Dirección de Fomento a la Lectura

 

El bebé fantasma

En esta novela que lleva por título Beloved (1987), Morrison nos cuenta que desde hacía varios años un bebé fantasma se había apoderado de la vivienda con el número 124 de Bluestone, Cincinnati, donde habitaban Sethe y su hija de diez años, Denver. Aquel fantasma infantil hacía cuanto destrozo quería y mantenía alejados a todos los lugares. Se creía que ahí estaba vertido “todo el veneno de un bebé”.

Inmediatamente después de la muerte de Grandma Suggs, abuela de Denver y suegra de Sethe, las dos decidieron poner fin a ese maleficio. Ambas acordaron invocar al fantasma. Tomándose de la mano y cerrando sus ojos, lo llamaron: “Ven. Ven. Harías bien en presentarte”. La única respuesta que recibieron fue “un paso al frente” del aparador de la casa.

Denver culpó a su abuela de la débil respuesta. Su madre lo puso en duda al recordarle que el bebé era muy pequeño cuando había muerto. Apenas tenía dos años. Por eso no entendía.

La hija le dijo que era probable que más bien no quisiera entender, a lo que la madre le respondió: “A lo mejor. Pero si viniera yo se lo haría comprender claramente”.

A la niña le parecía que el “bebé tiene un hechizo muy potente”. La madre volvió a tranquilizarla: “No más potente que el amor que yo sentía por ella”.

Quién se imaginaría que sería un visitante quien lograría dar fin al comportamiento de ese bebé en esa casa. Cuando aquel fantasma infantil mostró su presencia estrujando y zangoloteando la casa a tal punto que Sethe intentó sujetar la casa con sus dos manos y sus dos pies puestos en el piso, aquel visitante empezó a retar al fantasma y a exigirle con gritos que dejara en paz la casa. Cuando los bruscos movimientos de la casa se detuvieron por completo, sólo se escuchaba la respiración fatigada de los tres en una sola, pero a la vez otra respiración también cansada.

El árbol en la espalda de Sethe

Aquel hombre, moreno y rojizo, que había logrado aplacar aquel fantasma, era Paul D Garner, el último hombre de la granja Sweet Home, donde él y tres hombres más (Paul F. Garner, Halle Suggs y Sixo, el impetuoso) acariciaron hacía varios años la ilusión, de ser elegido por Sethe como su marido. Pero ella, la chica de “los ojos de acero e igual carácter”, se decidió por Halle, con quien procrearía dos varones y dos niñas, de quienes solamente le quedaba una: Denver. Una estaba muerta y los otros dos (Howard y Buglar), cuando cumplieron trece años, habían huido de la casa, “perseguidos por la muerta”.

Del paradero de Halle nada se sabía. Lloraba su ausencia, por años, su madre, quien había dicho que su hijo había desaparecido el día que había nació Denver, en mil ochocientos cincuenta y cinco. La bebé que se había logrado gracias a la ayuda que a Sethe le proporcionó una joven, de nombre Amy, quien iba en busca de terciopelo a Boston y quien, además, le descubrió un árbol en la espalda, parecido -según le detalló- a un cerezo silvestre, con tronco, ramas e, incluso, hojas.

Sethe contó que ese árbol, en realidad, se le había formado luego de denunciar con Mrs. Garner a los muchachos que le habían robado la leche producida por su embarazo y que celosamente cuidaba para ese bebé que esperaba (era Denver). Mrs. Garner la escuchó y se le llenaron sus ojos de lágrimas, pero no podía hablar debido a un bulto [tumor] que tenía en su garganta. El maestro de la granja hizo que uno de los muchachos denunciados le abriera la espalda a latigazos, y que cuando se le había cerrado fue cuando, entonces, se le formó el árbol.

