Dirección de Fomento a la Lectura

 

La amargura de Satanás es inmensa y sincera, su castigo consiste en observar a la humanidad con todas sus “estupideces” en la vida terrenal, un verdadero infierno para una mente superior.

Las siete columnas es un texto complejo de entender, las historias que aborda son distintas y misteriosas de manera que es necesario poner mucha atención.

El texto se centra en el argumento de que las personas se niegan a dar más de lo que pueden ofrecer porque todo lo quieren para sí. Son pobres e infelices porque no pueden ver más deseos que los suyos. Es triste saber que nadie en la tierra recuerda quién fue Satanás, ni Dios, ni quienes eran, la humanidad ha creado el más doloroso de todos los agravios para la divinidad: la ingratitud.

Vibra el corazón de emoción en el instante de leer un pequeño pero muy significativo fragmento de la literatura donde se habla de la repartición de la Tierra entre Satanás y Dios, así, ninguna criatura se aislaría de ninguno de los dos bandos. Como se dice coloquialmente: este libro es una delicia leerlo.

Acracio acepta ser el interlocutor del diablo, conmovido por la inmensidad abismal de su soledad pero a cambio pide un único favor, no para sí mismo sino para toda la humanidad: quitar los siete pecados capitales del mundo y con esa petición se inicia un desafortunado y caótico viaje.

Al desaparecer la soberbiase detiene la inspiración; sin envidia, no había metas, ni objetivos; sin ira, no existía los límites y tratados de los pueblos, irónicamente la violencia había hecho nacer los bienes y sentido de propiedad, así mismo disciplinó al hombre e hizo posible el orden; por otra parte; la codicia, fue el motor del progreso, sin ella, no existía ningún comerciante; la pereza hacia trabajar a los hombres; la gula, era importante para cultivar la tierra, la industria y el comercio. ¿Se imaginan un mundo sin lujuria? Se extingue el hombre, visto como especie, además de la aniquilación de la industria de los perfumes, cosméticos, floristas, etc., la desolación de una vida sin deseo, sin amor, la muerte de la poesía y la literatura. Al desaparecer los estímulos del mal, la vida pierde también su interés.

El segundo encuentro entre Acracio y Satanás se dará en medio de ese mundo desolado y suplicante, de una humanidad cuyas columnas se vinieron debajo de pronto, ¿Qué hará Acracio?;¿persistirá en su deseo de santidad mientras el mundo desfallece o suplicará por la vuelta de los pecados?

En este libro, Fernández Flórez hace una crítica brutal a la religión, a la sociedad en general, al miedo, al pecado y al nacimiento de las sociedades actuales derivadas de un motor que se aleja por mucho de la santidad.

Sobre el autor

Wenceslao Fernández Flórez nació en 1879 en La Coruña y murió en 1964 en Madrid. Su vida en las letras se inició en el periodismo con una serie de crónicas tituladas Acotaciones de un oyente, publicadas en el diario madrileño ABC.

La procesión de los días (1914) y Volvoreta(1917) fueron sus primeras novelas y estuvieron marcadas por un enfoque naturalista y descriptivo que pronto evolucionó a un humorismo escéptico característico de las creaciones posteriores como El secreto de Barba Azul (1923).

Relato Inmortal (1928), El malvado Carabel (1931) y El hombre que compró un automóvil (1932).

El gusto de una comicidad basada en la deformación de los hechos y orientada por una intención crítica es el rasgo más sobresaliente de Fernández Flórez, que abordó las ideas de progreso, liberalismo y democracia guiada por su visión pesimista del mundo.