Salvar el fuego, salvar la vida, salvar la integridad, salvar la pena, salvar la culpa, salvarme, con una obra que coloca al lector en otras perspectivas de la realidad actual, paralela a la rutina que nos impone lo cotidiano, lo rudo de la vida.Marina y José Cuauhtémoc protagonistas equidistantes, crecen desde los extremos que la sociedad divide en clases: una bailarina con un asesino: una creativa de la danza y un salvaje: el fuego desde la inspiración del cuerpo y el fuego desde la sobrevivencia. Dos fuegos rodeados de archipiélagos mundanos donde la paradoja de la esperanza y del amor respiran con dificultad. El fuego no gestiona en el azar, se funde con intensidad. En cada línea los ritmos de las imágenes se trazan con exactitud, en los contextos que le toca en la historia y van coloreando el panorama con las voces apropiadas y se escuchan, tornan la personalidad creíble, sustancial de cada persona que trastoca la lectura para, aparecer, para avivar la llama, para salir vivo sin quemarse, o quemarse e inflamar la pasión hasta llegar a los límites. Salvar el fuego sitúa la madurez de un escritor lleno de carisma con letras arriesgadas, actuales.
Salvar el fuego
Guillermo Arriaga Jordán
Por Alina Eugenia Peniche Ortíz
Catedrática de la licenciatura en Comunicación. UAEH
Calores nos despiertan por la noche, inquietan al cuerpo, desnudan la mente, arrancan los más íntimos secretos que, se arraigan en el alma. Prometeo llevó el fuego a los hombres y fue sacrificado; las llamas que avivan el conocimiento y nos hacen despertar, mirarnos en el cosmos de lo interno, para así, despegar al universo, gestar vida, morir, renacer o reinventarnos, descubrir que, en el dolor de la vida, aparecen ámpulas que nos recuerdan el principio, la idea fundamental de amar. Guillermo Arraiga nos transporta con cada personaje a mundos interiores del más profundo del encierro solitario; pensé en llamar polifónica a su escritura, sin embargo, cada persona que interviene en la historia, tiene, no solo un timbre de voz que los escritores ponen al narrar en una sola frecuencia de la historia, aquí, cada sonido, emerge de la lectura, cobra vida, en una trasfiguración de etapas y momentos desgarradores, de encuentros que transitan en la obra como un grito que emerge. Un llamado constate para descubrir, en lo anecdótico, la periferia de diferentes escaparates que se van revelando, con giros inesperados, pasados que cobran vida y dan sentido a la rebeldía, a la terquedad de sobrevivir, que no solo vivir, sino afrontar los sinsentidos que los laberintos de la locura, por vivir, les hacen responder.