Luego de aceptar la invitación de Sethe de pernoctar en la casa, debido a la hora, y al poner el primer pie en la vivienda, Paul D quedó inmovilizado con la entrada de una fuente de luz roja y ondulante. Le pregunté a la mujer que si tenía compañía; le respondió que “de vez en cuando”. E insistió preguntándole ahora sobre el maleficio que percibía en la vivienda. Ella simplemente le dijo: “No es maleficio sino tristeza”.

La mujer que emergió del agua

Pero lo cosa no quedo ahí. Luego de conjurar y debilitar el maleficio del infante, Sethe, Denver y él mismo Paul D se enfrentarán a una aparición. Se trataba de una joven que había emergido, completamente vestida y con un sombrero de paja, de un riachuelo en cuya orilla permaneció durmiendo “todo el día y toda la noche”. Nadie la vio surgir y si alguien la hubiese visto -nos advierte Morrison- es muy probable que esa persona habría vacilado en acercarse a ella; no porque estuviera empapada, dormitando o con una sonora respiración tipo asmática, sino porque sonreía.

En la medida que aquella mujer, de “piel nueva, sin una sola línea y tersa, incluidos los nudillos de los dedos”, iba recuperándose, avanzaba hasta acercarse a los peldaños del 124. Ahí, en el porche de la casa, se volvió a quedar dormida, con los rayos de sol iluminando toda su cara. Así, cuando regresaban de la feria Sethe, Denver y Paul D, lo primero que “vieron fue un vestido negro, dos zapatos desabrochados debajo, y que “Here Boy” [el perro de la casa] no estaba a la vista”.

La reacción de Denver fue significativa, pues no se preguntó sobre quién era esa mujer, sino sobre qué era “eso”. Cuando Sethe se acercó mirar la cara de aquella forastera, por una razón inexplicable en ese momento, “sintió que su vejiga estaba a punto de reventar” y, excusándose, corrió hasta el fondo de su vivienda, pero no logró llegar al retrete, por lo que, delante de su puerta, se levantó la falda y comenzó a orinar una cantidad que parecía interminable.

Cuando regreso al lugar donde se habían topado con la forastera, Denver y Paul D ya no se encontraban ahí; estaban dentro de la casa, con ella, mirándola “beber taza tras taza de agua”.

Cuando parecía que había saciado su sed, empezó a contemplar, con sus ojos adormilados a Sethe, quien le preguntó si era de Bluestone, a lo que ella respondió meneando la cabeza y agachándose para quitarse los zapatos y las medias. Cuando Sethe, por su lado, se dispuso a levantar los zapatos con las medias metidas de la recién llegada, le preguntó su nombre. Ella respondió “en voz baja y áspera”: “Beloved”.

Así, esa aparecida, poco a poco, fue seduciendo a los tres. Sin embargo, mientras Paul D y Denver se dan cuenta y buscan la manera de librarse de ese encanto, Sethe se había dejado envolver, dominar e, incluso, someter totalmente por esa mujer, hasta convertirse -según Denver- en una especie de marioneta.

¿Quién era esa mujer que había surgido del agua y quién era ese niño-fantasma que había hecho el maleficio a la casa habitada por esas mujeres?, y ¿qué relación tienen con Sethe y Denver? Estimado(a) lector(a), lo invitamos a que usted mismo(a) lo descubra.

Sobre el autor

Toni Morrison
Nace en Lorain, Ohio, en 1931. Mañana viernes, 5 de septiembre de 2019, se cumple un mes de su fallecimiento en la ciudad de Nueva York. Su verdadero nombre era Chloe Anthony Wofford. Su obra se enfoca en plantear las problemáticas de la población afroamericana, principalmente de las mujeres. Asimismo, su cultura y tradiciones. Entre sus novelas destacan: Ojos azules (1970), Sula (1973), La canción de Salomón (1977), La isla de los caballeros (1981), Beloved (1987), Jazz (1992), Jugando en la oscuridad (1993), Paraíso (1999), Amor (2004) y Una bendición (2008). Obtuvo el Premio Nobel de Literatura 1993.