Dirección de Fomento a la Lectura

 

Así, el recuerdo de Timoteo, es más bien la confesión de un hombre que rendido ante el posible dolor de la pérdida, decide contar su más grande secreto para ver si alcanza el perdón y con ello salva a su hija: “Quiero alcanzarte, Angela, en ese limbo de tubos donde te has acurrucado, donde el craneotomo te abrirá la cabeza, para hablarte de esa mujer” (Mazzantini, 2003: 25).

La historia que Timoteo narra a su hija empieza en un pueblo olvidado, pobre y caluroso donde el acaudalado cirujano se quedó varado muchos años atrás. En ese lugar conoce a Italia, una mujer sencilla y humilde, a la que describe cruelmente como grotesca y fea. Italia intenta ayudar a Timoteo, así que lo invita a su casa para que pueda usar su teléfono y llamar a su casa, en un giro inesperado, Timoteo viola a Italia y escapa. Días más tarde, regresa a disculparse, “había bebido y no sabía lo que hacía”, piensa decir, sin embargo, al estar a solas de nuevo con la joven, la escena anterior se vuelve a repetir.

El cirujano no entiende porqué siente esa fascinación por la joven mesera, recuerda a su esposa, joven, bella, atlética: perfecta, aún así, él solo piensa en Italia. La historia que nos cuenta Mazzantini es dura, violenta, cruel pero también apasionada. Timoteo e Italia se enamoran, sea por lo sea, quizás repiten patrones, igual que aquellos que habitamos fuera de las páginas de un libro, quién sabe. Lo cierto es que de un día para otro, el cirujano quiere dejar de serlo, dejar de ser acaudalado, dejar a su perfecta esposa y quedarse a comer espagueti con Italia.

La novela es intrincada, de las salas del hospital, brinca a los recuerdos de Timoteo, al aeropuerto, al que Elsa, la madre de Ángela, acaba de arribar, etc., y así se van armando dos historias paralelas cuyo eje conductor será Timoteo.

Los personajes son fuertes, su pasado los ha dejado marcados, pertenecen a mundos distintos y su coincidencia es inverosímil, sin embargo, sus caminos se encontraron y las pobrezas y virtudes de ambos harán click, en un amor que se verá malogrado.

En medio del dolor de la realidad y de su pasado, Timoteo levanta su mirada al cielo y reza recordando que solo lo hizo en una ocasión anterior: “Solo le recé una vez, hace mucho tiempo (…). Levanté mis manos pringosas al cielo y le exigí a Dios que me ayudara, porque si la criatura que tenía bajo los instrumentos se moría, con ella se morirían todos los árboles, los perros, los ríos y hasta los ángeles. Y toda la creación” (Mazzantini, 2003: 51).

La trama es rica en paisajes y emociones, Mazzantini conmueve al lector y adereza su texto con un sabor agridulce a amor y tristeza que tarda en quitarse. Al final, No te muevas, te entrega personajes completos, redondos, a quienes se puede odiar o perdonar, entender o aborrecer, pero por sobre todas las cosas, no se puede evitar compadecerlos por su infinito dolor, porque en medio su miseria, de sus batallas perdidas, Timoteo e Italia se encontraron para sanarse las heridas pero también para abrirse las venas.

Sobre el autor

Margaret Mazzantini nació en Dublín en 1961, es escritora y actriz. Ha representado diversos papeles en teatro, cine y televisión. Es autora de varias novelas entre las que destacan La palabra más hermosa, La palangana de zinc y No te muevas, esta última fue llevada al cine con nombre homónimo, por su esposo, el director y actor de cine italiano, Sergio Castellitto. Mazzantini elaboró el guión en coordinación con Castellitto para asegurar que la adaptación fuera lo más cercana posible a su novela.

A lo largo de su trayectoria como actriz y escritora ha sido acreedora a diversos premios literarios e histriónicos.