Dirección de Fomento a la Lectura

 

El Principito visitó varios asteroides y aprendió mucho estando ahí; en el primer asteroide al que llegó había un rey que reinaba sobre todo, pero sin saber sobre qué. El Principito le pide que le ordene al Sol que se ponga para que él pueda admirarlo, ya que le gusta mucho ver las puestas de Sol, pero el rey se niega y le responde que solo puedes pedir a cada uno lo que cada uno puede dar. Le pide al Principito que se quede con él para tener a alguien sobre quien reinar y le dice que lo nombrará ministro de justicia, aunque no había nadie más a quien juzgar. “Te juzgarás a ti mismo”; claro, aprender a juzgarnos a nosotros mismos nos convertirá en sabios.

Así fue el Principito, de asteroide en asteroide, conociendo a más personajes curiosos que le hicieron ver que las personas mayores son muy extrañas. Un hombre arrogante que creía que todos eran sus admiradores; un borracho que bebía para olvidar la vergüenza de beber; un hombre de negocios que era extraordinario contando estrellas; un farolero con el tiempo corto, del que el Principito quiere ser amigo, ya que al menos él se ocupaba de otras cosas y no solo de sí mismo; un geógrafo que le aconseja visitar la Tierra.

El Principito viaja a la Tierra y ahí conoce a una serpiente que le hace creer que lo sabe todo. Las serpientes son mentirosas, eso todo el mundo lo sabe. Conoce una flor de tres pétalos, sube a una montaña, platica con el eco, hasta que encuentra un camino, y claro; los caminos siempre nos llevan hacia un lugar. El Principito llega a un rosal y llora al darse cuenta que hay miles de rosas parecidas a la suya y que su rosa ya no parece tan importante. Pero también conoce a un zorro, que le muestra por qué es importante domesticar. El Principito es un niño igual que otros mil niños en el mundo, el zorro es un zorro igual a otros mil zorros en el mundo, pero al domesticarse se vuelven los únicos en la Tierra. Lo que hace importante a tu rosa, es el tiempo que pasaste con ella. No se ve bien más que con el corazón. Lo esencial es invisible para los ojos. Después conoce a un guardagujas, un comerciante y a Antoine. El Principito reflexiona sobre su viaje y se da cuenta que no necesita mil rosas cuando en una tiene lo que siempre quiso. ¡Pero él era muy joven para saber cómo amar! No contaré el final, porque eso es algo que ustedes deben descubrir con su propio corazón, ojo ahí: con el corazón… ¡Ay! ¡Los adultos nunca entienden nada!

Sobre el autor

El 29 de junio de 1900 nació el novelista y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry. Desde muy pequeño manifestó interés por la aviación y aprendió el oficio cuando prestó servicio militar. Viajó a Moscú y a la España sitiada por la guerra, escribió reportajes y artículos para varias revistas.

También formó parte de las misiones de la aviación francesa durante la segunda Guerra Mundial. El 6 de abril de 1943 apareció su obra El Principito, catalogada como una las mejores creaciones literarias del siglo XX. Ha sido traducida a más de 250 idiomas y, recientemente, a la lengua aymara. El 31 de julio de 1944, el escritor realizaba un vuelo de reconocimiento a bordo de un Lockheed Lightning P-38 y desapareció en el Mediterráneo. Su cuerpo nunca fue hallado.