¿Hasta dónde puede llegar la desesperación de un hombre para desear matar a su jefe en el trabajo?, ¿cuántos tragos de Vodka se necesitan para darse el valor de hacerlo? Por último, no todas las almas llegan solas a la taberna, algunas comparten el fatídico destino de los amantes, tanto en vida como en la muerte.
Conciencias que matan es un libro que ofrece un vistazo a la naturaleza humana, la naturaleza asesina. Pero no se dejen engañar, el autor de ese libro no es un guía que nos lleve de la mano para recorrer las páginas de su obra, las narraciones que él ofrece son una trampa que pueden imbuir hasta al lector más versado.
Ofrece una lectura de fácil acceso, con una paráfrasis sencilla y con una gran variedad de lenguaje que permitirá al lector aprender nuevas palabras. Conciencias que matan es un libro ideal para adolescentes y adultos, con la facultad de instalar imágenes en la memoria.
Erick Cruz Ramírez nos presenta una obra animista, con personajes que han traspasado las barreras físicas, pero que presentan una personalidad con la que es fácil identificarse. Mostrándonos, sin temor a equivocarnos, que a todos nos gusta jugar con la muerte, preferentemente si es la de otros.
Conciencias que matan
Erick Cruz Ramírez
Gerardo Ángeles Galván
Profesor de la licenciatura en comunicación
Qué nos dirían las almas una vez que se han despojado de cualquier pretensión de inocencia, cuáles serían las historias de vida que las conciencias relatan en la muerte, qué secretos confesarían si ya no tuvieran nada más que esconderlos. Conciencias que matan nos transporta a los pensamientos más íntimos y reflexiones de personajes que han llegado a la antesala del inframundo.
Un libro de la pluma de Erick Cruz, relata las experiencias de aquellas almas que inician el viaje al más allá. A través de 11 sórdidos relatos obliga al lector a ubicarse justo en el lugar de los protagonistas, revivir en sus palabras las historias de muerte.
El autor utiliza la conciencia como elemento literario, dejando apreciar pensamientos erráticos, deseos incontrolables y profundas perversiones; que a la luz tenue de un bar nos parecen tan familiares. De esa manera, hace referencia a los cuentos infantiles, donde “el que obra mal, le va mal”; pero sin temor explora los rincones más oscuros de esa moral, dándole su toque especial.