Dirección de Fomento a la Lectura

 

“El loco” está comprendido por 34 parábolas y un prólogo escrito por el autor; que, de la mano, nos cuestionan a partir de la palabra profunda; con el peso sutil de las hojas que caen inminentemente por la gravedad y por el cambio de estación en otoño, a caer también en la ensoñación que atraviesa al lector.

Caen las máscaras que limitan la libertad de los seres y con ellas las vagas explicaciones en el intento de querer comprender la locura. El loco no quiere ser comprendido; ya que, esto limita la experiencia y esclaviza su ser. El loco solo “es”.

¿Cómo me volví loco? Se cuestiona el autor, y se responde… “Se habían robado mis mascaras. Las siete mascaras que yo mismo había confeccionado, las cuales lleve en siente de mis distintas existencias; corrí por las calles sin mascara alguna vociferando así: ¡Ladrones! ¡Ladrones! ¡Malditos ladrones!

Tanto los hombres como las mujeres se burlaban de mí… Al llegar al fin a la plaza del mercado, un joven, de pie en el tejado de su casa, señalándome, exclamo: ¡Miren es un loco!

Levanté la cabeza para ver quien gritaba, y por vez primera el sol beso mi rostro desnudo, y mi alma se inflamo de amor al sol, y ya no quise volver a tener mascara alguna.

¡Benditos sean los ladrones que robaron mis mascaras!

Fue así que me convertí en un loco.

Y en mi locura, he encontrado la libertad y seguridad; la libertad de la soledad y la seguridad de no ser comprendido, pues aquellos que nos comprenden esclavizan una parte de nuestro ser.”

“Yo soy Dios y parte de él vive en mi”. Una invitación a descubrir el dios interno que vive en nosotros y en todo lo que nos rodea, a partir del llamado a la conciencia natural y a la simpleza de la existencia humana.

Paradojas que saben a poesía de vida, cargadas de imágenes, de símbolos, de sátira, humanidad y sabiduría. Es un libro que nos lleva a cuestionar nuestras creencias y certezas; y a partir de la duda plantearnos recorrer nuevos caminos.

Parar en el devenir del ritmo que estos nuevos tiempos nos han marcado, parar y mirarnos profunda, verdadera y compasivamente ante el entendimiento de nuestra humanidad sobre esta tierra. Abrazar lo que se nos ha mostrado como defecto, debilidad y error y solo ser en la locura de la existencia.

“Amigo mío, tú no puedes oír los cantos de mi oscuridad, amo demasiado mi infierno como para que lo visites. Prefiero ser loco solo. Tú camino no es el mío; sin embargo, caminamos juntos con las manos unidas.”

“La locura”; esa mal vista, mal querida y desdeñada; que cuando se mira ajena encarna cuchicheos e incomprensión; pero a la par, curiosidad y misterio ante las posibilidades sin límites que muestra.

“Hermano prisionero. Todos estamos encerrados en esta jaula de vida y sin darnos cuenta compadecemos al otro.”

Se presenta ante nosotros una gran oportunidad de caer en el abismo de las palabras, y regalarnos un momento; para “espíritus locos y errantes, para caos humanos” en busca de lo más sutil de la esencia misma.

Por: Alma Odett López Zepeda del circulo de escritura Margarita Michelena.