Junto con la pandemia por COVID-19, la humanidad enfrenta otro mal igual de peligroso, la infodemia, un concepto lanzado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ante la propagación de información imprecisa, falsa, engañosa o desinformación alrededor de la infección, las vacunas e interpretaciones erróneas de las estadísticas de ciencia y salud.
Sobre este último tema, el medio español El País publicó el pasado lunes 26 de julio, bajo la firma de José Luis Torrecilla, quien es profesor ayudante doctor en la Universidad Autónoma de Madrid, un artículo alrededor de la utilización sin contexto de datos estadísticos que conduce a conclusiones falsas, bajo el planteamiento de que las consecuencias de un mismo estudio pueden ser las opuestas al tener en cuenta fenómenos matemáticos como la llamada Paradoja de Simpson.
El punto de partida fue la aparición en medios de comunicación europeos donde alertaban sobre el aumento de las muertes por coronavirus entre personas con esquema completo de vacunación. Incluso, algún medio afirmó que “Las personas vacunadas tienen seis veces más probabilidades de morir a causa de las variantes de la covid” (sic).
El aumento de casos de personas vacunadas e infectadas en todo el mundo es real, pero también es un resultado esperado por la comunidad científica cuando las vacunas no son perfectas y fueron autorizadas de manera acelerada porque son la única barrera efectiva para frenar esta pandemia. Pero la utilización a ciegas o sin contexto de resultados estadísticos relativos al tema, puede conducir a conclusiones falsas.
Torrecilla, autor del artículo, explica que gran parte de estos errores provienen de análisis parciales o sesgados de los datos ofrecidos en estudios científicos, como el del Public Health England (PHE) publicado el pasado 9 julio de 2021. “Este informe recoge los casos de enfermedad en el Reino Unido debidos a la variante delta, que en el momento de recolección de datos suponían más de un 97% de los nuevos contagios. En él se observa que el número de fallecimientos en personas con dos dosis de vacuna va en aumento: son 118 de los 257 fallecidos, es decir, el 46%. Sin embargo, esto no significa que las vacunas no estén funcionando. De hecho, son los resultados que cabría esperar de cualquier tratamiento con una cierta probabilidad de error”.
Para explicar mejor, el autor invita a suponer que, en una situación ideal, todos los habitantes del planeta estuvieran vacunados con esquema completo. “Un análisis del PHE estima que la vacuna de Pfizer evita la hospitalización por contagio con la variante delta en un 96% de los casos. En este supuesto, el 100% de los hospitalizados –y de los fallecidos– estarían vacunados, pero el riesgo de sufrir consecuencias graves sería 25 veces menor que sin la vacuna –es decir, se reduciría un 96%–.”
Por otra parte, según el mismo estudio inglés, cerca del 36% –92 de 257– de las muertes corresponden a personas sin vacunar. “Calculando los porcentajes de fallecidos entre los contagiados vacunados y no vacunados se obtiene que un 1.09% de los vacunados contagiados falleció, mientras que ´solo´ un 0.13% de los no vacunados lo hizo”. Estas cifras son las que utilizaron algunos medios de comunicación alarmistas o antivacunas, arrojando conclusiones como que “las personas vacunadas tienen seis veces más probabilidades de morir”. De nuevo, señala el autor, estas afirmaciones son incorrectas y pueden derivar de un tratamiento de la información erróneo o malintencionado.
José Luis Torrecillas explica que, en primer lugar, algunos periodistas están confundiendo las probabilidades calculadas: las del informe corresponden a “fallecer estando vacunado y contagiado” y no a “fallecer estando vacunado”, como se afirma en las cabezas o titulares de sus notas. Para el científico, este matiz es muy relevante, “ya que estamos calculando la probabilidad sobre grupos muy distintos, sin tener en cuenta dónde es más efectiva la vacuna: evitando contagios”.
De acuerdo con numerosas investigaciones científicas, la probabilidad de contagiarse habiendo recibido o no la vacuna es completamente diferente, incluso frente a la variante delta. Por ejemplo, Pfizer mantiene un 88% de efectividad media tras la segunda dosis.
En muchos casos, como este, puede ser necesario tener en cuenta una tercera variable con una fuerte relación causal en este problema, como es la edad.
“Efectivamente, si dividimos a la población en menores y mayores de 50 años, los porcentajes de fallecidos entre los vacunados son del 0.036% en el primer grupo y del 2.2%, en el segundo, mientras que en no vacunados ascienden a 3% y 5.6%, respectivamente. Por tanto, los fallecimientos son menores entre las personas vacunadas en ambos grupos”.
La Paradoja de Simpson o efecto de Simpson-Yule, que se da cuando la asociación entre dos variables (las tasas de mortalidad y de vacunación) cambia completamente cuando se tiene en cuenta –se controla– el efecto de una tercera variable (la edad).
“De este modo, la conclusión del estudio sería la contraria a la obtenida sin hacer la división por edad. Este resultado, aparentemente contraintuitivo, es un ejemplo de los que se conoce como la Paradoja de Simpson o efecto de Simpson-Yule, que se da cuando la asociación entre dos variables (las tasas de mortalidad y de vacunación) cambia completamente cuando se tiene en cuenta –se controla– el efecto de una tercera variable (la edad).
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https://elpais.com/ciencia/2021-07-26/