Dirección de Fomento a la Lectura

 

Cuando miramos nuestra humanidad queremos enterarnos del otro como si su existencia no me hiciera corresponsable del lugar que compartimos en existencia, frustramos nuestro diálogo amargo e insatisfecho, envidioso del otro. Miguel Jarquín con su polifonía reflexiva profundiza en el “orden de amores” con la humanidad de la que somos capaces no solo para compartir, sino para construir. Retoma de San Agustín de Hipona: “la intuición anuncia lo posible, pero es el amor el que hace que lo posible se vuelva real…es total novedad” (p.28).

Dejemos la modernidad líquida por un momento, metáfora con la que Bauman (2000) refleja al hombre que deja de lado esa sensación de estar satisfecho y que delega su bienestar a la industrialización, despreocupándose cada vez más de lo que sucede, no quiero decir a su alrededor, sino en lo cercano de su propia circunstancia .Ser humanista, no es cualquier cosa, y mire usted que en nuestra genética ya abordamos el sentido de ser humano, ser humanista para aquellos renacentistas significa edificar al mundo que devastó la Edad Media y el arte sale adelante no solo como manifestación, sino como un grito de batalla. Manifestar en un arte ordenador, casi matemático en la música y es así como “La tocata y fuga en D menor” de Bach nos conmueve con esta muestra de organización mental de donde emana su humanidad creativa. Buscar la veta, que como un río deja brotar sus aguas vertiginosas las manifestaciones del orden del corazón del hombre.

En la literatura del Siglo de Oro Shakespeare como Cervantes “ven en el hombre al ser capaz de comprender al mundo y montarlo a través de la ilusión que se encarna, aunque esté oscurecido por la traición y la enajenación” (p. 38). Tomás Moro sueña con la “Utopía”, Campanella con “La ciudad del Sol” y Francis Bacon con “La nueva Atlántida” y con ellos transitan la mística humanista: “Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti” frase que retoman de San Agustín: ser responsable de mí. Son Kierkegaard, Nietzche y Marx quienes ven al hombre enajenado; por un lado, al burgués tratado dulcemente y por otro la pobreza con su aguda vibración de la conciencia infeliz que comparte la reflexión: tenemos más prosperidad y sin embargo vivimos peor. Si somos valientes de arrostrar: dar la cara y asumir que el papel de ser persona no es un constructo del pensamiento, sino de la intencionalidad, de lo que me mueve hacia el otro, en un movimiento de conciencia que se pone por encima de lo que está oculto.

Y aunque los otros estén fuera de mí, irremediablemente tiene que ver conmigo. Yo en mi presente le significo a mi pasado, yo como individuo me convierto en persona, yo como hombre me convierto en un ser genuino. Ser humanista es ser rebelde, inconforme. La esperanza radica en el sublime momento en que me doy cuenta que hay otros que me necesitan y que no solo puedo aportar, también construir como ciudadano de lo cercano, luego entonces lo lejano también se revelará en mi propia humanidad como comunidad.

Sobre el autor

Miguel Jarquín nació en la Ciudad de México en 1950. Vive en Zapopan, zona conurbada de Guadalajara en el Estado de Jalisco. Su primera formación fue como profesor de educación primaria. Realizó estudios en las áreas de filosofía, educación, desarrollo internacional y comunitario, psicología clínica y psicoterapia a nivel de licenciatura, maestría y doctorado. Ha publicado dieciocho obras de manera individual y veintitrés libros de manera colegiada. Escribe en diferentes revistas entre las que destacan: Acontecimiento, Revista de pensamiento personalista y comunitario, Revista Mexicana de Logoterapia, Persona, Revista Iberoamericana de Personalismo Comunitaria.

Colabora con varias Universidades e Institutos de educación superior en México y en el extranjero. Pertenece a varias asociaciones entre las que destacas: el Instituto Mundial de los Altos Estudios de Fenomenología, CLAFEN, el Instituto Nacional de Investigación en Desarrollo Humano, INDH. Es consultor de empresas, participa y asesora proyectos comunitarios, educativos y clínicos. Su línea de investigación y convicción se alimenta de las filosofías de orientación existencial, personalista y promueve el Enfoque centrado en Nosotros –ECN-.