El acceso de las mujeres rurales a la tierra es fundamental para su bienestar, equidad y empoderamiento individual y familiar. En México, la propiedad social está conformada por comunidades ejidales y agrarias y representa el 52% del territorio nacional. La Reforma Agraria de 1992 y los derechos consuetudinarios de género han dado forma al uso, acceso y control de la tierra. En el artículo “Collective Rural Women Access, Use, and Control Over Communal Land in Mexico” publicado en Frontiers and Sustainable Food System en el 2021, analizamos las distintas formas que delimitan el acceso de mujeres organizadas a la tierra colectiva.
Desde la organización colectiva, el proceso de hacer comunes ha posibilitado el acceso, uso y control colectivo de tierras comunales y recursos biofísicos. En el artículo examinamos el proceso de negociación colectiva de mujeres campesinas para usar y controlar la tierra comunal. Basado en un estudio de caso, se analiza el proceso de la cooperativa Unión de Mujeres San José de las Manzanas, ubicada en Las Manzanas, municipio de Tlahuiltepa, Hidalgo (ver Mapa 1). La cooperativa produce medicina natural y practica la herbolaria.
Mapa 1. Localización de Las Manzanas, Tlahuiltepa, Hidalgo.
Nota: elaborado por las autoras.
El enfoque de la ecología política feminista post-capitalista iluminó las estrategias de género empleadas por las socias en el ámbito de los hogares, la comunidad y en la relación con el gobierno. Las mujeres emplean diferentes estrategias para utilizar tierras comunales y recursos biofísicos mediante el proceso de bienes comunes en cada arena. Encontramos que las socias negocian constantemente el acceso a la tierra y a los recursos derivados de ella, aunque no posean la propiedad legal de la tierra. En nuestro trabajo, también investigamos el marco legal, a partir de las modificaciones de la Reforma Agraria relacionadas con temas de igualdad de género, para luego examinar las condiciones socioeconómicas de las mujeres rurales.
Se discuten factores críticos que potenciaron los acuerdos a largo plazo para controlar una proporción de tierra comunitaria que no se enmarca en el ámbito de la Ley Agraria. Las estrategias colectivas de las mujeres rurales para usar la tierra comunitaria mejoraron el bienestar de los hogares, ya que la tierra ha sido utilizada para elaborar medicina natural cuya producción satisface las necesidades de salud entre los pobladores de Las Manzanas. En la comunidad, el consumo de medicamentos es costoso ya que se adquiere en ciudades cercanas.
La cooperativa accedió a la tierra colectiva con organización. Desde el enfoque de la ecología política feminista post-capitalista, las mujeres desarrollaron habilidades organizativas, denominados comunes sociales, para instaurar el trabajo colectivamente. La estrategia les permitió distribuir las excesivas cargas de trabajo del hogar y de la cooperativa. A partir de conocimientos herbolarios, que representa un común de conocimiento, las mujeres lograron utilizar plantas medicinales de distintos espacios: monte, traspatio y mercados locales; cuidaron de las plantas medicinales, que representan un común biofísico al reproducirlas en el traspatio y vigilar su conservación. Las prácticas de los distintos comunes son intersectadas por el género.
La lente post-capitalista analiza tanto los bienes que se producen para la acumulación del capital, como aquellos trabajos que posibilitan la vida. Aunque las mujeres usan tierra comunitaria para sus intereses, las estrategias aumentaron sus cargas de trabajo y reforzaron normas de género existentes, como el altruismo femenino. Finalmente, el acceso a tierra comunal se analiza en torno a una diversidad de bienes comunes: saberes, sociales y biofísicos, en los que el género y el cuidado son variables críticas.
El artículo está disponible en: https://doi.org/10.3389/fsufs.2021.695344
Jozelin María Soto Alarcón es Licenciada en Economía por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo con especialidad, maestría y doctorado en Desarrollo Rural por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco. Su experiencia laboral involucra el asesoramiento y coordinación de proyectos productivos y ambientales con enfoque de género para zonas rurales de Hidalgo, principalmente en la región del Alto Mezquital desde el año 2002 al 2017 como colaboradora en la organización Enlace Rural Regional A.C.
A partir de 2018, es profesora investigadora del Área Académica de Economía del Instituto de Ciencias Económico Administrativas (ICEA) de la UAEH. Sus líneas de investigación son las economías diversas, las economías comunitarias y la economía feminista con énfasis en economía regional y proyectos productivos a través del fomento a las cooperativas rurales y sus impactos en el desarrollo local. Estudia la política económica hacia el campo, particularmente en el ámbito de los hogares a partir de las decisiones de consumo y gasto.
Se ha capacitado para el desarrollo de proyectos económicos y ambientales en agricultura orgánica en Cuba, en la implementación de programas para el desarrollo de habilidades de mujeres rurales con la Agencia Japonesa de Cooperación internacional en Japón y ha realizado una estancia de investigación en la Universidad de Wageningen en Holanda y Complutense de Madrid. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel I.
Diana Xóchitl González Gómez es Licenciada en Economía por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, Maestra en Economía por la Universidad de las Américas Puebla y Doctora en Ciencias Económicas por la Universidad Autónoma de Baja California. Profesora investigadora del Área Académica de Economía e integrante del Cuerpo Académico Consolidado Economía Aplicada y Regional en el ICEA de la UAEH. Contribuye a la línea de investigación y aplicación del conocimiento denominada Sectores económicos y su impacto en el desarrollo. Con Reconocimiento como Profesora de tiempo completo con Perfil Deseable y Nivel I en el Sistema Nacional de Investigadores.