Utilizando diversas técnicas de la de narraccìon periodistica, y literaria, Restrepo dando estuctura a esa oralidad festiva y carnavelesca, indaga, presenta evidencias, da testimonios, historias de vida, entrevistas, dando voz de una manera polifónica, sobre todo a las mujeres dedicadas dentro del pueblo, a la prostitución, construyendo toda una representación muy íntima de lo femenino. Ella misma dentro de la obra la describirá como:
Sería absurdo llamarla investigación, o reportaje, o novela, a lo que fue una fascinación de mi parte por unos seres y sus circunstancias. Digamos que está labor nace de una cadena de mínimos secretos revelados….
En esa polifonia de voces, la voz y presencia principal la tendrá como protagonista a una (mujer-decidida desde niña a ser prostituta del pueblo de La Catunga): la bella, indescifrable y bautizada Sayonara, mujer que a travès de sus múltiples experiencias va simbolizando a todas las mujeres que existen por estas tierras y que van sorteando todas las dificultades a la que se enfrentan en un sistema machista, represor, racista, religioso.
(Sayonara) En el espléndido egoísmo de su belleza, sí que llego a ser el propio ombligo de aquel universo-mundo, el objeto privilegiado de todo amor
Es la que se resiste, la que huye de la tragedia de vivir en una familia tradicional marcada por las costumbres y los absurdos, la que es directa con lo que quiere y con lo que no quiere; pero también la que seduce a los hombres de toda índole, la que se enamora de lo más humano, la que confronta tanto hombres y mujeres, es la ingenua que no cree en santos o en dioses, la que juzga, la que sueña con otros mundos posibles pero a la vez ajenos, la que imagina en ciertos momentos ser una mujer típica, la que parece ser el estandarte de rebeldía y que en su momento es también capaz de resignarse, ceder, madurar.
La novia oscura
Laura Restrepo
Por Manuel Toledo Molano
La novia oscura (Laura Restrepo, 1950) es una novela que la autora nos va envolviendo con su tejido de pequeñas historias llenas vida en un pausado y vertiginoso recorrido por tierras que en apariencia son colombianas pero que en esencia muestra las formas de ser, de sentir, y sobre todo de ser mujer de todo un continente.
En un mundo donde hay marginación y pobreza, La autora, apuesta por recurrir a donde hay una veta de riqueza, la cultura oral que, por medio de una legendaria Mujer, Todos los Santos, va extrayendo imaginarios fascinantes, contándonos historias de las que esta hecha nuesta cultura.
Y entonces Todos los Santos, nos traslada desde ese micromundo social a esa ancha y a la vez sintetica, sincrética América latina, y a esas condiciones que nunca terminan de ser ficción, imaginación, barroquismo exuberante, relato que siempre comienza en esa terca realidad que nos avasalla y nos confrota en sus contrastes y desigualdades; pero también nos llena con sus detalles, sus colores, los sonidos de la selva, los estruendo de las calles, la música del arrabal, las crujires de las maquinas de las siempre avasalladoras trasnacionales norteamericanas.