ideas de contar calorías, prohibir tus comidas favoritas y medir el éxito con un número en la báscula.

¿La alternativa? La autora del New York Times señala que muchas personas científicas especialistas en problemas de sobrepeso y obesidad están fomentando un nuevo enfoque de la alimentación saludable basado en la ciencia del cerebro. Una serie de técnicas que fomentan la conciencia plena de cómo comemos, la aceptación relacionada con los alimentos que queremos comer y los ejercicios de alimentación intuitiva pueden utilizarse para sofocar los antojos y remodelar nuestros hábitos de alimentación.

Vale la pena revisar la información o incluso buscar otras fuentes científicas sobre métodos para lograr nuevos hábitos alimenticios más saludables. Si deseas leer el artículo completo, aquí está el link:


https://www.nytimes.com/es/2022/01/08/espanol/desafio-come-bien.html



El segundo artículo que deseo comentarles es de Laura Camacho, publicado también el pasado sábado en el diario español El País, titulado: Los superalimentos: el término sin base científica que no es tan milagroso como promete.

La autora cita a Jara Pérez, científica del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición que los define como “alimentos, generalmente con orígenes exóticos, que no se suelen consumir tradicionalmente y a los que se les atribuye grandes propiedades en salud. Parece que independientemente de cómo sea la alimentación de la persona en su conjunto va a mejorar solo por incorporarlos”. En resumen, no tienen una descripción científica o legal.

Jara Pérez es autora de un libro donde analiza la base nutricional y científica de estos productos y los efectos al consumirlos sin conocimiento, que en algunos casos son negativos.

Recuerda que el término de superalimento surgió hace unos 10 o 15 años, pero como concepto hace mucho más que se lo conoce. La jalea real, la miel o el vinagre de manzana son algunos de estos productos que desde hace tiempo se promocionaban y en cuyas propiedades muchas personas confiaban ciegamente.

Pero la investigadora destaca que lo más importante es la dieta en su conjunto, y que ningún alimento por sí solo proporciona todos los nutrientes necesarios, como ejemplo cita que de nada sirve añadir una cucharada de semillas de chía o la última infusión de moda si la dieta es malsana.

De esta forma, la científica no anima a dejar de tomar estos productos sino a que se tenga en cuenta que añadir ese producto a la dieta no va a ser “una cosa milagrosa”.

Otro aspecto relevante es tener conocimiento de sus propiedades para saber las cantidades que se pueden ingerir de ellos.

Como ejemplo cita el caso del aceite de coco. Lo promocionan citando a ciertas poblaciones que lo consumen y tienen el colesterol muy bajo, cuando en realidad se trata de culturas básicamente vegetarianas donde comen muy pocas grasas saturadas, así que en su contexto tiene sentido que consuman el aceite de coco porque les da grasas saturadas que necesitan.

Vale la pena leer el artículo e informarse de los “superalimentos” que promocionan, principalmente en redes sociales, antes de consumirlos. Aquí el link para que accedas al artículo original:


https://elpais.com/ciencia/2022-01-09/