Para los amantes de la ciencia ficción, este género abre una amplia gama de posibilidades para abordar temas muy diversos desde una perspectiva increíblemente rica. Ejemplos como Farenheit 451 de Ray Bradbury, Solaris de Stanislaw Lem o el clásico Yo robot de Isaac Asimov, ofrecen la oportunidad para estudiar, desde la perspectiva política, social o psicológica, las grandes interrogantes que de tanto en tanto surgen entre los seres humanos.
En la conocida novela de ciencia ficción Dunas, de Frank Herbert, el autor narra la historia de una civilización avanzada en un planeta desértico —Arrakis— cuya economía depende de un producto que provee a un grupo de planetas, se trata de una preciada sustancia que tiene propiedades nutricionales y geriátricas notables: la especia. Arrakis es un desierto, muy similar al planeta Marte de nuestro sistema solar.
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Una versión cinematográfica de la novela se estrenó el mes de octubre de este año 2021 con un reparto que incluyó a Timothée Chalamet, Rebecca Ferguson, Charlotte Rampling y Javier Bardem. El evento fue todo un éxito de taquilla. Curiosamente, la primera versión para cine del libro —filmada en 1984— bajo la dirección del cineasta David Linch, no tuvo la misma suerte que la novela de Herbert. Considerada como una mala adaptación de la misma, la película fue duramente criticada por diversos sectores que no compartieron el enfoque del cineasta. Fue llevada a la pantalla con un reparto muy variado, donde aparecieron, desde el músico Sting, hasta el conocido actor británico Sir Patrick Stewart, quien caracterizó al famoso Profesor Xavier de la saga de X-men.
Arrakis es un planeta con una flora reducida y una fauna sui generis. Los únicos miembros de una especie tecnológicamente avanzada que habita en el planeta —que además ha logrado colonizar otros planetas— se han establecido formando el pueblo de los Fremen, un pueblo nómada que ha logrado habituarse al inhóspito ecosistema que representa un planeta donde las tormentas de arena pueden durar varias semanas, arrasando con cualquier construcción o forma de vida que encuentren a su paso. Los Fremen han logrado adaptarse al árido medio ambiente y el reciente surgimiento de un caudillo que logra unificar a las diferentes tribus, pone en jaque al imperio constituido por una federación de planetas que controla la distribución de la preciada especia, y que ha mantenido bajo un férreo control militar al planeta Arrakis.
Herbert empezó a escribir Dunas en 1959, cuando tenía cerca de 40 años, gracias a que le fue encomendada la tarea de escribir un artículo para una revista sobre las dunas de arena de la reserva Oregón Dune, en el estado de Oregón, en los Estados Unidos. Aparentemente el artículo nunca fue terminado, pero en cambio sirvió para que Herbert pudiera publicar su famoso libro. El terminar la novela completa le tomó alrededor de seis años. Durante ese periodo el autor llevó a cabo una profunda investigación sobre el ecosistema del desierto.
Esta novela ganó el prestigiado premio Hugo en 1966 para novelas de ciencia ficción. Herbert usaba la ficción para estudiar las profundas conexiones que existen entre política, religión y psicología. Otro de los tópicos que aborda la obra es el eventual surgimiento de líderes carismáticos que son capaces de usar su influencia para conducir movimientos sociales que pueden cambiar el curso de la historia.
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Los temas relacionados con el medio ambiente han suscitado el interés de muchos investigadores e investigadoras. El físico Carl Sagan estudió en su tesis de doctorado los efectos de los gases de invernadero en la atmósfera del planeta Venus. Este planeta hubiese podido albergar vida si las cosas no hubieran resultado tan terriblemente mal. Debido a la composición interna de Venus, se produjo la acumulación de una gran cantidad de gases de efecto invernadero en su atmósfera, producto de una actividad volcánica muy importante. La acumulación de estos gases desencadenó un incremento dramático en la temperatura global del planeta. Las sondas Venera, enviadas al planeta entre 1961 y 1984, pudieron medir temperaturas superficiales de más de 400 grados Celsius incluso durante la noche, así como cantidades extraordinariamente altas de dióxido de carbono (superior al 95% de la composición atmosférica). Venus es un ejemplo claro de qué tan mal pueden ponerse las cosas si no se revierten las condiciones de deterioro ambiental.
