Dirección de Fomento a la Lectura

 

Don Juan, “hombre de conocimiento”, convierte a Castaneda en su aprendiz a quien mediante diversas técnicas le transmite sus saberes; sin embargo, con el fin de enseñar y corroborar su conocimiento, hace uso de tres plantas con las cuales él era experto: Lophophora williamsii, conocida como peyote; Datura inoxia, o toloache, y un hongo perteneciente al género Psilocybe. A través de la ingesta por separado de cada alucinógeno, Castaneda experimentó estados peculiares de percepción distorsionada, o también mencionada como conciencia alterada, a los cuales llama “estados de realidad no ordinaria”.

De acuerdo con Don Juan, nos narra que, para un brujo, el mundo de la vida cotidiana no es real ni está allí, como se cree. Para un brujo, la realidad, o el mundo que conocemos, es solamente una descripción. Por lo que la realidad de la vida diaria consiste en un fluir interminable de interpretaciones perceptuales que los individuos quienes comparten dicha realidad, validan; legitimando la descripción que el común ha aprendido a realizar.

En esta conceptualización, Don Juan entendía y explicaba las plantas como vehículos que conducían o guiaban a un hombre a ciertas fuerzas o “poderes” impersonales. Asimismo, los estados que producían dichas plantas, los explicaba como los “encuentros” que un brujo debía tener con esos “poderes” para ganar control sobre ellos.

A cada una de las plantas se les considera con poderes de distinta clase. Al peyote solía llamarlo “Mescalito” y lo describía como maestro benévolo que enseñaba la “forma correcta de vivir”, el cuál era ingerido en reuniones de brujos llamadas “mitotes”, donde se buscaban lecciones. De esta forma, también el toloache y los hongos, a los que les llamaba “aliados”, poseían una particular forma de manipularlos y encontrarse.

“Las enseñanzas de Don Juan: una forma yaqui de conocimiento” es el primer libro de una serie en que Castaneda nos narra su proceso de aprendizaje de la brujería, donde la suposición básica consistía en considerar la ingestión de plantas psicotrópicas en el punto de coyuntura hacia los estados de realidad no ordinaria. Sin embargo, en el proceso, descubre y reconoce el “camino del guerrero”, quien identifica que nuestra realidad es apenas una de muchas descripciones.

De manera de novelada, nos encontramos con una representación de conocimiento que, en forma de libro, nos incita a abrir nuestras configuraciones y formas de percepción a nuevas y/o ancestrales expresiones tanto del saber cómo del haber.

Un libro recomendado para aquellos quienes apenas se introducen en la búsqueda de respuestas en diferentes niveles de consciencia, o bien, como lectura amena dentro del campo de la ciencia ficción.

Sobre el autor

Carlos Castaneda, autor del libro, a partir del conocimiento adquirido dentro de su ejercicio de observación participante, trabaja o trabajó en una de las premisas que propone “el camino del guerrero” o también mencionado como hombre de conocimiento; el cual nos dice que hay que “borrar la historia personal”, restando importancia a sí mismo: “Sentirse importante lo hace a uno pesado, rudo y vanidoso.

Para ser hombre de conocimiento se necesita ser liviano y fluido.”
Es por lo anterior, que el autor fue un personaje que cultivó el misterio y el suspenso durante toda su vida y, por ende, se desconoce la fecha y el lugar en qué nació. Lo que le convierte en alguien rodeado de misterio, y que ha dado pauta a diversas leyendas que sobre él han circulado.