A principios de los 80, Sagan escribió, junto con Richard Turco, un interesante libro titulado “El invierno nuclear, un efecto inesperado”, el cual exploraba la posibilidad de que, como efecto colateral de un conflicto nuclear, se produjera lo que ellos denominaron el Invierno Nuclear. Este efecto, que ya ha sido comprobado (a pequeña escala) después de la explosión del volcán Krakatoa, cerca de la islas de Java y Sumatra en el año 1883, pues produjo mucho tiempo después de la explosión, un descenso significativo de la temperatura en algunas regiones de Europa, llegando incluso a modificar la precipitación pluvial en el estado de California, en Estados Unidos, varios años después de la explosión.
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En la década de 1980, la capacidad de cómputo era bastante limitada, lo que llevó a que los resultados de las simulaciones numéricas del trabajo de Sagan y Turco tardaran mucho tiempo. No obstante, el enorme prestigio de Sagan como líder de varias misiones de la NASA y como ex asesor presidencial, logró que se revisaran los arsenales con los que contaba la Ex Unión Soviética, así como los de Estados Unidos. Y lo anterior, es un ejemplo de lo que puede lograrse cuando un grupo de científicas y científicos comprometidos con causas sociales, hacen bien su trabajo.
Luego de muchos años de contaminar la atmósfera y después de padecer la administración de un mitómano, racista y egocéntrico, los Estados Unidos se disputan el primer lugar como la nación más contaminante del mundo. La negación sistemática del fenómeno del calentamiento global por parte de Donald Trump puso en riesgo el equilibrio ecológico de todo el planeta.
Por todo lo anterior, el legado de Frank Herbert parece particularmente notable. Los problemas que aborda el autor en su novela son los que han estado presentes a lo largo del tiempo: líderes corruptos y poderosos que quieren obtener ventajas para ellos y para un pequeño grupo que los apoya, a costa de expoliar los recursos de un planeta entero. Y pueden parecer los temas de una novela de ficción, pero hoy, más que nunca, constituyen un tema de actualidad que demanda la atención de la sociedad en su conjunto. Por supuesto, la comunidad académica tiene mucho que aportar a las soluciones de este difícil problema.
Imagen extraida de https://www.eldesconcierto.cl/tendencias/2017/05/14/imagenes-paganas-20-invierno-nuclear.html
Hoy por hoy, grupos de investigadores e investigadoras de diversas universidades se encuentran realizando importantes estudios sobre el tema del calentamiento global y la producción de gases de efecto invernadero por parte de naciones industrializadas. Es una obligación profesional y ética el hacer un llamado a toda la población de los enormes riesgos que involucra el permanecer inactivo ante este fenómeno.
En este caso, el parecido con la realidad resulta no ser coincidencia. No obstante, existe la posibilidad de que, en esta ocasión, la ficción permita crear conciencia de los terribles cambios climáticos a los que podríamos enfrentarnos si no revertimos la situación actual. La solución está en nuestras manos. Permanecer inactivos solamente acelerará un resultado que ya esperamos.
Ref1. https://www.imdb.com/title/tt1160419/?ref_=vp_back
Ref2. http://www.librosmaravillosos.com/elinviernonuclear/index.html
Carlos Soto Campos es físico por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); maestro y doctor en Física por el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Fue profesor investigador en esa institución de 1991 al 2007, y a partir de ese año se incorporó como profesor de tiempo completo en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), en el área académica de matemáticas y físicas del Instituto de Ciencias Básicas e Ingeniería (ICBI). Sus líneas de investigación son Econofísica y Didáctica de las matemáticas.